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EL ACHACHILA DE HUALLAT AUQUI.


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2016  •  Tarea  •  1.895 Palabras (8 Páginas)  •  225 Visitas

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EL ACHACHILA DE HUALLAT AUQUI

(Recopilado por: Edilson CHAMBI TICONA)

PARTICIPANTES:

  • NARRADOR(A)        : Es quien cuenta los hechos
  • ANASTASIO        : Hermano de Micaelo (es humilde y solidario)
  • MICAELO                : Hermano menor de Anastasio (avaro y haragán)
  • KATITA                : Esposa de Anastasio
  • PATRON                : Dueño de la hacienda Garnica
  • EL APU                : Protector de los habitantes de Pisac Umaña
  • EL ANCIANITO        :

(Música andina, viento fuerte, sonido de rio y onomatopeyas de animales)

NARRADOR        : Cuentan que en los majestuosos andes del Perú; entre sus nevados, pastizales y bofedales; vivía una humilde familia.

NARRADOR(A)        : Esta familia además de ser pobre, era muy caritativa. Su  choza construida a base de piedras y pajas estaba ubicado en la parcialidad de Callasa del ayllu Pisac Umaña.

NARRADOR        : Allí, vivían Anastasio, su esposa Katita y sus dos hijos. Anastasio era humilde, trabajador y honrado.

NARRADOR(A)        : En el ayllu de Vilcallamas vivía su hermano menor  Micaelo quien era ambicioso, avaro y haragán para cualquier trabajo.

(Silbido armonioso, sonido, viento suave)

NARRADOR        : Un día, Anastasio volvía silbando un hermoso huayño después de pastar los animales de la hacienda Garnica

NARRADOR(A)        : De pronto escuchó un sonido…  ¡brrrrrr…! y se asustó mucho. Después se dio cuenta que era el pedo de un anciano que estaba tirado a unos pasos delante de él.

NARRADOR        : Anastasio conmovido al ver al ancianito recostado en el suelo, lo levantó  y lo llevó a su humilde choza.

NARRADOR(A)        : Una vez allí, el anciano abrió sus pequeños ojitos color canela.  Luego, saludo al joven y le dijo:

ANCIANITO        : (Con voz temblorosa y débil)

Hijo… tú eres una persona de buen corazón, por eso mereces una recompensa por haberme ayudado y levantado de aquel lugar.

NARRADOR        : Mucha gente lo había visto tirado en el suelo, pero nadie lo había ayudado.

NARRADOR(A)        : En ese momento llegó Micaelo, y al ver al anciano en la choza de su hermano dijo:

MICAELO        : (Encolerizado)

¡Anastasio, porque has traído aquí a este miserable anciano! Muchos lo han visto tirado en diferentes lugares y dicen que es un malvado brujo. Debes decirle que se marche inmediatamente, porque si se queda puede hacerte mucho daño.

ANASTASIO        : (Defendiendo al anciano)

¡No! ¡Estas equivocado Micaelo! ¡Dios dijo que la bendición está en los ancianos!

MICAELO        : ¡El que está equivocado eres tu hermano! ¡Que bendición te puede traer este viejo que no tiene donde caerse muerto! ¡Hazme caso! ¡Échalo de una vez!

ANASTASIO        : (Tratando de ser persuasivo con su hermano)

¡Eso nunca! ¡Algún día nosotros llegaremos a ser ancianos! ¡Recuerda lo que decía nuestro padre: “todo lo que se siembra se cosecha”. Micaelo, sembremos amor, respeto y solidaridad. 

MICAELO        : (Más furioso y despectivo con el anciano)

¡Anastasio, te repito que este no es cualquier anciano! ¡Es un hechicero…! ¡Oye tú, haraposo anciano, fuera de aquí! ¡Vete! ¡Largate!

ANASTASIO        : (Enojado y gritando)

¡Micaelo! ¡El que debe marcharse eres tú! No voy a permitir que faltes el respeto a este anciano. Ahora te pido que te vayas de mi casa. ¡Fuera! ¡Fuera!

NARRADOR        : Micaelo, sin poder hacer nada, se retiró con mucha rabia. Él  realmente sabía que aquel anciano tenía poderes prodigiosos.

(Música instrumental de fondo, viento fuerte y canto del gallo)

NARRADOR(A)        : Al día siguiente, en la madrugada, mientras el viento soplaba con fuerza haciendo silbar las pajas, el ancianito abrió los ojos y dijo:

ANCIANITO        : (Con voz delicada) 

 Anastasio, hijo mío ve y sube al Apu Huallat Auqui, en su cima más alta te encontrarás con un cóndor, este es tres veces más grande que los cóndores normales.

        Ese cóndor es sagrado. Te concederá tus deseos y te dará muchas riquezas. Estas riquezas deberás compartirlo con las familias más pobres de todo el ayllu.

ANASTASIO        : Cumpliré con todo lo que me digas. ¡Te lo prometo!

ANCIANITO        : (Con voz débil)

¡Recuerda hijo mío, comparte esas riquezas con los más pobres…, los más necesitados, no lo olvi…!

NARRADOR        : Diciendo estas palabras, el anciano cerró los ojos para no volver nunca más la luz del sol.

(Llanto y música triste de fondo)

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