Dimensión ética De La Sexualidad
Enviado por jran • 6 de Octubre de 2012 • 2.975 Palabras (12 Páginas) • 12.321 Visitas
Dimensión ética-filosófica: La sexualidad no es un concepto “abstracto”, la sexualidad se vive, se pone en acción y se juega en las experiencias de la vida diaria, en lo cotidiano. La dimensión ética parte de la noción de la persona, hombre y mujer, como valor en sí misma. Esta va asumiendo a lo largo de su vida diversos valores y se convierte, por lo tanto, en una portadora de ellos, los cuales también jerarquiza a la luz de sus experiencias y vida personal. Constantemente está revisando sus valores y replanteándose su jerarquía, lo que lleva a conformar su conciencia. La ética se convierte así en el contexto valorativo que orienta el ser y el actuar de la persona. Desde allí hace sus opciones y le da un sentido a su vida. En el plano de la sexualidad es justamente la dimensión ética la que en última instancia define cómo va a ser esta vivencia en el individuo. Esto quiere decir que los valores asumidos por la persona se ven reflejados en sus actitudes, sentimientos y comportamientos respecto de lo sexual.
Ciudad de Panamá.-- La Conferencia Episcopal Panameña, integrada por los obispos católicos, rechazó hoy un proyecto oficial de educación sexual dirigido a niños y adolescentes y reclamó un debate sin posiciones egoístas sobre el tema.
Los prelados cuestionaron el contenido del proyecto de ley 442, por el que se adoptan "medidas para establecer y proteger los derechos humanos en materia de sexualidad y salud reproductiva y promover la educación, información y atención de la salud sexual y reproductiva", que el gobierno aprobó el 19 de septiembre de 2008.
El documento fue remitido a la Asamblea Nacional (Parlamento) el 22 de septiembre, pero generó críticas y alarma entre los obispos católicos y pastores de las denominadas iglesias pentecostales.
José Dimas Cedeño, arzobispo de Panamá, adujo que "muchos aportes de la Iglesia no fueron incluidos en el proyecto y otros, aunque incluidos, quedaron desdibujados". Añadió que el texto oficial contiene "aspectos gravemente dañinos para el bien de la persona y de la sociedad", al sustraer aspectos de la patria potestad.
De acuerdo con los integrantes de la CEP, el proyecto "omite el ordenamiento de la sexualidad humana al amor, oscureciendo el sentido de la complementariedad física, espiritual y moral del hombre y de la mujer, y soslayando la concepción del matrimonio como una opción fundamental de vida".
Los obispos indicaron que la propuesta presentada por el Órgano Ejecutivo "sobredimensiona el modelo biológico higienista de la sexualidad, minimizando la dimensión ética de la sexualidad".
Sin embargo, pedagogos e investigadores sociales apostaron por la educación integral, e insistieron en la urgencia de hacer frente al aumento de embarazos en adolescentes y a la transmisión de las enfermedades infecciosas por vía sexual.
Se estima que más del 20 por ciento del total de las embarazadas en Panamá son niñas menores de 18 años de edad, cuyas oportunidades de educación, capacitación y superación profesional se reducen en forma drástica, dijo la psicóloga Eusebia Solís.
ETICA GENERAL DE LA SEXUALIDAD
1. Introducción
1.1 Contexto general
La obra que nos ocupa tiene como fin mostrar el acto sexual desde su raíz natural hasta su elevación al plano sobrenatural a partir de la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo bajando a las consecuencias que esto trajo al cuerpo humano redimido. Partiendo de la unidad sustancial entre alma y cuerpo el hombre opera con todo el conjunto que forma la persona, la cual es responsable de sus actos.
Esta persona con alma y cuerpo fue sanada por la gracia con la muerte y resurrección del cuerpo de Jesús lo cual trae para el hombre-persona la esperanza de resucitar algún día como él, cada uno con su propio cuerpo y alma, como enseña el dogma católico.
Pero antes de esto la persona tiene que vivir dividido por dos tendencias: por un lado aquel modo de ser con el cual fue creado originariamente, es decir con un cuerpo íntegro e inmortal; pero por otro con el peso de la caída originaria que trajo el desorden de las potencias del hombre dejando en él la concupiscencia, fuente de disgregación y de corrupción.
Ahora el hombre se encuentra con esta tendencia al mal, pero también cuenta con la ayuda de la gracia que le viene por la redención para poder luchar por restablecer el orden perdido originariamente.
Para lograr dicho orden es necesario poner en su lugar cada parte de la persona sin agrandar ni disminuir su importancia en el obrar. La sexualidad también tiene un lugar importante en el hombre ya que del orden de esta depende en parte el progreso en la virtud por ser la sensibilidad la parte más afectada por el pecado original. Partimos de la base que la sexualidad tiene una dimensión procreadora y unitiva que debe ser respetada y a partir de la cual se deduce la ética de la sexualidad.
Esta dimensión sirve de faro para guiar los comportamientos sexuales y distinguir los actos moralmente buenos y las virtudes que los acompañan de los actos moralmente malos con sus vicios y sus consecuencias. Los actos buenos y malos se juzgan a la luz de la ley natural y la ley revelada.
La sexualidad al ser parte integral de la persona humana es vivida por todos los hombres, cada uno en su estado, sea el conyugal que el virginal; y ambos se deben ver con los mismos ojos, o sea, los del plan que Dios tiene para cada persona, unidad sustancial de alma y cuerpo.
2. Los presupuestos de la ética de la sexualidad
2.1 La unidad de la persona
El hombre es un animal racional, como define Aristóteles. Estas dos palabras indican dos aspectos constitutivos de la persona: el hombre siente en su interior que hay ciertas cosas que no son convenientes para él, otras que son imposibles de realizar y otras que entran dentro del actuar normal en su vida. Así consciente o inconscientemente se encuentra regido por una ley impresa en su interior, innata, de la que no se puede "despegar". Esto forma parte de su ser animal. A su vez la persona puede conocer los universales, puede pensar, discernir, porque tiene inteligencia y voluntad. Por medio de estas dos potencias puede ver lo que le es conveniente y obrar en consecuencia o puede rechazarlo sabiendo que es un bien: lo que le permite obrar así es su libertad.
La libertad le da a la persona una cierta autonomía que hace que fuera de si no hayan presupuestos que expliquen su actuar. La inteligencia conoce el objeto extramental y se lo presenta a la voluntad; ésta elige o rechaza dicho objeto porque goza de la libertad con la cual la persona hace más propios sus actos porque los elige ella
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