De la narración a la argumentación.

De la narración a la argumentación: una opción pedagógica para generar lectores críticos

Todo ensayo o todo evento que tenga un propósito argumentativo, requiere de ciertos aspectos que propicien una acción humana tendiente, por lo menos, a defender o justificar lo que piensa. No obstante, el misticismo se patenta en que debe ser una tarea académica para gente con cierta erudición académica, y ello ha generado un rechazo tanto en los docentes como en los estudiantes por esta práctica   escolar y universitaria, que bien podría generar espacios para la creatividad, la innovación, la investigación y por supuesto la autonomía.

Ahora, los textos en los cuales la función de demostrar o dar razones sobre algún tema, se hacen necesarios actos de búsqueda que enriquezcan actos de demostración finita e infinita que requiere la atención y dedicación de un orfebre. Incluso, el temor radica en que ni siquiera como docentes nos hemos atrevido a elaborar nuestros propios ensayos y mal haríamos en someter o someternos a una tarea dispendiosa e incómoda. Siendo un poco más claros, nadie puede hablar de la fiesta a la que no asistió. En cualquier caso, hacer omisión de esta herramienta pedagógica, se convierte en un sacrilegio y podríamos estar utilizando de manera deliberada o inconsciente la estrategia del avestruz.

Frente a este ambiente tan desolador, nos preocupa la forma dosificada en que asumimos la tipología textual por semestre; cuando el mismo Ministerio de Educación Nacional en el aula escolar propone otra cosa y el mismo sentido común nos enseña que desde temprana edad el niño haces actos de inferencias y hasta se atreve a emitir juicios con sus respectivas justificaciones. Además, en los lineamientos curriculares, en los estándares y en los mismos libros de textos se propone que los estudiantes vean las distintas tipologías textuales a lo largo de todo su periodo escolar y la diferencia radica en incrementar la intensidad. Entonces si eso es así, estaríamos en un retroceso escolar, por lo que se hace necesario, que propiciemos espacios de posibilidades argumentativas con las exigencias que cada semestre requiere, pero no dejemos de hacerlo, quizá con ello estamos “construyendo” no solo un estudiante que no arroja resultados óptimos en las pruebas externas, sino que maniatado para la resolución de tareas que le asigna la vida, no encuentre la manera de resolverlos.

 Bajo esas premisas, el estudiante navegará en las aguas turbias de la búsqueda de lo desconocido; pero desde un direccionamiento con temas y subtemas propuestos por el docente.

En consecuencia, no podemos negarnos a una forma particular de afrontar temas   al que todos le huimos porque no todos estamos dispuestos a evaluar o a emitir un juicio sobre lo que no se ha trabajado o no se tiene conocimiento y termina por echarlo al cuarto de San Alejo y de paso negando de forma abrupta el seguimiento de las inteligencias múltiples de las que habla Howard Gardner.   Es decir, si no se lanza una propuesta no se sabrá jamás dónde están escondidas esas inteligencias y qué repercusión tiene en cada estudiante; antes bien, hemos llegado a subestimarlo y a creerlos incapaces de asumir estos retos.

Es bueno saber entonces, que para que llegue la inspiración se tiene que estar trabajando, parafraseando a Pablo Picasso.  Sobre todo, cuando las estadísticas de las distintas pruebas estatales dan como resultados índices bajos en la comprensión, interpretación y proposición, en otras palabras: nada de lectura crítica. Es bueno entender, que la argumentación agota sin reservas estos caminos y tiene que ser en virtud del trabajo conjunto tanto del profesor como del alumno.

La propuesta radica en establecer los alcances de un ensayo o de un texto argumentativo, pues estos tienen como objetivo "atacar" o defender una opinión mediante justificaciones o razones con el fin de persuadir o convencer al receptor por medio de una búsqueda netamente académica.

 La finalidad del emisor puede ser probar o demostrar una idea o tesis, refutar la contraria, o bien persuadir o disuadir al receptor sobre determinados comportamientos, hechos o ideas no racionales.

En tanto la narración, es el relato de un hecho real o ficticio que les ocurre a unos personajes en un espacio o un tiempo determinado o dicho de manera más fina: un cuento es una narración breve de una prontitud incierta. En él, los personajes discurren en una descripción sin demora; también, la imbricación, la trabazón en la celeridad del tiempo y el espacio; y por último, el desplome inminente de los actos acontecidos.

Siendo, así las cosas, la pretensión es que el estudiante a partir de un texto narrativo se nutra y dé un paso a la argumentación y para ello se trae como ejemplo el cuento de Guy de Maupassant, la Vendetta o la venganza. Este tránsito no se deja al libro arbitrio del estudiante; todo lo contrario, se le dará una serie de preguntas y temas que se sacarán de ese cuento o narración para que el estudiante a través de la consulta y de su propio raciocinio le dé una mirada crítica al texto y determine todas sus bondades.

De este cuento se tendrán en cuenta los siguientes aspectos:

• Las descripciones tanto geográficas como de los personajes
• Los avances técnicos o tecnológicos que se tocan en el cuento
• Las escenas y sus impactos
• Refranes que vas a necesitar: más vale tarde que nunca, ojo por ojo y diente por diente o ley del talión ¿qué dice la biblia? ¿qué dice Jesús cuando alguien te agrede? Dice un adagio que al que pega se le olvida y el recuerdo es el de la ofensa recibida. Los Betos del vallenato. El que peca y reza… la venganza es dulce y otros más que usted crea conveniente usar.
• Lo anterior podría ayudarnos a incluir citas textuales o acudimos a otras que sean pertinentes con el tema
• Podemos hablar de CULPA, DOLO, ACTO PRETERINTENCIONAL- aspectos jurídicos.
• Skinner y su tesis de estímulo – respuesta, condicionamiento operante
• Palabras desconocidas en el contexto de la historia.
• ¿Qué es un texto narrativo y un texto argumentativo?, sus diferencias.
• Cierre del texto a través de preguntas retóricas.

Con esta temática, el ensayo o texto argumentativo se puede empezar por donde el estudiante lo considere pertinente; no obstante, este orden parece simplificar cronológicamente la hechura de los argumentos.

Entonces más que detenernos en  la forma detallada como  Maupassant nos da a conocer los lugares de manera  milimétrica, con una cámara que aunque esté  dicho por medio de un narrador omnisciente, se ve como si fuera el narrador testigo, pero bueno, la mención de los lugares, desde el autor es  que caigamos en la cuenta de que Longosardo es un  pueblo anárquico, pues según las pistas geográficas y políticas, es ahí donde van a parar todos los delincuentes, es decir, un refugio seguro para los maleantes o los que están por fuera de la ley, y, al parecer, tiene como decíamos el consentimiento no solo de las autoridades locales, sino de todo el país.

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