ESTRATEGIAS PEDAGÓGICAS QUE PERMITAN QUE LOS NIÑOS Y NIÑAS DEL C.E.I.B. LIMONCITO APRENDAN SEGÚN SU GRADO DE MADUREZ EL PROCESO DE LA LECTOESCRITURA
Enviado por jesusbenedicto • 29 de Agosto de 2012 • 8.059 Palabras (33 Páginas) • 996 Visitas
2. Identificación del Problema Socio pedagógico
Desde su surgimiento, la educación preescolar estuvo dirigida a entrenar a los niños y las niñas, de una manera casi compulsiva, en la adquisición de la lectura y escritura durante largas horas. Se conocía poco respecto al desarrollo y a las diferencias individuales de niños y niñas. Como consecuencia de ello, se enseñaba a todos por igual desde que ingresaban a la educación preescolar. Alrededor de los años 20, con el surgimiento de la Psicología del Desarrollo, surgió la idea de no forzar al niño, sino esperar hasta que estuvieran presentes las condiciones necesarias para aprender. Es así como comienza el desarrollo de las listas de prerrequisitos para el aprendizaje de la lectura y la escritura, y la importancia de su evaluación para definir el momento preciso en que el niño está maduro para el aprendizaje. Sin embargo, a pesar de estas consideraciones, muchos de los niños y las niñas fracasaban en el aprendizaje de la lectura. (Universidad Nacional Abierta, 1994)
Para Solé (2001), la versión de los prerrequisitos se apoya en una explicación acumulativa del aprendizaje, según la cual es posible establecer, para los aprendizajes más complejos, un conjunto de aprendizajes supuestamente vinculados a éstos, y cuya consecución es requisito imprescindible para llegar a aquél. Estas ideas justificaban la práctica de actividades de prelectura, cuya vinculación con el proceso de lectura es casi siempre imposible de demostrar; conducen también a encontrar explicaciones pintorescas para las previsibles dificultades de los alumnos en su encuentro con la lectura y a la propuesta de aprendizajes básicos a los que se considera, casi siempre injustamente, responsables del aprendizaje poco satisfactorio.
Desde la década de los años 60, comienzan a definirse dos posiciones en la educación preescolar respecto a la enseñanza de la lectura y escritura en este nivel. La primera hace énfasis en la ejercitación de habilidades que se consideran prerrequisitos para su aprendizaje, propone conducir al niño hacia la madurez en estas áreas antes de iniciarlo en la enseñanza formal de la lengua escrita. La segunda postula que la adquisición de la lectura y la escritura dependerá de la eficacia de los procedimientos utilizados por el maestro, la iniciación del aprendizaje de estos procesos no debe realizarse en un momento especial, ya que cuanto más manipula y experimenta un niño con material impreso más rápidamente podrá entender la significación de éste.
Dichas posiciones, con respecto a la enseñanza de la lectura en las primeras etapas de la escolaridad, pertenecen a una visión reduccionista y restrictiva que concibe la lectura como un mero proceso de traducción de códigos, incompatible con la imagen de un alumno activo, y de una enseñanza cuya misión es favorecer y estimular el desarrollo. (Solé, 2001) Hoy en día, la programación escolar de este nivel ha pasado de ser una serie de actividades sin secuencia y sin planificación a ser un campo de la educación, lo que ha generado un conjunto altamente estructurado de métodos, técnicas y actitudes pedagógicas que benefician al niño y a la niña.
La docencia preescolar en Venezuela fue ejercida por personas que transformaron al preescolar en un primer grado que trataba de enseñar a leer y escribir sin considerar ni los requerimientos para el aprendizaje ni las necesidades y motivaciones del niño y la niña. No es sino hasta 1980, con la promulgación de la Ley Orgánica de Educación (LOE), cuando se establece que el aprendizaje de la lectura y la escritura debe iniciarse cuando el niño esté maduro para ello; y su promoción, cuando su rendimiento así lo permita.
El enfoque de la Ley Orgánica de Educación sobre la enseñanza de la lectura y escritura es flexible, ya que no establece restricciones iguales para todos los niños y las niñas que tengan la misma edad o que cursen el mismo nivel inicial. A partir de la noción de las diferencias individuales, en el desarrollo, en el conocimiento de los procesos de lectura y escritura y en las habilidades o requisitos para su aprendizaje, la Ley establece que durante la educación inicial se puede acercar la lectura y la escritura a aquellos niños y niñas que, después de un entrenamiento apropiado y secuencial, hayan logrado alcanzar un nivel de madurez que les permita aprender la lectura y la escritura fácilmente, con motivación e interés.
Por otra parte, la normativa de los años 84-85 del Ministerio de Educación, que señalaba que la enseñanza de la lectura y escritura debía dejarse para el primer grado de lo que era entonces educación primaria, establece que en preescolar sólo se debía preparar al niño y a la niña para su posterior inicio en el aprendizaje de la lectura y la escritura. Dicha normativa elimina la enseñanza formal de la lectura y la escritura a nivel preescolar, evita así muchos abusos cometidos contra los niños preescolares, por cuanto las altas exigencias de las tareas producían frecuentes fracasos académicos y falta de motivación. En esta normativa se señala que el preescolar está destinado a lograr adquisiciones en el niño y la niña que favorezcan el posterior aprendizaje de la lectura y la escritura, por lo que este nivel educativo debe ocuparse de la planificación y realización de actividades que estimulen estas adquisiciones.
Esta normativa resultó útil para poder explicar a los padres que el preescolar no era un primer grado de niños más pequeños, sino un nivel educativo donde se cumplían objetivos importantes en las áreas social, intelectual, afectiva y motora, íntimamente relacionadas con la preparación del niño para su escolaridad regular. La reglamentación de la enseñanza formal de la lectura y la escritura a nivel preescolar era una necesidad para la educación venezolana, sin embargo, la medida fue interpretada incorrectamente por algunos docentes y directivos, quienes se dedicaron solamente a la realización de actividades de apresto en forma mecánica, sin relacionarlas con el desarrollo lingüístico del niño y el acto de leer y escribir. De esta manera, se crearon programas, ejercitaciones, libros, que sólo se ocuparon de informar al maestro sobre la realización de actividades, pero sin proporcionarle las razones o las implicaciones que dichas ejercitaciones tenían en relación con la madurez para la lectura y escritura. (Universidad Nacional Abierta, 1994)
Otro documento que orienta la acción del docente en la educación inicial son las regulaciones complementarias sobre los procesos de evaluación en el nivel de Educación Preescolar - Reglamento de la Ley Orgánica; éstas fueron promulgadas el 9 de abril de 1986. En el Capítulo II, del Régimen de evaluación de Educación Preescolar, específicamente en el
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