EL LENGUAJE DE LOS CUBIERTOS

EL LENGUAJE DE LOS CUBIERTOS

Edgar León

Embajador

Academia Güitig

“En el juego y en la mesa se conoce al caballero” (y desde aquí añadimos, “y a la dama”, aunque estos conceptos suenen muy antiguos).

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Nuestra postura en la mesa ha de ser relajada pero erguida. Se debe tener en cuenta, además, que no hay que invadir el espacio de otros comensales.

Para afianzar los cubiertos se los toma con los dedos pulgar, índice y corazón, desde la parte superior de su mango, donde se apoya la palma de la mano, alejándonos de los dientes del tenedor, la hoja del cuchillo y la cuenca de la cuchara.

 EL “lenguaje” de los cubiertos nos sirve para decir a quien tiene que retirar los platos si ha de hacerlo o no. Una vez que agarramos los cubiertos estos no vuelven al mantel. Si hacemos alguna pausa se apoyan en el plato, en aspa o cruzados, formando un ángulo de 45º con el vértice en el  centro del plato; el tenedor con puntas hacia abajo y el cuchillo con filo hacia adentro (es incorrecto colocar los cubiertos a los lados del plato haciendo reposar el mango en el mantel, como si el plato fuese una barca y los cubiertos sus remos). Para indicar que hemos finalizado de comer debemos colocar sobre él los cubiertos hacia arriba y paralelos entre sí (tenedor con dientes hacia arriba y cuchillo con filo hacia dentro). La mejor metáfora para entender esta colocación suele ser la de imaginarnos el plato como la esfera de un reloj y los cubiertos como sus manecillas: se debe marcar entre las cuatro y las ocho.

Del plato a la boca

Los cubiertos deben contener trozos pequeños de alimentos, además se toma la comida desde la parte exterior del plato hacia el interior.

Al comer existen dos estilos de uso de los cubiertos. El primero se nota por las manos del comensal que están siempre a la vista; él no suelta los cubiertos en ningún momento. Los alimentos se cortan a medida que se van comiendo. Por otro lado está el que se caracteriza porque el comensal corta unos cuantos bocados (no todo el alimento) y reposa el cuchillo cruzado frente al plato, el tenedor se cambia entonces de mano y la mano que no se usa se apoya en el borde de la mesa (no se oculta bajo la mesa) mientras se está usando el tenedor; y esto se repite hasta terminar la comida.

El cuchillo siempre ha de tener el filo hacia abajo y nunca va hacia la boca. Tiene dos funciones: cortar los alimentos y ayudar a llevar los cortes al tenedor.

Cuando se sirvan alimentos que sean blandos y haya que hacer presión con el tenedor para trocearlos no es correcto utilizar el cuchillo (ej. Tortilla). En estos casos, si en nuestro servicio nos han colocado un cuchillo correcto y no lo hemos usado, al terminar lo colocaremos junto al tenedor.

 La cuchara se la toma con la concavidad hacia arriba. 

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