“Double Check”

“Double Check”

Vania Concha Mújica

Personalmente no le hago a la tecnología, pero por cuestiones del destino o tal vez la “necesidad”, mi papá vio por conveniente regalarme un nuevo celular hace unos meses.  “Al fin te actualizaste” me decían algunos de mis amigos, y no veían la hora de que yo instalara la famosa aplicación: Whatsapp. No tenía apuros de instalar nada, me ganaba la flojera, tenía otras prioridades y no le veía mucho sentido a estar pegada a una pantalla hablando con mis amigos si con Facebook ya tenía suficiente y apenas soportaba la exagerada interacción social. Por otro lado me daba un poco de vergüenza admitir que no sabía cómo rayos hacer algo en ese aparato; si con mucho esfuerzo contestaba una llamada o mandaba un mensaje, mucho menos iba a descubrir fácilmente cómo instalarle aplicaciones si ni activar mi wi-fi sabía.

Uno de esos días estando en la Universidad, a un compañero se le dio por instalarme la aplicación, “¡Así podré contactarte de manera más fácil!” exclamaba, mientras yo pensaba que llamándome le salía igual. Tampoco me opuse porque ¡vamos! El hizo todo el trabajo y me ahorró una molestia. Tecleó un par de cosas en la pantalla táctil, me dio una pequeña capacitación sobre el tema y ¡listo! Ya estaba usando la aplicación. Debo decir que desde ese día algunas cosas se hicieron más fáciles, como quedar detalles con algún grupo de trabajo o hablar con mis mejores amigos un poco más seguido.

No tenía ni la menor idea de que esta aplicación era pues, la vida de muchas personas. Ni bien activaba los datos móviles me llegaban como unos 200 mensajes de grupos en los que estaba, amigos, y a veces mi mamá preguntándome ¡¿dónde “cangrejos” andaba metida?! . Hice de todo para que esto no pasara, desde no activar el internet una semana (¡Grave error!), hasta tenerlo activado todo el día (¡No mejoraba las cosas!). Por fin llegó el día en que se me acabaron los benditos megas; ¡paz total!... ¿o no?... Pues no; llegaba a la universidad y no había un día en que no escuchara la pregunta: ¡¿Cuándo te conectarás al Whatsapp?!...

Esta cosa me tenía sin vida, ya sea porque mi celular no dejaba de sonar, o porque no me dejaban de preguntar cuándo me conectaría. Pensé en desinstalarlo, ¡oh! Sí que lo pensé, pero, el problema estaba en su más famosa cualidad: La facilidad. Realmente no había mejor forma de comunicarse que esta, era un mal necesario. A parecer nadie tiene teléfono fijo; soy tacaña, me dan 100 megas gratis al mes y no me cuesta gastarlos, sin mencionar que un buen puñado del mundo tiene esta aplicación.

Ya me había acostumbrado; no recibía tantos mensajes al día como antes, así que dejó de ser molesto y me fue más fácil convivir con eso. Su uso se limitaba a las cosas necesarias, y alguna que otra conversación recreativa. Hasta que vino el caos. Había pasado mucho tiempo sin que esta cosa causara algún problema. La cosa es que no me afectaba de forma directa, de hecho no lo hacía, ¡lo que me pareció excelente!; pero hubo una consecuencia mucho más grande a nivel social.

Todos hablaban de ello, con distintos tonos de voz haciendo notar las gigantes diferencias entre opiniones. Minutos después unos amigos se me acercaron para comentarme el tema de controversia que atolondraba aún más sus ya caóticas mentecillas. “¡¿Te fijaste que pusieron doble palomita azul en el Whatsapp?!” Gritaban. Por supuesto que no lo había hecho y claro… me valía un reverendo cacahuate. Pero  de solo ver sus expresiones ya me imaginaba que no podía se nada bueno.

Navegando en el internet decidí ver porqué se armaba tal quilombo y me encontré con esto: Whatsapp incorpora el 'doble check azul' para identificar los mensajes leídos^[1]. No había que ser un genio para entender lo que este titular significaba. Ya entendía  la razón de porque la gente andaba con ese humor ese día y los que vendrían. Yo me lo tomaba con bastante humor gracias a titulares como estos: Las marcas aprovechan el doble check azul de Whatsapp (+ Fotos)^[2]. Aquellas fotos sí que me alegraban el día.

...