EL MUNDO EN RUMBO DE COLISIÓN

EL MUNDO EN RUMBO DE COLISIÓN

“Ese es el mundo en que estamos, un mundo acostumbrado a que nunca hay suficiente para los que no tienen nada y siempre hay suficiente para los que lo tienen todo. No hay suficientes recursos, se nos ha dicho, para superar la pobreza, pero sobran los recursos para satisfacer necesidades superficiales”. El mundo en el que estamos es un mundo de exclusión, de hambre, de miseria y de inequidad; sus principales valores son el egoísmo, la codicia y la insensibilidad que no se percata del llanto y el sufrimiento de su gente, de sus niños, un mundo inconsciente, de que nos estamos devorando el medio ambiente sin medir las consecuencias que esto trae para la vida, ignorando el calentamiento global y todos los desastres naturales que este genera. Este modelo que se está imponiendo busca el empoderamiento únicamente de las instituciones, de las grandes élites; esto se debe al insaciable deseo del hombre por un crecimiento económico a cualquier costo, excluyendo cada vez más a la población más vulnerable y vendiendo descaradamente la idea que en el consumo está la felicidad? pero la felicidad de unos pocos, que cada día se enriquecen más, esclavizando a las masas, dejándolas sin salida, sumidas en la pobreza, en la incertidumbre y en la falta de oportunidades. Todos los seres humanos somos conscientes de lo que sucede actualmente, pero son pocos los que realmente toman conciencia a acerca de cómo empezar a propiciar un cambio en la mentalidad de la sociedad en la que vivimos, una sociedad que ha perdido el completo respeto por la naturaleza, por sus integrantes, por sus componentes, un respeto por la dignidad humana, por ello es necesario tener una mente abierta hacia el cambio, si el cambio en su buena expresión es aceptable, pero lo inaceptable es cuando el cambio trae consigo consecuencias inadmisibles para la vida humana, pues estamos en un mundo en el que todos estamos al servicio de los intereses económicos y no los intereses económicos al servicio de nosotros.

Lo que caracteriza al mundo en que estamos es una convergencia de múltiples crisis de los sistemas que nos han gobernado durante mucho tiempo, creando con ello la ilusión de no poder vivir sin ellos. Este 2012, con profecías o sin ellas, el mundo se halla en ruta de colisión. La angustia por las pérdidas económicas generadas por la obscena avaricia de unos cuantos, domina la vida de casi todos. El orden de prioridades de una humanidad buscando el confort, la vida “light”, la vanidad, la confusión entre el verdadero gozo y el vértigo con sucedáneos de placer, ha ido acabando con la sustentabilidad y la seguridad. Aunado al fin de la energía barata, la extensiva disminución de recursos fundamentales para el bienestar humano y para la supervivencia de la vida –espacios de vida digna, recursos naturales y reservas biológicas- la enorme burbuja especulativa, 50 veces más grande que la economía real de intercambio

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