EDUCACIÓN: PUNTO DE PARTIDA PARA LA TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD

EDUCACIÓN: PUNTO DE PARTIDA PARA LA TRANSFORMACIÓN DE LA SOCIEDAD

En la actualidad se vislumbran un sin fin de actos violentos en la cual es inevitable ignorar la realidad, es ineludible ser ciegos ante la evidente hostilidad entre los seres humanos, es indudable la mediocridad de la base educativa, y no hablo solamente de una educación adquirida en la academia, si no en los diferentes escenarios en los cuales el ser humano se va desarrollando desde su nacimiento.

Tomando como punto de partida la postura de Morin (2008), estoy de acuerdo al manifestar que la educación es el factor fundamental en el desarrollo constructivo hacia el cambio que evidencie mejoras enormes y trascendentales en la humanidad. La educación entonces, se convierte en catapulta, ya que el papel que juega es el de formación, y no me refiero a conocimientos científicos solamente, si no también una formación integral, en cuanto a valores y principios ya que hacemos parte de una sociedad que hay que respetar.

Como formadora de dicha sociedad es vital comprometerme y no pasar desapercibida ante la innegable crisis en el mundo actual, formando ante todo seres humanos sensibles con las personas y con el planeta, entendiendo que unidos dejamos de ser indiferentes y la manera como afectemos a otros (sea positiva o negativamente) también nos veremos afectados.

La educación puede ser entonces catalizadora, núcleo y solución de problemas en la medida, que como se manifestó anteriormente, se forman seres humanos que sienten, sueñan y viven y en la cual se anteponen los principios y el conocimiento para revolucionar el mundo. Es necesario no solo un compromiso en el sistema educativo (profesorado) si no también familiar pues en este escenario igualmente hay un proceso de educación.

Como conclusión, se puede inferir que somos una herramienta que trata de impulsar a la sociedad por buenos caminos, con base en una formación capaz de transformar el espacio en que nos encontramos. Debemos estar dispuestos a romper paradigmas que impiden un desarrollo y un enfoque diferente y franquear esas barreras de indiferencia, “es que no es mi problema, no me importa, cada quién verá cómo soluciona su vida”, y este tipo de pensamiento egoísta no permite ver más allá y muchas veces solo nos conformarnos con una enseñanza superflua cumpliendo solo con la tarea y no con la función que no es otra cosa, que la de transformación.

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