Deuda Ecológica
Enviado por Katia_Cahuancama • 13 de Junio de 2013 • 1.984 Palabras (8 Páginas) • 451 Visitas
La deuda ecológica - ¿Quien debe a quien?
Con apenas un 20% de la población mundial, los países del Norte o países enriquecidos gastamos el 80% de los recursos naturales y energéticos. Este modelo injusto esconde una gran deuda ecológica hacia el Sur compuesta por cuatro elementos: 1- La deuda del carbono: la enorme emisión de gases provoca el efecto invernadero, la destrucción de la capa de ozono y el cambio climático. 2- La biopiratería: las transnacionales patentan conocimientos ancestrales de campesinos y pueblos indígenas semillas, plantas medicinales, etc.) sin pago alguno. 3- Los pasivos ambientales: el Norte extrae a bajo precio recursos y materias primas del Sur, con un elevado coste ecológico y social 4- La exportación de residuos tóxicos del Norte al Sur. Se habla de la deuda financiera de muchos países del Sur con bancos y gobiernos del Norte. Pero teniendo en cuenta la deuda ecológica del Norte con el Sur, realmente ¿QUIEN DEBE A QUIEN?
¿Qué es la deuda ecológica?
Contrastando con la deuda financiera, existe una nueva corriente de pensamiento que considera la existencia de una deuda ecológica adquirida históricamente y actual de los países del Norte con los del Sur.
La deuda ecológica es en esencia la responsabilidad que tienen los países industrializados del Norte, sus instituciones, la élite económica y sus corporaciones por la apropiación gradual y control de los recursos naturales asi como por la destrucción del planeta causada por sus patrones de consumo y producción, afectando la sustentabilidad local y el futuro de la humanidad. Basados en esta definición, los pueblos en el Sur somos acreedores de esta deuda y los deudores los países del Norte. Esta deuda tiene como base al actual modelo de producción industrial, la producción exhaustiva de residuos como la emisión de gases de efecto invernadero, el capitalismo y el libre mercado.
Hay na necesidad ambiental, social, económica y moral de que se detenga el incremento de esta deuda y de que se repare las consecuencias nefastas sociales y ambientales que dicho modelo han tenido sobre las poblaciones del Sur. El reconocer la existencia de estas otras deudas, histórica, social y ecológica y demandar un resarcimiento, cambiará indefectiblemente y para siempre las relaciones económicas internacionales, pero sobre todo permitirá detener el modelo depredador y genocida que rige en el mundo.
La deuda histórica existe por el genocidio de los pueblos del Sur debido a la conquista, la esclavitud, el etnocidio por los siglos de ocupación, el robo de la biodiversidad y los conocimientos, el asalto de los territorios para apropiarse de los recursos naturales durante la colonia y todo lo que implica arrasar con las tierras, las culturas y los pueblos en el Sur. No basta con pedir perdón, no basta con decir que los ciudadanos de hoy en el Norte no son culpables de lo que hicieron sus antepasados, porque el bienestar que viven ahora, la vida de consumo y desperdicio, tiene como base el saqueo histórico de sus naciones a nuestros pueblos y territorios. Europa no sería lo que es ahora sin las millones de toneladas de plata de América ni sería la misma sin la esclavitud de los 70 millones de africanos que fueron arrancados de sus tierras. Hay una responsabilidad histórica y presente por esto.
Pero, existen también otros factores que hace que estas deudas existan y que sigan creciendo. Algún día pasaremos la factura!
La deuda financiera que fue adquirida deforma ilegítima e ilegal, y que ya ha sido pagada con creces. No solo que los créditos recibidos en muchos casos han servido para financiar proyectos social y ambientalmente depredadores, sino que además, para el servicio de la deuda nuestros países se ven obligados a extraer más y más recursos naturales con los consecuentes impactos locales y globales.
La deuda ecológica por el actual saqueo de los recursos naturales y los daños socioambientales locales asociados es otro componente de estas deudas. Las extracción de recursos no renovables como minerales o combustibles fósiles destruyendo las tierras, contamina las fuentes de agua. Nuestros países exportan estos recursos sin considerar los daños locales.
La deuda ecológica también se manifiesta por la apropiación abusiva de espacios comunes como son la atmósfera o los océanos para absorber las emisiones de gases con efecto invernadero. El cambio climático está provocando desastres que afectan principalmente a los pueblos más vulnerables al Sur. Miles de muertos, millones de desplazados, tierras agrícolas y ecosistemas naturales desaparecidos. Para que esta deuda se detenga los países del Norte deben dejar de quemar combustibles fósiles, y los pueblos del Sur debemos detener el flujo de hidrocarburos para ellos. Los acreedores de esta deuda somos los pueblos del Sur afectados por los cambios climáticos.
La revolución verde y biotecnológica, son causantes de otra deuda social y ecológica del Norte con el Sur. Los graves impactos sociales, ambientales, culturales y económicos de la aplicación de tecnologías agrícolas como la de la llamada “Revolución Verde” y ahora la agro-bio-tecnología, con sus semillas genéticamente modificadas, así también de programas que promueven la concentración de tierras en pocas manos, constituyen una inmensa deuda social y ecológica. Tanto las IFI, las transnacionales, como los países del Norte, han sido los principales beneficiarios de los proyectos de agroexportación, y que tienen sumidos en la pobreza y expoliación a los países y pueblos de América Latina, principalmente los pueblos indígenas y las comunidades campesinas.
Hoy tenemos los nuevos proyectos de agrocombustibles, que se han constituido en la nueva amenaza para las comunidades rurales y generará impactos impredecibles con consecuencias inimaginables. Estas propuestas energéticas, a parte de los impactos locales, son presentados como falsas soluciones al cambio climático y una nueva forma de ocupación de espacios en el Sur; constituyen en la práctica una manera de acabar con la soberanía alimentaria, de que nos endeudemos más y de succionar energía ya no de nuestros subsuelos sino de la tierra. Los países del Norte aumentan su deuda con el Sur debido a estos proyectos agroenergéticos.
La deuda ecológica tiene otros componentes, a través de las guerras, las armas
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