EL PRIMER PASO HACIA EL TEATRO

 (EL PRIMER PASO HACIA EL TEATRO)

INTRODUCCIÓN/ FUNDAMENTACIÓN

Este proyecto nace de la observación que, sobre todo desde que soy madre y la mayoría de las veces de una manera inconsciente, he venido haciendo de nuestros pequeños y en relación a temas relacionados con el cuerpo, la voz, el movimiento, y la expresión tanto verbal como corporal. La inspiración que finalmente me ha dado alas y en la que pretendo apoyarme, ha sido el descubrimiento de un gran libro: el diccionario de emociones “Emocionario”.

La capacidad de sentir, expresar y transmitir, es innata en el ser humano pero es cierto que ante la “falta de tiempo” de la que adolecen los tiempos en los  vivimos (valga la redundancia), en los que no hay cabida para las cosas realmente importantes como el juego, la introspección o el diálogo, éstas capacidades no se están “entrenando” y el resultado es que se van “oxidando” o “aletargando” hasta ocupar un injusto segundo plano; segundo plano que por otro lado y ante la importancia de las nuevas tecnologías o los idiomas por ejemplo, tanto padres como educadores, hemos “permitido” que éstas ocupen.

Nuestro cuerpo habla en todo momento aunque raramente seamos conscientes de ello (comunicación no verbal) y no sólo es nuestro principal instrumento de comunicación, además, experimentamos el mundo a través de él. Por otro lado, el ser humano dispone de otras herramientas maravillosas (aparte del propio cuerpo) que también le permiten expresarse “hacia fuera” para comunicarse con los demás como la voz o la palabra, valiéndonos éstas de “amplificador” de lo que “nos pasa por dentro”, herramientas que necesitamos saber utilizar para desenvolvernos en sociedad.

 No obstante lo anterior, se observa con demasiada frecuencia que existen contradicciones entre lo que sentimos, lo que expresamos con nuestro cuerpo y, por si no fuera poco, el mensaje que finalmente emitimos, por lo que el resultado es una mala comunicación.

Propongo crear un espacio en el que poder “parar” para poder aprender a escucharse a uno mismo y a los demás de una manera más íntima y profunda. Un espacio en el que nos sintamos libres para expresar y comunicar.

¿Sabemos identificar nuestras emociones?, ¿existen emociones “buenas” y emociones “malas”? ¿somoscapaces de aceptar lo que sentimos?, en definitiva: ¿nos conocemos “por dentro”? o lo que sería lo mismo: ¿nos conocemos a nosotros mismos?

Si mi mente no es capaz de comprender/aceptar “lo que me pasa por dentro”, ¿cómo va a saber qué músculos y articulaciones poner en funcionamiento? ¿y cómo va a saber además, cómo traducirlo en palabras?

A todo esto, ¿cómo interpretan mis “mensajes” los que me rodean?: es necesario ser un buen “emisor” para encontrar buenos “receptores” así como al revés, no puedo ser un buen “receptor” si no soy capaz de identificar (a través de la propia experiencia) las señales que me están enviando.

En definitiva: si no soy capaz de “comprender” qué es lo que siento, el motivo y qué provoca toda esta “revolución” en mí, ¿cómo voy a ser capaz de reconocerlo en los demás?

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