EDUCACIÓN VENEZOLANA: SIN MÉRITOS NI NORTE

El Semanario Sindical de los Docentes Venezolanos.

Año 1, Nº 19

Venezuela, 29 de julio de 2020.

EDUCACIÓN VENEZOLANA: SIN MÉRITOS NI NORTE

Mucho se ha teorizado sobre los fines de la educación. Cada sistema educativo, según su latitud, apunta básicamente a la formación de jóvenes competentes, analíticos, reflexivos y críticos; capaces de realizar aportes significativos a la comunidad o entorno en el que se desenvuelven, según sus potencialidades y el área en que se destaque, con el propósito de dar respuesta a una sociedad competitiva, demandante, exigente, cambiante, que está en constante evolución, o como lo han denominado hoy sociólogos y otros expertos, "sociedades del conocimiento”, "sociedades de la información” o ''mundo globalizado".

En el caso particular de Venezuela, se indica en el art. 15 de la L.O.E., que los fines de la educación son: Desarrollar el potencial creativo, reconstruir et espíritu público en los nuevos republicanos, formar ciudadanos a partir del enfoque geohistórico, fomentar el respeto a la dignidad de las personas, desarrollar la capacidad de abstracción y el pensamiento crítico, desarrollar un proceso educativo que eleve la conciencia para alcanzar la suprema felicidad social, entre otros. Ahora bien, como maestros, protagonistas y testigos fieles de la realidad educativa, es válido preguntarse: ¿Qué hace el actual Estado venezolano para estar a la par de estas sociedades y dar respuestas efectivas a sus demandas?, ¿está cumpliendo la educación venezolana sus fines, así como también, los requisitos necesarios para hacer de nuestros jóvenes personas competentes? Un caso emblemático que nos ayudaría a responder estas preguntas es la ausente participación de Venezuela en el Programa Internacional para la Evaluación Estudiantil (más conocido como la prueba PISA) por decisión de la actual gestión gubernamental, que desestima y desestimula la competencia, apelando a una igualdad utópica, cuyo único resultado parece ser convertir a la población venezolana en igualmente mediocre y empobrecida. Esta no participación en la Prueba Pisa ha impedido recabar datos reales sobre los niveles de comprensión lectora, habilidades matemáticas e ingenio científico en nuestros estudiantes, evidentemente con la intención de ocultar el estancamiento y decadencia del sistema educativo Este lúgubre panorama revela que la educación venezolana ha perdido sus méritos y su norte.

Cada año escolar comienza sin contar con las más mínimas condiciones que aseguren un inicio y un desarrollo exitoso, lo cual inevitablemente desencadena en un cierre escolar marcado por el fracaso, y más aún en tiempos de cuarentena con la implementación de la educación online y a distancia, sin prever la falta de recursos económicos y tecnológicos tanto en los docentes como en los estudiantes. A ello se le suma, e bajo nivel de exigencia en el que han caído muchos docentes por consideraciones irracionales, por comodidad, por falta de conciencia, por amenaza de los representantes o por presión de las autoridades educativas pues la frase "ningún docente puede aplazar un estudiante" ha calado de una forma extraordinaria en la colectividad, lo cual ha conducido a tres interpretaciones que es importante considerar

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