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De tierras del Paraguay


Enviado por   •  18 de Octubre de 2014  •  Tesis  •  515 Palabras (3 Páginas)  •  162 Visitas

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inopsis: La obra está basada en un hecho histórico: de tierras del Paraguay —asiento de los indios guaraníes— en 1767 fueron expulsados los jesuitas, quienes, durante casi ciento cincuenta años, a la sombra de los conquistadores españoles, venían dirigiendo un verdadero y poderoso emporio económico, fundado por los misioneros de la Compañía de Jesús "según los cánones de una sociedad colectivista ideal regida por las leyes de la moral y del amor cristianos".

El autor ha interpretado libremente, como artista y dramaturgo, esta innegable verdad histórica introduciéndole ingredientes de su propia inspiración y fantasía.

Don Pedro de Miura, visitador del rey, llega un día al Colegio de la Compañía de Jesús, en Buenos Aires, para comunicar al padre Fernández, provincial de la orden y máxima autoridad de las misiones jesuíticas, su cometido de investigar el desempeño de los ministros en las reducciones guaraníes. Como primera medida todos los miembros de la comunidad quedan bajo arresto preventivo. Los cargos contra ellos son graves: traicionar y desobedecer al rey, obtener ganancias usurarias con su comercio, esclavizar a los indígenas, poseer y ocultar minas de plata para su exclusivo beneficio. Sin embargo, ninguna de estas acusaciones se puede probar. El padre provincial no se inmuta; sabe que todos estos cargos no se ajustan a la verdad y sólo son debidos a intrigas políticas y a otros intereses en juego. Ante la amenazante injusticia de destruir la obra civilizadora y humanitaria de las misiones en favor de los indios, se subleva y los papeles se invierten: a una orden suya, es el visitador del rey quien queda detenido. Con esta acción, el padre provincial desafía a la corona de España. Pero hay algo más, Querini, el delegado enviado desde Roma por el general de la orden, también trae un mensaje incomprensible y casi absurdo: el padre provincial debe acatar absolutamente el mandato del visitador real, es decir, hacerse cómplice de la destrucción de la obra misionera levantada con tantos sacrificios.

La conciencia del padre entra en conflicto; sus votos de obediencia religiosa lo obligan a someterse a la orden dada por su superior y, por otra parte, no quiere renunciar a la obra que venía realizando ni abandonar a su suerte a los indios, maltratados y explotados por los soldados españoles. Además, también reconoce su parte de culpa pues sus misiones han excedido los límites estrictamente espirituales y a su acción evangelizadora han mezclado otros intereses temporales.

En medio de su lucha interior, el padre provincial invoca ante el delegado la restricción impuesta por san Ignacio de Loyola y que consistía en que ningún superior tenía derecho a ordenar algo que constituyera pecado. No obstante, un solo argumento es suficiente para desarmar al padre Fernández: este mundo no está hecho para realizar el reino de Dios, por tanto siempre existirá la injusticia

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