Division Social Del Trabjo
Enviado por Eduard1202 • 22 de Julio de 2012 • 2.930 Palabras (12 Páginas) • 648 Visitas
LA DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO Y LA
REALIZACIÓN PERSONAL
1. Aspectos objetivos y subjetivos del trabajo
Cada vez se habla más del desarrollo personal en el trabajo, de la importancia que tienen
las personas en las organizaciones y de la forma de integrarlas en un proyecto empresarial que sea
rentable. Se plantean, de esta manera, dos aspectos de un misma realidad: en primer lugar, toda
persona se realiza en el trabajo. La actividad transformadora del hombre sobre el exterior le
transforma como ser individual y social. Es el ámbito de las aspiraciones personales donde se
busca la satisfacción personal. Por otro lado, el trabajo ha de ser rentable, es decir, ha de generar
un rendimiento social. Se realiza dentro de una organización social del trabajo. Así, el trabajo
improductivo no incrementa las posibilidades del plexo instrumental que constituye la economía.
Tenemos, por lo tanto, dos elementos: el subjetivo que implica a la persona que ejerce su
actividad y el objetivo que implica el ámbito de medios o instrumentos laborales1.
Estas dos dimensiones que distinguimos en el trabajo tienen una relación problemática.
Existe una tensión entre la creatividad personal, de un lado, y la homogeneización que implican la
competencia y la división del trabajo, del otro. Muchas veces no aparece clara la relación: no se
sabe si se trabaja para vivir o se vive para trabajar. Esta tensión fue ya reconocida por
Aristóteles. En la Política diferencia entre dos actividades: la economía y la crematística2. La
primera se desarrolla en el seno de la familia y tiene como objetivo la provisión de las
necesidades. Es la actividad donde domina el valor de uso y está delimitada por su fin que es la
satisfacción de las necesidades. Corresponde a la dimensión subjetiva del trabajo. En cambio, la
1 Ver la encíclica Laborem Exercens para la distinción entre sentido subjetivo y objetivo del trabajo.
2 Ver Aristóteles, Política, I, 1256a - 1258a.
crematística se basa en la adquisición de bienes por el intercambio. Domina el valor de cambio y
su relación con la economía de la casa es conflictiva.
Aristóteles distingue dos posibilidades: cojamos el caso del uso de un zapato. Este zapato
tiene un primer uso con su utilización. Pero también se puede intercambiar para conseguir otros
bienes. Así, el zapato tiene su valor de uso como calzado y su valor de cambio en el intercambio.
Si la persona que lo intercambia, señala Aristóteles, busca cubrir sus necesidades, está
subordinada a la economía, lo cual es correcto. En cambio -segunda posibilidad-, si se vende
para buscar un beneficio, el fin del mismo es el dinero y no está relacionado con la economía.
Aparece el mundo de la crematística, el sentido objetivo del trabajo, en el que, mediante el
comercio, se busca el máximo beneficio.
El planteamiento aristotélico muestra la tensión existente: mientras la división del trabajo se
encamine al desarrollo del hombre, su expansión estará determinada por la satisfacción de las
necesidades. En cambio, si prima la maximización del beneficio, la organización social del trabajo
se disloca de su marco humano y se convierte en una actividad sin fin. Ganar dinero se convierte
en un fin en sí mismo. Pero, como señala Aristóteles con el ejemplo del zapato, el intercambio
incrementa las posibilidades de satisfacción. Por lo tanto, si hay una población creciente se
impone la división del trabajo. Es decir, de suyo, el sentido objetivo del trabajo, o sea, la división
social del trabajo, permite y es causa del desarrollo humano; pero, en segundo lugar, esta
organización social corre el peligro de desvincularse de su marco humano: la persona.
Teniendo en cuenta esta situación vamos a desarrollar dos puntos: 1) La importancia
social de los mercados. Vamos a mostrar en el siguiente apartado cómo la división del trabajo
pauta el comportamiento de las personas y adquiere un papel institucional. 2) La tensión actual
entre el desarrollo subjetivo de la persona y la tendencia homogeneizante del mercado.
2. La división del trabajo como institución
El estudio del sistema social y su ordenación en instituciones parte de la acción individual
en su aspecto primario: la convivencia. El análisis de la interacción de los individuos como base de
las instituciones tiene dos momentos constitutivos: el primer aspecto, la satisfacción de las
necesidades; el segundo, la estabilización del comportamiento.
Primer constituyente: la satisfacción de las necesidades
El estudio de las instituciones parte del primer trabajo realizado por B. Malinowski3. La
aproximación a las instituciones la realiza basando su diversidad en la satisfacción de las
necesidades fundamentales del hombre. Necesidades como alimentación, reproducción,
seguridad, higiene, crecimiento,...: todas ellas se relacionan con la pertenencia de la persona a la
especie humana. Una persona no puede dejar de proveer sus necesidades básicas, si quiere
3 Ver B. Malinowski, Una teoría científica de la cultura. Editorial Edhasa, Barcelona, 1970. Traducción de A.
R. Cortázar del original A Scientific Theory of Culture and Other Essays (1944).
conservar la vida. El éxito de estas instituciones vendrá medido por el grado de satisfacción de las
necesidades. Este éxito permite el desarrollo y surgimiento de nuevas necesidades que, a su vez,
originan instituciones auxiliares. Así, las instituciones se coordinan para la satisfacción de más de
una satisfacción a la vez. Malinowski afirma que “la formación y el mantenimiento de instituciones
auxiliares que coordinan otras es el mejor medio para la satisfacción simultánea de toda una serie
de necesidades”4.
A esta afirmación de Malinowski le podemos plantear la siguiente objeción: las
necesidades de alimento, cobijo y unión sexual se procuran sin necesidad de las instituciones. Una
sociedad puede que se construya sobre el robo, la piratería o el saqueo sistemático de los
pueblos vecinos. Por lo tanto, no se puede reducir la explicación de las instituciones sociales a la
satisfacción de las necesidades. ¿Qué aportan, en realidad,
...