Desarme Y Paz
Enviado por cristoferrendon • 5 de Noviembre de 2012 • 7.096 Palabras (29 Páginas) • 408 Visitas
PAZ, SEGURIDAD, DESARME, DESARROLLO Y DERECHOS HUMANOS
Nicolás Angulo Sánchez (1)
Palabras clave: paz, seguridad, desarme, desarrollo, derechos humanos, neoliberalismo, mundialización, globalización, terrorismo.
Resumen
La paz y la seguridad constituyen objetivos concomitantes con el desarrollo humano y sostenible, pues sin paz y seguridad difícilmente puede haber desarrollo y respeto de los derechos humanos. El desarme permitiría destinar una enorme cantidad de recursos económicos, técnicos y humanos a estos objetivos. Por ello, paz, seguridad, desarme, desarrollo y derechos humanos son conceptos que se encuentran estrechamente vinculados.
La “mundialización” o “globalización” neoliberal
La paz, la seguridad, el desarme y el desarrollo humano y sostenible, es decir, no cualquier tipo de desarrollo, bien pueden considerarse como derechos humanos, pues no faltan razones legitimadoras para ello. Ahora bien, deben confrontarse al contexto histórico actual que suele denominarse como “mundialización” o “globalización”, predominantemente comercial y financiera, y en el que se desbordan las fronteras estatales. En realidad, esta globalización se limita en gran medida a una mundialización de los valores e intereses de los grandes grupos y fuerzas hegemónicos que dominan la producción y el mercado capitalistas (2), en su versión más ultraliberal (el denominado “neoliberalismo”). Ello implica terminar con las políticas redistributivas de la riqueza (política interior), tal y como se ha venido haciendo, con mayor o menor efectividad, en los Estados sociales o de bienestar vigentes en los países capitalistas más industrializados tras la II Guerra Mundial. Asimismo, dicha globalización neoliberal implica subordinar las organizaciones internacionales (política exterior) a los intereses de las grandes potencias y vaciar de contenido el principio de igualdad soberana de los Estados en el derecho internacional, arduamente conseguido por los pueblos recién descolonizados en los años 50 y 60 del pasado siglo.
Multitud de frentes bélicos ocuparon un lugar preponderante en el escenario internacional durante el largo período denominado como “guerra fría” entre las dos superpotencias militares (EE.UU y URSS) que sucedió a la II Guerra Mundial. Dicha guerra fría tuvo como campos de batalla principalmente los pueblos y territorios colonizados que luchaban precisamente por su descolonización e independencia (3). No obstante, este belicismo se ha visto aún más agudizado e intensificado tras el final de la susodicha guerra fría (4), merced a la implosión de la URSS, constituyendo dicho belicismo y la industria militar subyacente la punta de lanza de una gran ofensiva por parte de la superpotencia militar restante (EE.UU) y de su “nueva” ideología “globalizadora”: el neoliberalismo. Lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. y su hipermediatización han constituido un pretexto idóneo para facilitar dicha ofensiva (5). Las dificultades para incorporar a este tipo de mundialización-globalización una dimensión “social” o “humana” son cada vez más patentes y los más perjudicados son, como de costumbre, los más vulnerables (6).
Normas y declaraciones internacionales
En la constitución original de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), creada en 1919, ante la secuela de desastres y calamidades causados por la recién terminada I Guerra Mundial y como fruto de la preocupación de la comunidad internacional por crear condiciones para que la humanidad pudiera vivir en paz y seguridad, se señala que "una paz universal y permanente sólo puede basarse en la justicia social". Estas preocupaciones y observaciones se hicieron de nuevo patentes cuando ya se anunciaba el fin de la II Guerra Mundial y ante un panorama no menos catastrófico, concretamente en la Conferencia de Filadelfia de 1944, de donde emanó la Declaración de Filadelfia, y en la que se decidió revitalizar los principios de la OIT, considerando dicha paz y justicia social como objetivos primordiales, así como las condiciones y medidas para lograrlas:
"el cumplimiento de los objetivos enunciados en esta Declaración (paz universal y permanente basada sobre la justicia social), puede obtenerse mediante una acción eficaz en el ámbito internacional y nacional, que incluya medidas para aumentar la producción y el consumo, evitar fluctuaciones económicas graves, realizar el progreso económico y social de las regiones menos desarrolladas, asegurar mayor estabilidad de los precios mundiales de materias primas y productos alimenticios básicos y fomentar un comercio internacional de considerable y constante volumen".(7)
Asimismo, en el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas, los pueblos de las Naciones Unidas manifestaron estar resueltos:
"a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará la fuerza armada sino en servicio del interés común, y a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos".
Los propósitos de los pueblos que deciden formar parte de las Naciones Unidas se exponen en el artículo 1 y en síntesis son:
- mantener la paz y la seguridad internacionales;
- fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto de los principios de igualdad de derechos y de libre determinación;
- cooperar en la solución de los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural y humanitario y en el estímulo del respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales.
- servir de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes;
De esto se deduce que, según dicha Carta, la paz y la seguridad internacionales sólo serán posibles en un contexto de estabilidad y bienestar generalizados. Poco despúes, con el propósito de dar contenido a dicha estabilidad y bienestar, se redactó la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), en la que se enumeran una serie de derechos considerados de valor universal y que deben ser respetados por todos. Dichos derechos constituyen la base de la libertad, la justicia y la paz en el mundo. Es decir, la paz debe ser una paz justa, en la que los conflictos y controversias se resuelvan mediante procedimientos pacíficos y equitativos, no una paz impuesta basada en la represión y en la imposición por la fuerza de determinados intereses y privilegios elitistas, tanto a escala nacional como internacional, camuflados bajo eufemismos del estilo de "la seguridad nacional e internacional", "el orden público",
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