EL VERSUS ENTRE PENA DE MUERTE Y ABORTO A LA LUZ DE LA INFLUENCIA DE LAS MAYORÍAS.

EL VERSUS ENTRE PENA DE MUERTE Y ABORTO A LA LUZ DE LA INFLUENCIA DE LAS MAYORÍAS.

Bastando sólo explorar miles de comentarios difundidos en las redes sociales, se aprecia el gran contrasentido en el apoyo a una moción u otra, que en un primer momento y aplicando conceptos matemáticos, quizás el título de mi trabajo pudiese haberse llamado “Pena de Muerte y Aborto, relación inversamente proporcional en el marco teórico del apoyo social”.

Ahora bien, por qué me ayudaría aplicar un concepto matemático. La razón parece sencilla. Mientras un sector apoya una postura, es el mismo sector que está en contra de su expresión antagónica y viceversa, quedando la inclinación de la balanza pendiendo de la influencia, del posicionamiento de los movimientos sociales que abanderan la causa de lucha, y porque también no decirlo, de la capacidad de convencimiento y “cuota de credibilidad” de sus rostros en pro de obtener el apoyo mayoritario para lograr la legitimización de ella, causa que se pudiese interpretar como conveniente o no conveniente, positiva o negativa, ética o no ética, etc., cayendo así en un espiral contínuo y subjetivo a la luz de la escala de valores que encarna cada ser social que le corresponderá su ponderación.

De acuerdo al título planteado, este supone un versus con un elemento en común mirado de una u otra vereda. Tanto la pena de muerte como el aborto suponen la excepción al derecho a la vida que consagra nuestra propia constitución. Por otro lado, existe otro ingrediente que hace más difícil emitir un juicio y quizás abanderizarse por una u otra causa al ser nuestro país signatario del Pacto de San José, el cual consagra el principio de no regresión, es decir, una vez adoptada una medida a favor de un derecho, no es posible volver atrás. Así, tanto la Pena de Muerte, derogada en el año 2001, y el aborto, derogado en el año 1989, parecieran no ser posibles de aplicar.

Pero en nuestro país qué pasó con el aborto, en qué momento se nos olvidaron nuestros escritos, nuestros acuerdos nacionales e internacionales, quién nos ungió con el apoyo y entereza para desconocerlos. Es lógico, la respuesta no la tenemos, pero sí lo que tenemos claro es que un grupo de personas, empapadas en la cultura del derecho por sobre el deber, con un buen termómetro social fueron capaces de instalar el tema de su interés en el tapete público, supieron convencer a otros tantos y hacer que su causa cobrará el valor necesario para que finalmente se convirtiera en ley de la república, es decir, fueron lo suficientemente audaces para intervenir en el conciente colectivo y conseguir su legitimización, situación que a la fecha aquellos que apoyan la pena de muerte no han sido capaces de lograrlo, confluyendo ambos bandos eso sí en un punto del juego en común, la ponderación del Derecho a la Vida.

La vereda en que me posiciono frente al versus la tengo definida, preocupándome para el futuro el inmenso poder de legitimización de unos pocos cuando actuan con iniciativa e inteligencia, pero lo peor de todo, es que se dieron cuenta que es posible de lograrlo independientemente su causa sea positiva o negativa.

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