ELOGIO DE LA DIFICULTAD. MARÍA TERESA ANDRUETTO. HIPÓTESIS Y ARGUMENTOS

ELOGIO DE LA DIFICULTAD. MARÍA TERESA ANDRUETTO. HIPÓTESIS Y ARGUMENTOS

 La hipótesis que sugiere Andruetto se refiere a que la formación de todo lector de literatura exige grandes desafíos, puesto que dicha lectura no supone puro placer, sino sobre todo una dificultad que debe ser elogiada por su importancia, mérito y logros. Asimismo, una de las razones de dicha dificultad, se deriva del hecho de que la literatura no nos brinda respuestas ni verdades, sino al contrario, nos plantea preguntas y dudas que problematizan la vida en busca de la construcción de un pensamiento propio, el cual tiene derecho a disentir.

Así pues, expone que para realizar una adecuada lectura hay que saber leer, lo cual no implica terminar pronto, sino leer despacio (porque no importa la cantidad, sino el modo), frenándonos por el asombro de lo leído, para descifrar lo no dicho y construir un sentido propio. Sin embargo, para “despertar” dicho sentido nadie puede usar más de lo que sabe, su reservorio lingüístico según Rosemblatt o su arco de sensibilidad según Wallace, limita su construcción de sentido. De esta forma uno no debería leer por leer, sino leer permitiendo que el texto nos afecte íntimamente al punto de transformarnos y encontrarnos con nosotros mismos, buscando la concentración y la consciencia plena, leyendo desde una perspectiva.

 Asimismo, Andruetto hace uso constantemente de la cita de autoridad como estrategia argumentativa. Podemos destacar por ejemplo los aportes de Graciela Montes, que considera que la literatura, como cualquier disciplina de conocimiento, requiere entrenamiento, aprendizajes, iniciaciones y concentración. Por la misma línea, Guillermo Martínez afirma que, dejando de lado el leer por puro placer, hay que mantener un espíritu curioso hacia los libros difíciles porque son ellos los que nos muestran cuanto nos falta, es decir, nuestras carencias. De igual modo, Grossman manifiesta que la incomprensión es un obstáculo para la lectura, pero paradójicamente dicho obstáculo contribuye en el desarrollo de la experiencia lectora. Luego, C. Pavese sostiene que lo que nos motiva a leer es el secreto que todo libro encierra y la lectura intenta develar con la capacidad de descubrir que cada lector tiene.  También Todorov y Piglia relacionan metafóricamente la lectura con el género policial y el lector como el detective que busca develar lo que está escondido allí en el texto.

Por otro lado, Marta Ochonga habla sobre el rol mediador del docente y la escuela como espacio donde los jóvenes deben encontrar esa ayuda que necesitan para convertirse en lectores innovadores que rompan con los modos de leer tradicionales, reconociendo sus limitaciones de lecturas y diseñando maneras de superarlas. No solo eso, también la escuela debe contextualizar las lecturas, así los jóvenes logran reconocer los textos dentro de un sistema literario en el marco de un contexto histórico y cultural. Por ello, la autora apunta a que los docentes aprendan a leer de verdad y conociendo sus propias limitaciones y como superarlas, salgan de la pedagogía del alfabetismo ignorante, rompan viejos paradigmas y promuevan en sus jóvenes el aprender a leer en serio, leer esa literatura que se dirige al lenguaje , no al público, formándose como lectores cuya libertad de pensamiento es la construida por ellos mismos por medio de una lectura indagatoria, problemática, comprensiva, contextualizada y critica.

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