Definición y origen del ensayo
Enviado por manuellon • 20 de Agosto de 2012 • Tesis • 1.708 Palabras (7 Páginas) • 338 Visitas
, en que falleció el príncipe Pignatelli y se extinguió la herencia. En el claustro del Hospital de Jesús, se encuentra la tumba de Hernán Cortés.
Durante el siglo XVII los hospitales cumplían dos funciones: ser un establecimiento para el cuidado de los enfermos y, aún con tintes medievales, en los nosocomios se recogía a los huérfanos, se daba hospedaje a los peregrinos, se albergaba a los desvalidos y adicionalmente se cuidaba de la salud. Este era el marco que prevalecía en la ciudad de México antes de la llegada de don Vasco de Quiroga, quien era oriundo de la Villa de Madrigal de las Altas Torres, en Ávila, Castilla la Vieja, España. Se desconoce con precisión la fecha de su nacimiento, algunos historiadores la sit Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación acreditada, como revistas especializadas, monografías, prensa diaria o páginas de Internet fidedignas.
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Este artículo trata sobre el género literario. Para otros usos de este término, véase Ensayo (desambiguación).
Michel Eyquem de Montaigne, creador moderno del género ensayístico, retratado por Daniel Dumonstier.
El ensayo es un género literario dentro del más general de la didáctica.
Véase también: Género didáctico.
Contenido [ocultar]
1 Definición y origen del ensayo
2 Historia del ensayo
3 Estructura
3.1 Introducción
3.2 Desarrollo
3.3 Conclusión
4 Lógica en el ensayo
5 Bibliografía
6 Enlaces externos
Definición y origen del ensayo
El ensayo consiste en la interpretación o explicación de un tema —humanístico, filosófico, político, social, cultural, deportivo, por tomar algunos ejemplos—, sin que sea necesariamente obligado usar un aparato documental, es decir, de manera libre, asistemática y con voluntad de estilo. Se trata de un acto de habla perlocutivo.
Un ensayo es una obra literaria breve, de reflexion subjetiva, en la que el autor trata de una manera personal, no exhaustiva, y en la que muestra —de forma más o menos explícita— cierta voluntad de estilo. Esto último propone crear una obra literaria, no simplemente informativa.
Sólo en la edad contemporánea ha llegado a alcanzar una posición central.
En la actualidad está definido como género literario, debido al lenguaje muchas veces poético y cuidado que usan los autores, pero en realidad, el ensayo no siempre podrá clasificarse como tal. En ocasiones se reduce a una serie de divagaciones y elucubraciones, la mayoría de las veces de aspecto crítico, en las cuales el autor expresa sus reflexiones acerca de un tema determinado o, incluso, sin tema alguno.
Ortega y Gasset lo definió como «la ciencia sin la prueba explícita». Alfonso Reyes, por otra parte, afirmó que «el ensayo es la literatura en su función ancilar» —es decir, como esclava o subalterna de algo superior—, y también lo definió como «el Centauro de los géneros». El crítico Eduardo Gómez de Baquero —más conocido como Andrenio— afirmó en 1917 que «el ensayo está en la frontera de dos reinos: el de la didáctica y el de la poesía, y hace excursiones del uno al otro». Y por su parte Eugenio D'Ors lo definió como la «poetización del saber».
Su origen se encuentra en el género epidíctico de la antigua oratoria grecorromana, y ya Menandro el Rétor, aludiendo al mismo bajo el nombre de «charla», expuso algunas de sus características en sus Discursos sobre el género epidíctico:
Tema libre (elogio, vituperio, exhortación).
Estilo sencillo, natural, amistoso.
Subjetividad (la charla es personal y expresa estados de ánimo).
Se mezclan elementos (citas, proverbios, anécdotas, recuerdos personales).
Sin orden preestablecido (se divaga), es asistemático.
Extensión variable.
Va dirigido a un público amplio.
Conciencia artística.
Libertad temática y de construcción.
El ensayo, a diferencia del texto informativo, no posee una estructura definida ni sistematizada o compartimentada en apartados o lecciones, por lo que ya desde el Renacimiento se consideró un género más abierto que el medieval tractatus o que la suma, y se considera distinto a él también por su voluntad artística de estilo y su subjetividad, ya que no pretende informar, sino persuadir o convencer.
Utiliza la modalidad discursiva expositivo-argumentativa y un tipo de «razonamientos blandos» que han sido estudiados por Chaïm Perelman y Lucie Ollbrechts-Tyteca en su Tratado de la argumentación.
A esto convendría añadir que en el ensayo existe además, como bien ha apreciado el crítico Juan Marichal, una «voluntad de estilo», una impresión subjetiva que es también de orden formal.
Otros géneros didácticos emparentados con el ensayo son:
El discurso (en el sentido de «discurrir» sobre un tema concreto).
La disertación.
El artículo de prensa.
Los géneros renacentistas y humanísticos del Diálogo, en sus variantes Platónica, Ciceroniana y Lucianesca.
La epístola.
La miscelánea.
Historia del ensayo
Las Cartas a Lucilio (de Séneca) y los Moralia (de Plutarco) vienen a ser ya prácticamente una colección de ensayos, pero el desarrollo moderno y más importante del género ensayístico vino sobre todo a partir de los Essais (1580) del escritor renacentista francés Michel de Montaigne, aunque sus últimos precedentes hay que buscarlos en el género epidíctico de la oratoria clásica.
En España el género aparece, con el antecedente en el siglo XVI de Fray Antonio de Guevara y en el XVII de Francisco Cascales Cartas filológicas y Juan de Zabaleta Errores celebrados, a principios del siglo XVIII con el Teatro crítico universal,
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