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Desarrollo Endogeno


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2013  •  12.417 Palabras (50 Páginas)  •  364 Visitas

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DESARROLLO ENDÓGENO

COOPERACION Y COMPETENCIA

Capítulo III

La dimensión Ética y social para el Desarrollo Endógeno

La dimensión social y el Desarrollo Endógeno

1. Ser humano y Desarrollo Endógeno

El Desarrollo Endógeno es en sociedad. Despliega sus propósitos y su acción estratégica a través del complejo entramado que realiza el ser humano. Conceptualmente, “una sociedad es un grupo de personas que viven en un territorio determinado, que están sometidas a- a un sistema común de autoridad política y que son conscientes de poseer una identidad que los distingue de los otros grupos que los rodean” (Giddens, A.; 2001). El núcleo fundante de la sociedad son las personas, que se relacionan de distintas maneras y con diversos fines, formando redes multiformes. A este hecho se le conoce como socialización. Opera como el “proceso por el cual, mediante el contacto con otros seres humanos, el individuo bebé, se va convirtiendo en una persona consciente de sí misma, con conocimiento y diestra en las manifestaciones de una cultura dada. La socialización es un proceso continuo durante el ciclo vital” (Giddens, A, 2001). La socialización, así como las relaciones dadas en sociedad, no son homogéneas. Se caracterizan por su heterogeneidad, diversidad y por los cambios que se dan a lo largo del tiempo.

El núcleo de lo social es el ser humano, sobre el cual centra la estrategia y la visión el Desarrollo Endógeno. Pero, ¿qué se entiende por ser humano?

En el presente cuaderno de trabajo se concibe el ser humano como un habitante del límite. La primera frontera en la que participa el ser humano la constituye el límite material. Se trata del desentrañamiento que todas las personas tienen en la matriz biológica que le da sustento desde su concepción, pasando por el nacimiento, hasta el día de su muerte. La matriz biológica apela al origen natural y nativo que universaliza a todas las personas. El cuerpo es un límite factual en el que todos los hombres (varón, hembra) están contenidos. La pérdida del cuerpo implica la desaparición física de la persona. No existe ser humano sin cuerpo material.

Pero el nacimiento biológico y la tenencia del cuerpo físico no son las únicas consideraciones que sustentan la categoría del ser humano. No basta nacer físicamente humano; es necesario llegar a serlo realmente. Se requiere de otros componentes, además de la matriz física, para que lo humano se muestre a plenitud. Incluye la matriz social, en la que cada cultura aparece con sus diferencias y singularidades. La vida en sociedad es un elemento clave para la existencia de la condición humana.

En la matriz social se da el conjunto infinito de relaciones, acciones e interacciones. Se trata de una matriz de gran complejidad, pues en cada sociedad el humano participa de un todo social e individual a la vez, ya que es en sociedad donde cada ser humano construye y crea un mundo. Ese mundo es el resultado de la construcción de realidad, el cual es íntimo e interior para cada persona y, al tiempo, exterior y sometida a las condiciones objetivadas de los hechos y acontecimientos que a manera de fronteras se imponen desde el exterior. En la construcción de la realidad se da la cosmética de las personas, el arreglo y mirada particular del mundo de cada quien, del mundo de vida de la gente. La complejidad y diferenciación de lo social arraiga el conflicto; por tanto, el medio social requiere, para su sobrevivencia, la asunción del imperativo ético que materialice la armonización de intenciones e intereses diversos. La matriz social acompaña al ser humano a lo largo de toda la trama de su existencia, desde su nacimiento hasta la muerte, e incluye la ética requerida para la existencia en comunidad.

El tercer límite característico de la condición humana es la frontera que lo religa con la espiritualidad. Se trata del confín mítico y religioso del ser humano. Allí, el habitante de la frontera encuentra en la muerte la puerta más próxima a lo incognoscible. Este lugar misterioso, que por su lejanía a todo cuanto se conoce y se ve, puede entendérsele como el más allá; ¡el más allá de la vida social y material!, que constituye el mundo sagrado que encarna el misterio de la religión. La religión es una cita entre el humano y la deidad, entre lo profano y lo sagrado. La condición humana participa del entramado de la inmortalidad y de la divinidad.

“Y de este modo desfondar la temporalidad en tiempo auroral, eterno. Vuelvo al mismo lugar de aquella cita con el fin de que la evocación conjure mágicamente la misma cita. Y acaso entonces mi alma reviva la otra alma y la conjure a través del poema. Ando sobre mis propios pasos de otros días, en la espera de que acaso comparezca de nuevo yo, aquel yo, delante mío. Quiero a toda costa volver sobre todos mis pasos, hacer futuro lo que fue, alcanzar esa máxima tensión del recuerdo que consiste en recordar el porvenir. Quiero vencer el tiempo, principio de todo lo que es bajo la forma de estado. Quiero ser Inmortal, Eterno. Quiero apoderarme de todas las almas que he sido, quiero llegar a ser todo lo que soy y he sido. Quiero llegar a ser todas las cosas. Quiero poseerme tan por entero que mi alma se fusione consigo misma en todas las cosas. Quiero ser cada una de las otras cosas. Quiero vivir todas las vidas de los otros como vida mía. Quiero ser de algún modo todas las cosas” (Trías, Eugenio; 1993).

A manera de sumario, la condición humana se alza con rango universal en la conformación de lo social, anclado en la existencia de tres límites: la frontera biológica, la social y, por último, la frontera simbólico-religiosa donde reside el misterio.

Desde la interpretación anterior es posible considerar: ¿existe una relación entre el Desarrollo Endógeno y la noción de ser humano? El ejercicio económico-productivo del Desarrollo Endógeno persigue, desde la perspectiva del fin y de su estrategia asociada, crear el conjunto de bienes y servicios para atender convenientemente las necesidades materiales del ser humano, es decir, consiste en crear las condiciones materiales requeridas para perpetuar satisfactoriamente la matriz biológica de los seres humanos de una sociedad en particular. Pero en ello no se agota el desarrollo. Desde la perspectiva social, el Desarrollo Endógeno encarna los deseos y propósitos de la sociedad, así como de las relaciones e interacciones sociales pertinentes para la consecución de los fines, propósitos y de las articulaciones y mecanismos de acción que permitan alcanzar dichos logros.

En la medida que el Desarrollo Endógeno se fundamente en la consecución preposicional de una «Imagen Objetivo” propia y exclusiva para cada ámbito y región, se requerirá contar con interacciones sociales específicas,

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