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EL ORIGEN DEL COMIC


Enviado por   •  24 de Abril de 2015  •  2.725 Palabras (11 Páginas)  •  170 Visitas

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EL ORIGEN DEL CÓMIC.

Al hablar de los antecesores de la historieta, es inevitable nombrar a los antiguos egipcios, que representaban muchos de sus mitos en dibujos y jeroglíficos que realizaban sobre hojas de papiro, y también hacían murales en forma de tira, que incluían imagen y texto.

Otros ejemplos son las cristaleras, el tapiz de Bayeux, las bandas que rodean las columnas romanas conmemorativas (como la Trajana o la de Marco Aurelio), los retablos medievales (con los que, mediante imágenes, se explicaban al pueblo historias, crímenes y sucesos en general), los dibujos de las civilizaciones precolombinas (como los códices, pintados por los mayas y los aztecas) e incluso las primitivas pinturas rupestres.

A estos ejemplos citados se pueden agregar algunas obras pictóricas de Hyeronnimus Bosh, Brueghel o Goya, las cuales adquieren un carácter narrativo. Pero quizás los antecedentes más cercanos a las historietas sean las Aucas y Aleluyas, destinadas fundamentalmente a satisfacer las necesidades de instrucción de niños y adolescentes. Estas publicaciones, que comenzaron a editarse en Francia a partir de 1820, se caracterizaban por narrar pequeños cuentos y aventuras mediante ilustraciones, aunque, a diferencia de la historieta, los textos no se integraban orgánicamente dentro de los dibujos, sino que se adicionaban a modo de explicación complementaria al pie de los grabados. Sin embargo, la historia del cómic se relaciona más correctamente con la de la imprenta y la caricatura.

La historieta (que nace casi al mismo tiempo que el cine) pronto desarrollará su particular lenguaje icónico, y las primitivas viñetas, todas del mismo tamaño y con los textos al pie o tímidamente incluidos en el dibujo, serán sustituidas por viñetas de diferentes tamaños y situación y, sobre todo, evolucionarán rápidamente los modos y alcances de los textos. Estos se incluirán, casi desde el principio, en globos o bocadillos; su particular forma, así como el tamaño y dibujo de las letras, constituyen, por sí solos, todo un modo de expresión independiente.

El uso de onomatopeyas, escritas con grandes letras, ciertos símbolos ya universalmente aceptados (como una sierra cortando un tronco para indicar sueño o una bombilla que se enciende para explicar que el personaje ha tenido una idea) tienen un alcance comunicativo que difícilmente puede lograr otro medio de expresión. Inicialmente estas historietas tenían carácter cómico, de ahí el nombre: cómic-strip (tira cómica).

El cómic infantil tiene más de un siglo de historia. Fue en Estados Unidos, en 1896, donde se publicó el primer suplemento infantil con historietas en un periódico, aunque se atribuye al suizo Rodolfo Toepffer (1799-1846) la invención de la historieta ilustrada.

En nuestro país, en 1904 se publica En Patufet, tebeo en lengua catalana que alcanzó gran difusión. No obstante, el primer auténtico tebeo fue Dominguín, editado en Barcelona en 1915.

El decano de los semanarios españoles infantiles es el TBO, aparecido en Barcelona en 1917. Su fama fue tal que con el nombre de "tebeo" se conocen todas "las publicaciones infantiles cuyos temas se desarrollan en series de dibujos", tal como lo define la Real Academia de la Lengua. Hoy, con dudoso acierto, le llamamos también "cómic", vocablo inglés que ha pasado al castellano -también lo reconoce la Real Academia- y que, en un principio, se aplicó a las historietas cómicas, ampliándose después también a las de aventuras, ciencia-ficción y policíacas.

+'Kalimán', 'Memín Pinguín', 'La Familia Burrón' y 'Chanoc' se han convertido en personajes de la cultura popular gracias a las historias que narraban sus aventuras.

+La Familia Burrón se convirtió en la piedra angular para el despegue definitivo del género que mezclaba la narrativa de ficción con los dibujos. (Especial).Reportaje elaborado por Luis Felipe Castañeda

+Los cómics resultaron un vehículo eficaz, sencillo y barato para llevar el hábito de la lectura

+Crítica, sátira y diversión.

+ (Para unos) “es visto como (el) "patito feo" de la literatura, mientras que para otros es el cisne”

La industria de los cómics en México crece a pasos agigantados. Gracias a la compra de las licencias de Marvel y DC Comics, dos de las casas editoriales más grandes en el mundo, los lectores tienen a su disposición decenas de títulos que abarcan a los personajes contemporáneos más populares de los últimos años.

Sin embargo, México ha sido, desde los primeros años de la década de los 40 en el siglo XX, un nicho importante para el desarrollo del que es considerado como el noveno arte. En aquellos tiempos, por supuesto, los cómics y las historietas nada tenían que ver con los héroes que ahora aparecen en las viñetas.

Por el contrario, en sus primeros años, los cómics en México se enfocaban en el retrato de la cultura popular y en la creación de personajes que se pudieran identificar con la población.

Publicados en revistas y periódicos de la época, los cómics sirvieron, además, como impulso para el proceso de alfabetización de un país que, tras la guerra revolucionaria, encontraba a buena parte de su población con graves carencias en el desarrollo social y ajenos a lo que, en aquel tiempo, se consideraba cultural.

Así pues, los cómics resultaron un vehículo eficaz, sencillo y barato para llevar el hábito de la lectura a un sector que hasta entonces se había mantenido marginado.

En aquella época, los cómics no se editaban como se les conoce hoy en día. No había editoriales especializadas ni superhéroes enmascarados. Por aquel entonces se editaban como parte de los periódicos del país y como parte de algunas campañas publicitarias, pero fue hasta la década de los 40 que se vivió el primer gran auge del cómic en México.

Uno de sus principales responsables fue Gabriel Vargas, quien con los trazos y las historias que recreó en La Familia Burrón se convirtió en la piedra angular para el despegue definitivo del género que mezclaba la narrativa de ficción con los dibujos.

Vargas publicó por primera vez la historia de Borola y Regino en 1948, ambos personajes sobrevivieron los embates del tiempo y la aparición de nuevos cómics durante 60 años hasta que el 26 de agosto de 2009 se editó el último número de la serie, el 1,616.

Como sus antecesores aislados, Vargas se apoyó en la idea de retratar en su historieta las vivencias de una familia de clase baja,

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