ENSAYO SOBRE LOS DUENDECILLOS DE XELAJÚ
Enviado por abdy5560 • 25 de Enero de 2018 • Reseña • 2.511 Palabras (11 Páginas) • 207 Visitas
LOS DUENDECILLOS DE XELAJÚ
Autor: AVE FEN IX — 94
Era una noche muy, pero muy fría, pero exquisitamente bella, allá en el hermoso valle de Xelajú, a aquellas horas alumbrado por una espléndida luna de plata, que le daba al valle un aspecto encantador... pinos pringados de luz, escarcha, árboles que se mecían lentamente arrimándose unos a otros, corno queriendo calentarse, y protegerse del frío de aquel invierno marcado en el calendario maya, ya muy lejano en el tiempo.-
El enorme cono del volcán que guardaba el valle, hoy llamado Volcán Santa María resplandecía a lo lejos, y desde la cima se resbalaba la luz de la luna hasta caer al río, que pasaba cerquita de Xelajú.
Serían casi las once de la noche cuando ví, claro, pero muy claro debido a la luminaria del plenilunio, no resistí la tentación de salir a ver el paisaje, tomé un poncho, me lo puse y lentamente comencé a caminar por aquellas calles estrechas y antiguas del gran Quetza!tenango... anduve y anduve y me bebía la belleza de la noche que cual una ilusión se metía muy dentro de mi alma.-
Llegué al río, y su quietud me impresionó, al ver que en sus aguas mágicas se bañaba la luna y se retrataba el volcán enorme, que cual un gigante cuidaba el valle lindo de Xelajú.-
Tan ensimismado estaba, contemplando aquella visión casi irreal aquella noche helada, veía el río que quietamente se deslizaba llevando su cargamento de luna de plata rumbo al mar, muchos lirios al impulso de las aguas danzaban coquetamente exhalando un aroma exquisito... !a escarcha en e! llano brillaba a la luz del astro nocturno, cual una alfombra fantástica fosforescente,, y las gotas de rocío saltaban de hoja e hoja y temblaban de frío, semejaban pedacitos de cristal que reflejaban luz brillante, cual si fueran aretes de las reinas y princesas reales de la Vieja Europa.
No Sé cuánto tiempo pasé ahí, no sé...yo vivía mi mundo admirando aquel encanto, cuando de pronto ví salir de entre unos arbustos cuajados de flores, a unos seres simpáticos, pequeñitos, narigones y orejones, que bailaban y jugaban con la escarcha y bebían el roció de las hojas........ — ¡son duendes! Dije yo asustado....¡Son duendecillos que danzan con la luz del plenilunio!... eran muchos duendecillos, se tomaban de la mano y miraban a la luna, después cantaban y saltaban dando círculos, era un espectáculo muy belio, era un encanto ver a aquellos Duendecillos.-
iOh, visión de aquella noche del invierno allá en el valle encantado de Quetzaltenango!
Eran los Duendecillos de Xelaju!... si ellos eran, me quedé impactado con aquel espectáculo mágico aquella noche de ilusión, en que no salía de mi asombro, y por lo tanto casi sentí tres toquecitos sobre mi hombro, volví[ mi cabeza y me asusté mucho cuando vi a un venerable señor K'iche, que sonriente me saludó..........
— Buenas noches, buenas y bellas noches, me dijo aquel señor afable y con cara de bueno, que me tendí !a mano; yo !o saludé, no sin cierto miedo un escalofrío recorrió mi espalda, mas, me repuse y? No temas me dijo, no temas,... gusta el paisaje, verdad?............ — Si, le contesté, Z y esos duendecillos, de donde vienen? Le pregunté... — Espera, me dijo él, espera... y fue a la orilla cercana del río a cortar un bello lirio, lo trajo y me lo dio diciéndome — Aspira su aroma, despacio, despacio... después te contaré la historia de estos Duendecillos de Xelajú…
Yo, tome ia bella flor que brillaba con la luz fria de la luna y profundamente aspiré su perfume exquisito... Lo hice por tres veces... y A,a,a,a,a,a,hh!! entre en un ensueño... dulce.... Bello.- Entonces el señor K'iche' tranquilo y con voz pausada inició su relato .diciéndole en forma tranquila ...................................................
"Eran los principios de los tiempos, fue hace muchos Baktunes... y allá lejos, muy al norte, y señaló hacia esa dirección había una ciudad grande, muy grande, era la Ciudad Sagrada de Teotihuacán, era la Ciudad de los grandes Dioses , en donde un día fue sentenciado por los Sacerdotes de esa enorme urbe, un apuesto príncipe a viajar hacia el sur; que su destino era que un día lejano en ei tiempo, diera origen a una estirpe real...a una Casta de nobles , pero antes tenía que sufrir, viajar cruzando montañas, selvas , grandes rios, desiertos y por fin arribar al destino que le habían trazado sus Dioses ......... El Príncipe entristeció pero tenía que cumplir con !os mandatos de sus Ajawes ....................
Y cuando los últimos rayos de un sol que moría tras las montañas, y alumbraba pálidamente las cúpulas de los templos de la gran ciudad mítica de Teotihuacán, y los grandes incensarios soplaban hacia fuera volutas oscuras de humo de copal-pom, que aromatizaban el ambiente; a la hora, en que hachones de ocote se incendiaban alumbrando las hieráticas figuras de los templos a esa hora el príncipe hijo de Dios Quetzalcóatl, salió de la urbe sagrada rumbo a! sur... a cumplir e! mandato divino de los que gobernaban los destinos de ese lugar misterioso ........
En otro punto muy lejano hacia el nor-oeste, allá, donde nace e! viento, allá en las tierras de Kuku!-kán, allá entre las grandes selvas, estaba !a orgullosa Ciudad de Tikal... Sí, iTikal!... ¡Tikal! Una bellísima princesa llamada Saq Nicté, un día, sus Dioses le ordenaron caminar al sur, solo al sur, que allá cerca del otro inmenso mar, le dijeron que estaba su estrella, su porvenir estaba allá por donde entraban !os vientos... y que hacia ese lugar debía de irse, y un día, cuando los cenzontles cantaban dulcemente y las orquídeas de la selva exhalaban de exquisito aroma a los parajes ella la primorosa Princesa del Gran Tikal, tomó su rumbo y hacia allá se dirigió la bonita, la de cabellera negra cual la obsidiana y rostro de cielo, corno !as reinas de la gran Copan.-
Por muchísimos años viajó el Teotihuacano y así también viajó Saq Nicté;........ pasaron veranos, pasaron inviernos, cruzaron ríos, montañas y lagos y e! santo destino decía... al sur, siempre hacia el sur........................ Hasta que por fín una noche de luna llegaron a un valle hermoso, resguardado por un altísimo volcán y allí, al pie del grandísimo cerro se conocieron: El elegante príncipe venido de la Sagrada Ciudad de Teotihuacán y la bella Princesa Saqnikté de la orgullosa Ciudad de Tikal; allí se conocieron y allí se inició entre ellos un gran idilio teniendo como marco aquel valle encantado; el valle eterno de la linda Xelajú......... El mandato de los Dioses era que ellos eran los elegidos para dar origen a una estirpe real, dar origen a! país
...