ENCUENTROS INOLVIDABLES

ENCUENTROS INOLVIDABLES

Todo marchaba perfecto hasta que se llegó aquel terrible día. Mi familia y vida marchaban tan perfecto. Llevábamos una vida pacifica sin problemas que no se pudieran resolver con un simple abrazo. No vivíamos con lujos, simplemente teníamos lo suficiente para salir adelante. Mi papa salía a trabajar diariamente para ganar el dinero con el cual se sostenía normalmente mi familia, mi mama se quedaba en casa cuidándome a mí y mi hermano, consintiéndonos, atendiéndonos con todo cosa que se nos ofreciera, nos preparaba tan ricos platillos, salíamos a jugar con todos nuestros amigos de la cuadra disfrutábamos tanto de nuestras libertades, volvíamos a casa antes de que llegara nuestro papa del trabajo, para cundo ya volvía mi papa la mesa ya estaba lista para cenar, acudíamos todos los de la familia a la mesa para cenar y platicar sobre las aventuras del día.

En fines de semana cuando papa no trabajaba solíamos salir de paseo, a si saliendo de la rutina diaria, de lo que mis papas y nosotros solíamos realizar entre semana, disfrutábamos tanto de esos días como familia. Hasta que tuvimos que empezar a escondernos como si fuéramos ratas, nos trasladábamos de lugar a lugar para no ser atrapados, ser marcados y tener que hacer trabajos duros para los nacis, pero al a ver pasado todo lo que vivimos eso solo fue el principio.

Después de que todo esto tuviera un comienzo comenzamos a tener una vida como refugiados solo por el hecho de ser judíos. Ya algunas familias de los alrededores habían sido atrapados y enviados a lugares horripilantes, otras familias eran llevados a esos lugares a base de engaños mientras que mi familia, seguíamos escondiéndonos en Polonia, pero mis padres ya tenían los planes de emigrar a Holanda, por el hecho de que en Polonia ya no había un lugar donde los nacis no dieran con él.

Pasaron algunas semanas para cuando decidimos marcharnos a Holanda, ahí mi padre tenía conocidos que podrían ayudarnos a escondernos por un tiempo, escondidos entre obscuros, húmedos, y helados rincones esperamos el día perfecto para escabullirnos. Teníamos que esperar que las cuadrillas de búsqueda, organizadas por los nacis en las cuales recolectaban mucha gente, se tranquilizaran un poco. Fui testigo de terribles maltratos, atroces a sañas, en contra de los judíos al momento de llevárselos, los judíos luchando por su libertad y familia, los nacis solo pensando en destruir y oprimir a los demás, momentos que llevo guardados en mi mente e imágenes que se vuelven parte de mis pesadillas.

El día de marcharnos a Holanda se llego, le pareció el día perfecto de la fuga a mis padres y a si fue, la salida de Polonia fue perfecta y los planes hasta ese momento no podían ir marchando mejor. Llegamos a Holanda llenos de esperanza, fe e ilusión de poder pasarla cuando menos un poquito mejor, llenos de ilusiones junto con mí padre nuca supimos al gran terror que estábamos por enfrentarnos.

Las personas con las que mi padre contaba para que nos ayudaran, en las cuales tenía tanta confianza no eran judías. Mi padre nunca se le hizo necesario contarnos ese detalle, ya que él los conocía desde hace mucho, el los veía como personas muy importantes en su vida, yo no los conocía en persona pero mi padre siempre nos contaba de ellos, hablaba muy bien de esas persona que me hubiera gustado nunca haberlas conocido.

El día que llegamos a Holanda y nos situamos en el lugar donde nos estarían esperándonos ahí fue donde mi verdadero infierno comenzó. Si nos estaban esperando a quienes mi papa les pidió ayuda paro junto con ellos acudieron unos soldados nacis, fuimos engañados totalmente y entregados por unas cuantas monedas, así fue la libertad de mi familia y mía había sido vendida por unas cuantas monedas.

Mi padre destrozado y humillado totalmente por esas gentes solo una respuesta de el por que lo habían hecho les pedía, ellos todavía con el cinismo de pedir perdón

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