Debilitamiento del estado

DEBILITAMIENTO DEL ESTADO

Como contra-argumento a esta posición podría surgir la idea de que la globalización en realidad fortalece al “Estado-Nación” porque permite que este acceda a nuevas tecnologías, nuevos conocimientos y a nuevos mercados económicos, teniendo así más medios, tanto intelectuales como materiales, para gobernar su territorio. Por otro lado, la globalización ha permitido que la riqueza de diversos países aumente y esto se ha traducido en un incremento del bienestar nacional a través de la generación de nuevos empleos y mejoramiento de los niveles de educación, entre otros. Esto permite que la labor política del gobierno sea más apreciada por su gente, aumentando así su poder político y su legitimidad como “Estado-Nación”.

Por último, la globalización tiene sus ventajas como sus desventajas y el “Estado-Nación” deberá saber adaptarse a estas. Tiene que aceptar que ya no tiene todo el poder sino que lo comparte con instituciones internacionales, tanto económicas como políticas, pero no debe olvidar que sigue siendo el principal accionista individual de poder, refiriéndome al que posee en su jurisdicción, dentro de este fenómeno mundial y que, por ende, debe dejar su rol “pasivo-defensivo” y comenzar a atender las desventajas de este proceso en el cual ya estamos involucrados y no esperar a que las organizaciones internacionales decidan por nosotros, por que esto se derivará en un aumento del debilitamiento de nuestro Estado.

Como reflejo de la pérdida de unidad frente al exterior, el fraccionamiento hacia adentro fuerza a las instituciones estatales a reconocer el poder que tiene también la escala local (las regiones, las entidades federativas, los municipios y las ciudades) quienes exigen cierto grado de autonomía en la toma de decisiones públicas para resolver sus problemas internos. En ese sentido se experimenta una cierta renovación de la idea de ciudadanía y de la descentralización: la gente desea participar democráticamente en el diseño de las políticas públicas que afectan su entorno inmediato, porque así la localidad tiene mayores posibilidades de controlar los efectos que se producen. Lo interesante de este movimiento hacia adentro es que, en muchas ocasiones, no sólo se reclama un grado de descentralización local respecto al Estado-nación, sino que llegan a exigir una especie de semi-independencia o incluso al planteamiento radical del separatismo. Finalmente, debido a la nueva fuerza que adquiere lo local, crece la importancia de instituciones internacionales que intervienen directamente en los problemas de localidades, en ocasiones con una casi nula participación de los gobiernos nacionales, generando así lo que se conoce como la relación directa entre lo global y lo local.

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