Dignidad, Autonomía y Derechos Humanos.

Dignidad, Autonomía y Derechos Humanos

Por: Ángel J. Gómez Montoro / 5pts.

Ángel Gómez comenzó recordando que en el año 2004 coincidió con el Rector Manuel Pérez Lara en una reunión de Universidades de diversos países, inspiradas por el espíritu del Opus Dei en Montefalco, México. Pérez le preguntó sobre su opinión sobre la decisión complicada que debía tomarse con respecto a las necesidades de expansión de la Universidad del Istmo: ampliar el Campus antiguo o buscar uno nuevo. Con humor, Gómez expresó que lo perdonáramos los que sufrimos con el tráfico, pues le aconsejó que buscara un espacio amplio que permitiera el crecimiento a largo plazo. No imaginó que, en pocos años, lo que era sólo un proyecto lleno de dudas, se convertiría en la realidad que es hoy el Campus.

Gómez continuó hablando sobre el nacimiento de los derechos humanos; indicó que, pese a existir importantes antecedentes, los derechos fundamentales nacen como una categoría esencialmente nueva, unida al movimiento constitucionalista que tiene lugar en Francia y Estados Unidos en las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del XIX. No obstante, la verdadera edad de oro de los derechos comienza después de la Segunda Guerra Mundial. Los derechos se convirtieron en el núcleo de las Constituciones europeas y, además, se pretende que ocupen la centralidad del orden internacional, a lo que contribuyó de manera definitiva la aprobación en 1948 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo objetivo es impedir que vuelvan a producirse en el mundo sucesos como los que sucedieron en aquellos tiempos, y de ahí también surge el protagonismo del concepto de “dignidad”.

Este concepto tiene raíces anteriores a la filosofía de Kant; debemos buscar en el cristianismo su verdadero significado. La dignidad apunta a la igualdad esencial de los hombres al compartir un mismo valor que deriva del hecho que todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y de esta manera fue cambiando su significado a lo largo del tiempo hasta llegar alcanzar la Declaración Universal de Derechos Humanos, anteriormente mencionada. De esta manera, el término se multiplicará en los documentos sobre derechos humanos, tanto nacionales como internacionales. Como en el artículo 4 de la Constitución guatemalteca: “en Guatemala todos los hombre son libres e iguales en dignidad y derechos”.  

Por último, Gómez señaló algunos de los riesgos de la tendencia que se está dando de sustituir la dignidad de la personas como fundamento de los derechos y del orden jurídico por la autonomía personal. Expresó que, aunque autonomía y dignidad están estrechamente unidas y que se afecta gravemente a la dignidad de la personas cuando no se le permite tomar decisiones importantes sobre su vida, tales como qué ideología y religión adoptar, qué estudiar y a qué profesión dedicarse, con quién casarse y con quién vivir; sin embargo, esto no significa que la dignidad se reduzca a la autonomía o que deba considerarse como un derecho humano. Por otra parte, los derechos no se orientan a la satisfacción de los deseos de las personas o garantizar una búsqueda de la felicidad sin límites, sino a tener valores que son inherentes a su dignidad.

...