Ejemplo El arte, la política y la sociedad Francesa de los siglos XVII y XVIII a través de la critica de arte
Enviado por Camilo Medina Mendez • 18 de Octubre de 2017 • Ensayo • 1.923 Palabras (8 Páginas) • 393 Visitas
Camilo Andres Medina Mendez
Seminario de Arte Moderno y Contemporaneo
Angelica Maria Gonzalez Vasquez
22 de mayo de 2017
Arte y Critica
El arte, la política y la sociedad Francesa de los siglos XVII y XVIII a través de la critica de arte
El arte hasta el siglo XVII era de dominio de la aristocracia y se usaba como una muestra de su riqueza y poder. Haciendo que La interpretación o impacto que el arte tuviera sobre la vida de las clases mas populares, no tenia importancia ya que seguía siendo un asunto que solo controlaba la aristocracia. Aun así es por la universalidad de la experiencia estética, y a la vez siempre subjetiva (Guasch, 2003) que el arte se transforma en objeto de interacción entre las clases sociales, siendo en un principio muy limitado, pero que con el surgimiento creciente de la burguesía se transforma en un elemento central y de mayor importancia de la relación entre clases sociales, haciendo que “El juicio estético entonces es indisociable de la toma de postura personal y social; el gusto, que desde Addison ya no se “vincula con una belleza racional sino con la sensibilidad”, se torna símbolo de libertad y, el arte, en campo fértil para la batalla ideológica” (Guasch, 2003). Es en medio de esta relación entre arte y sociedad que surge la figura del critico, quien otorga “la valoración e interpretación escrita de un no-artista salido del público y dirigida a ese mismo público” (Guasch, 2003), derrumbando así uno mas de los dogmas que separaban a la aristocracia de las demás clases sociales, permitiendo que el publico general tomara una posición argumentativa frente a lo que veían y no solo aceptándolo como un mandato de buen gusto y estilo. Creando así el espacio para que se cuestionara no solo el arte si no también el orden social y político.
La prensa como una mas de las nuevas fuerzas en juego hizo parte esencial en el establecimiento de la critica de arte como una determinante en el cambio de los paradigmas en la percepción del arte en el publico, aun mas cuando después de que se quito la censura en 1695 surgieron revistas en Inglaterra que al ser imitadas sentaron la base para las publicaciones que se realizaban en todo el continente europeo.
Una vez esta idea de las discusiones estéticas podían ser el inicio de una igualdad de derechos se hizo obvia la relación entre cultura y política que se estableció en ese momento, permitiendo así que el hecho de que “todos estamos llamados a participar en la crítica” se transformara en un estatuto casi de transformación política. Estas nuevas ideas e intenciones políticas y sociales, si bien tenían su génesis en la prensa y la critica literaria, eran nuevos escenarios o “instituciones” como los cafés ingleses y los salones parisinos donde se validaban y tomaban una fuerza definitiva, la cual finalmente llegaba la burguesía, que abría transformado su apreciación del arte, de acuerdo a Hauser: “Al principio, el modo de pensar y la sensibilidad de los lectores aún se rigen por los de la aristocracia, educada en los criterios culturales y el gusto del clasicismo y aficionada al estilo claro y agudo, elegante e ingenioso; al poco tiempo, el ingenio se le antoja a la burguesía vano, incluso ridículo, y el contenido político, ético, social, emotivo y humanístico, incomparablemente más interesante y significativo que la forma estilística que la recubre” (Guasch, 2003).
Este cambio en el publico, que de manera continua buscaba “identificarse con el potencial ideológico de un catálogo artístico renovado” (Guasch, 2003) y empezó a darle mas importancia a la sensibilidad sobre la técnica, generando así el interés mas evidente del carácter discursivo de el arte y dando la oportunidad para que se pongan en duda elementos que hasta el momento se consideraban estructurales, y en consecuencia generar nuevos valores estéticos que eran imposibles.
La critica del arte no habría surgido sin los espacios de exposición, que eran el lugar donde el publico y el arte se encontraban. Antes de las exposiciones el publico no existía y sin el tampoco la critica. Este escenario de espacios de exposición fue creado en gran medida por el afán de la Academia Francesa de Bellas Artes de establecer a el resto de Europa su hegemonía artística basada en el desarrollo de el “grand goût”. Empezó a a ofrecer “ejercicios públicos” que tenían como publico a los propios artistas, algunos coleccionistas y amateurs. En las siguientes ediciones la muestra adquiriría un interés cada vez mas grande, hasta que después de la edición de 1699 se traslada al Salón Carré del Louvre, donde adquiere el nombre de “salón”. En esta edición también se usa por primera vez una guía disponible al publico (el livret), que mostraba el orden de la exposición.
Debido a un amplio periodo de tiempo (1704 a 1737) donde no se llevaron a cabo salones oficiales, las exposiciones artísticas estuvieron ligadas a eventos religiosos, pequeños mercados y ferias que terminarían siendo tradicionales. Las obras se exhibían en la calle durante estos eventos y en algunos de ellos no era proporcionados directamente por los artistas, si no que los mostraban los coleccionistas. Durante estas “exposiciones” no se hacia una critica clara de los contenidos, mas allá de mencionar la preferencia del publico general por un tema y/o artista. Durante estos años de “exposiciones informales” se trabajan muchas opiniones y tratados teóricos que reflexionan sobre la naturaleza del gusto y como se interpreta “el problema del relativismo del gusto“. Transformando el enfoque del arte, de la técnica percibida por un publico especializado y culto, hacia el sentimiento que era percibido por el publico general. En medio de este desarrollo sobre la percepción y evaluación del arte se restablecen los salones oficiales a partir del año de 1737, cuando gracias al ministro de hacienda Philibert Orry el salón se convierte en la primera exposición institucionalizada de libre acceso en Europa y teniendo como objetivo poner al publico como protagonista y jurado. Aunque se puede entender como objetivo del salón la igualdad de opiniones y condiciones dentro del publico, solo se logra lo contrario, ya que el livret suponía un publico ilustrado, que en la mayoría no era el caso. Tal vez por esto se vio un amplio rechazo al “grand goût” propuesto por la academia y los artistas se vieron en la necesidad de evolucionar como lo hacían los valores artísticos de un publico cambiante y heterogéneo.
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