Desarrollo sostenible y políticas (socio)económicas alternativas
Enviado por argeliagalindo • 22 de Septiembre de 2016 • Resumen • 2.822 Palabras (12 Páginas) • 222 Visitas
Desarrollo sostenible y políticas (socio)económicas alternativas
A pesar de que el desarrollo, en sus múltiples facetas, es un tema ampliamente debatido, aún es común encontrar mucha confusión y resistencia respecto a él.
- ¿Qué es el desarrollo sostenible?
- ¿Pueden los Países en Vías de Desarrollo (PVD), crear una estrategia basada en el Desarrollo Sostenible?
- ¿Es posible llegar a través de él, al crecimiento sustentable?
- ¿Es el desarrollo la única forma de superar los obstáculos estructurales?
Para responder a estas preguntas, es necesario considerar los aspectos que ha planteado la economía clásica, versus el fundamento de la economía que humaniza, a través de la cimentación teórica del desarrollo y paradójicamente, de sus críticas y diversas formas de construcción.[pic 1]
Las acciones de desarrollo sostenible, se han popularizado en la mayoría de los países, debido a las posibilidades implícitas de lograr un cambio sustancial en la calidad de vida de las personas.
Históricamente, la economía clásica, ha considerado al ser humano como una medida, cifra o unidad (el PIB per cápita, por ejemplo), con una marcada orientación hacia los niveles de renta, el enfoque de la competencia y a la supremacía del crecimiento económico, sin tomar en cuenta, la idiosincrasia, pensamientos, sentimientos, espiritualidad, ni el papel activo que tiene como agente de cambio. Si el desarrollo es una medida concebida como la humanización del ser y la formación de la conciencia social, creada por los individuos e internalizada para ser un patrimonio de cada grupo para formar la identidad nacional o cultura, debería ir, en su aspecto normativo y ejecutivo, más allá de variables macroeconómicas, hacia la calidad real de vida de las personas en un país.
[pic 2]
La cultura está directa e inevitablemente ligada a la conformación de la estratificación social (clases sociales), los grupos dominantes del sistema económico, las edades de los grupos que conforman la población, el tipo de empleos desarrollados (sean éstos formales, no formales, o informales), el nivel académico de la mayoría de los habitantes, el papel en el proceso de producción, la expectativa (y realidad) del rol estatal y la espiritualidad de los individuos.
[pic 3]
La ONU (1987), plantea que “el desarrollo sostenible debe satisfacer las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras, para atender sus propias necesidades”. Por lo tanto, esta conceptualización ―formulada en sus etapas iniciales desde Estados Unidos de Norteamérica (EUA), como una medida de respuesta a la reactivación económica post-guerra, atiende razones de mejoramiento del medio ambiente y de los trabajos relacionados, contabilización de los factores de producción (incluyendo los recursos naturales) y la necesidad de nuevas formas de medida para calcular el crecimiento económico, independientes al Producto Interno Bruto (PIB).
Es por ello que los programas destinados a facilitar el desarrollo sostenible, deben enfocarse en las diversas identidades culturales y actitudes ante el cambio, de los grupos a los que se pretende ayudar, sin tratar de “colonizar” su modo de vida, ante aquello que se considere moderno o adecuado.
Si bien el concepto de desarrollo sostenible ha sido muy criticado, incluso en aquellos países que reciben mucha ayuda bajo estos términos, el mismo ha provocado cambios sustanciales, relacionados a la mejora en los indicadores de salud básica, con la disminución de enfermedades relacionadas a la contaminación del aire y del agua, a través de sistemas de potabilización e incluso, de abastecimiento en zonas que antes carecían del vital líquido; la orientación hacia una conciencia social y colectiva, que considere la psicología local, la participación colectiva y la meritocracia, más allá de las recetas “panaceas” que imponen los Organismos Financieros Internacionales (OFI); el aumento potencial de ganancias económicas desde la protección ambiental, con generación de empleos y atracción del turismo.
El acceso a servicios básicos, como el agua potable, proporciona posibilidades de mejora en la salud humana y emprendedurismo local, mediante establecimiento de microempresas.
El acceso a servicios básicos, como el agua potable, proporciona posibilidades de mejora en la salud humana y emprendedurismo local, mediante establecimiento de microempresas.
A pesar de sus beneficios, el desarrollo sostenible no puede iniciarse bajo condiciones estructurales inestables, puesto que en países con una tasa de natalidad elevada, se observa la reproducción de ciclos de pobreza sostenidos e intergeneracionales, por lo que resulta necesario para su implementación, que existan medidas que limiten el crecimiento poblacional, con el fin de asegurar un consumo familiar sustentable, (lo que ha sido muy criticado por las sociedades más conservadoras y las iglesias), que haya una base orientada al proceso tecnológico implícito, que permitiera aumentar la eficiencia del sistema económico actual y futuro y, en última instancia, que conste una cultura ambiental de conservación y protección de la riqueza natural, considerando las tasas de regeneración de los recursos y el uso de posibles sustitutos (sobre todo para aquellos que son no renovables) para la actividad humana.
La ONU (1987), plantea que “el desarrollo sostenible debe satisfacer las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras, para atender sus propias necesidades”. Por lo tanto, esta conceptualización ―formulada en sus etapas iniciales desde Estados Unidos de Norteamérica (EUA), como una medida de respuesta a la reactivación económica post-guerra, atiende razones de mejoramiento del medio ambiente y de los trabajos relacionados, contabilización de los factores de producción (incluyendo los recursos naturales) y la necesidad de nuevas formas de medida para calcular el crecimiento económico, independientes al Producto Interno Bruto (PIB).
Es por ello que los programas destinados a facilitar el desarrollo sostenible, deben enfocarse en las diversas identidades culturales y actitudes ante el cambio, de los grupos a los que se pretende ayudar, sin tratar de “colonizar” su modo de vida, ante aquello que se considere moderno o adecuado.
Si bien el concepto de desarrollo sostenible ha sido muy criticado, incluso en aquellos países que reciben mucha ayuda bajo estos términos, el mismo ha provocado cambios sustanciales, relacionados a la mejora en los indicadores de salud básica, con la disminución de enfermedades relacionadas a la contaminación del aire y del agua, a través de sistemas de potabilización e incluso, de abastecimiento en zonas que antes carecían del vital líquido; la orientación hacia una conciencia social y colectiva, que considere la psicología local, la participación colectiva y la meritocracia, más allá de las recetas “panaceas” que imponen los Organismos Financieros Internacionales (OFI); el aumento potencial de ganancias económicas desde la protección ambiental, con generación de empleos y atracción del turismo
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