El Abandono En Ancianos Mayores
Enviado por kashita • 16 de Noviembre de 2013 • 3.682 Palabras (15 Páginas) • 437 Visitas
INTRODUCCIÓN
Si bien el abandono de ancianos como tal, es bastante difícil que se
produzca en nuestros días, y los pocos casos existentes no se pueden considerar
como problemas sociales, sí es cierto la existencia de un abandono subjetivo.
Entendemos por abandono subjetivo, la percepción que el anciano tiene de su
situación social, que si bien físicamente está rodeado de personas (hijos, nietos,
amigos, vecinos, asistentes sociales, entre otros muchos), su percepción de la
realidad es de soledad y abandono.
El anciano es un ser que ha sido despedido del mundo productivo. Esto
supone una pérdida de rol, que en ocasiones se una a una pérdida de seres
queridos, a menudo incluyendo a su cónyuge. Normalmente, el fin de la etapa
laboral le va a suponer la pérdida, muchas veces traumática, de los contactos
personales con los compañeros, una pérdida de su estatus, de prestigio, y en
muchos casos, una bajada importante de la autoestima, creyéndose que no vale
nada. Otros elementos corroboran este proceso de índole negativa,
agudizándolo; así, el anciano ve mermados sus ingresos económicos, lo que
supone que debe adaptarse a otro nivel de gastos. Por otra parte, el anciano se
encuentra de repente con una gran cantidad de tiempo libre, debiendo aprender
a reorganizarlo.
Algunos autores han resaltado estas cuestiones bajo la rúbrica de la
desvinculación, caracterizada fundamentalmente por dos notas características:
la disminución de los contactos sociales, y también de los compromisos
emocionales. La desvinculación presenta tanto características positivas como negativas; entre los aspectos positivos se podrían destacar los siguientes:
— recuperación del tiempo libre;
— posibilidades de dedicarse a tareas más creativas;
— recuperación de la libertad.
Pero también presenta una serie de consecuencias negativas, como las
siguientes que se destacan a continuación:
— disminución de los ingresos y de las posibilidades
económicas;
— disminución de las capacidades físicas;
— disminución de las capacidades mentales y psicológicas.
Frente a esta situación, algunos ancianos optarán por aislarse; otros, por
“vivir” más la familia junto con sus hijos y nietos. Y otros, por acudir a los
centros de servicios sociales, clubes sociales creados para ancianos, etc.
Enfoques teóricos del apoyo social
El concepto de apoyo social ha sido uno de los términos más relacionados
con el estrés y con la salud, tanto física como psíquica (Brown; Andrews,
1986). Aunque son muchas las concepciones sobre el apoyo social, dos enfoques
teóricos son los que nos parecen más adecuados: el enfoque estructural y el
enfoque funcional.
El enfoque estructural ha sido defendido a través del concepto de redes
sociales (Wellman, 1985). De este modo, el apoyo social viene determinado
por las características de la red social. Características tales como el tamaño, la
densidad, la composición y la interconexión de sus miembros. El enfoque de
las redes sociales asume que los beneficios de la red social de una persona son
directamente proporcionales a su tamaño y que tener una relación es equivalente
a obtener apoyo de esa relación. Sin embargo, las redes sociales (como ocurre
en algunos casos de los ancianos) pueden ser estresantes en sí mismas y ser
conflictivas en lugar de prestar ayuda al individuo.
Por su parte, en el enfoque funcional no se enfatiza la estructura del
contexto social donde la persona está inmersa sino el tipo de ayuda que los
miembros de la red social prestan al individuo, como un factor importante en
el ajuste del sujeto.
Estas dos concepciones dan lugar a dos visiones diferentes dentro del
apoyo social: el apoyo real y el apoyo percibido. El apoyo social real da
prioridad a la ayuda que, de hecho, el sujeto recibe. Por su parte la idea del
apoyo social percibido da prioridad a la percepción que el individuo tiene de
su entorno social como potencialmente servicial para él, así como a la
satisfacción que el sujeto tiene respecto a esta disponibilidad de apoyo.
El apoyo social y el sentimiento de abandono
La magnitud del esfuerzo de los cuidadores y su coste, son considerables.
De este modo, es común y normal que los familiares que tienen ancianos a su
cargo, paguen un elevado precio por dichos cuidados: como media, estas
familias pasan cuatro horas diarias durante los siete días de la semana dedicados
exclusivamente al cuidado de los mayores (Stone; Cafferata; Sangl, 1987). Y
no todos los costes son tan fáciles de cuantificar como el del tiempo.
Pero estas cargas pueden ser amortiguadas. Existe una amplia evidencia
empírica que demuestra cómo el alto precio de los cuidados se ve reducido
gracias al apoyo social (George; Gwyther, 1986; Matthews; Werkner; Delaney,
1989; Pearlin; Mullan; Semple; Skaff, 1990). Aunque sí podemos hablar de
un gran consenso en reconocer el apoyo social como un factor muy importante
en la reducción de la carga de los cuidadores, no existe acuerdo sobre cómo
aminora la experiencia negativa de los cuidadores (ver por ejemplo la revisión
de Dunkel-Schetter; Bennett, 1990). También es necesario entender si una clase
de apoyo social mediatiza la carga y los costes interpersonales mejor que otros
tipos de apoyo. De este modo, la pregunta fundamental no sería cuáles son los
tipos de apoyo social que afectan a la experiencia de las familias, sino cómo lo
hacen. Además, se suele confundir el concepto de apoyo social con el de redes
sociales, por lo que es difícil conocer con exactitud sus efectos sobre las personas
que cuidan de los ancianos. De este modo, según House; Umberson; Landis
(1988), las redes describen las relaciones sociales de los cuidadores, atendiendo
a conceptos tales como densidad, composición y multiplicidad. Pero no todas
las relaciones dentro de una red aportan apoyo, ni tampoco una misma clase de
soporte social.
Podríamos afirmar, al igual que Thompson et al. (1993); Wellman; Wortley (1990), que el apoyo social constituye las siguientes formas primarias:
apoyo informal, asistencia, apoyo emocional, estima e integración social. Estos
cinco aspectos básicos reducen
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