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El Alma De La Toga


Enviado por   •  15 de Diciembre de 2011  •  1.861 Palabras (8 Páginas)  •  482 Visitas

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¿QUIEN ES ABOGADO?

Ossorio considera que la abogacía no es una consagración académica, sino una concreción profesional. Y dice que el título universitario no es de “abogado”, sino de “licenciado en derecho” y que para poder ejercer la profesión de “abogado” debe dedicar su vida a dar consejos jurídicos y pedir justicia en los tribunales y quien no haga esto será todo lo licenciado que quiera pero abogado no.

LA FUERZA INTERIOR

Su afirmación es, en el hombre cualquiera que sea su oficio, debe creer principalmente en sí. La fuerza que en sí mismo no halle no la encontrará en ninguna otra parte.

En nuestro Ser, la fuerza viene de las convenciones, la definición de la justicia, el aliento para sostenerla, el noble estímulo para anteponerla al interés propio.

Además menciona que el abogado tiene que comprobar a cada minuto si se encuentra asistido de aquella fuerza interior que le hace superior al medio ambiente y en cuanto le surjan dudas en éste punto debe cambiar de oficio.

LA SENSACION DE LA JUSTICIA

Ser abogado no es saber el Derecho, sino conocer la vida. El derecho positivo está en los libros, pero lo que la vida reclama no está escrito en ninguna parte. Quien tenga previsión, serenidad, mente amplia y de sentimientos para advertirlo, será Abogado; quien no tenga más inspiración ni más guía que las leyes, será un incapaz de defender lo que la vida impone.

La justicia no es fruto del estudio, sino de una sensación.

Procurara no actuar tan apegados a las leyes, se usara lo que nosotros tenemos conceptualizado como bueno, equitativo, prudente, cordial y sobre todo justo.

LA MORAL DEL ABOGADO

Cuando un abogado acepta una defensa, es porque da por hecho - aunque sea equivocadamente- que la pretensión de su tutelado es justa, y en tal caso al triunfar el cliente triunfa la justicia, y nuestra obra no va encaminada a cegar sino a iluminar.

LA SENSIBILIDAD

El abogado no puede ser ni frío de alma ni emocionable. El abogado actúa sobre las pasiones, las ansias, los apetitos en que se consume la humanidad.

EL DESDOBLAMIENTO PSIQUICO

Ossorio encuentra como bueno renunciar a los intereses, al bienestar, al goce, para entregarse al bien del otro; dejar de lado su sentir en servicio del deber o el ideal. Eso es esencial en la abogacía. Defender sin cobrar, defender a quien nos ofendió, defender a costa de perder amigos y protectores, defender afrontando la injuria y la impopularidad.

En este punto del ánimo está la esencia misma de la abogacía, que sin tales cosas perdería su razón de existir.

LA PALABRA

Por la palabra se calman ejércitos y peleas; por la palabra se difunden las religiones, se propagan teorías y negocios, se alienta al abatido, se doma y avergüenza al soberbio, se tonifica al vacilante, se viriliza al desmedrado. Unas palabras, las de Cristo, bastaron para derrumbar una civilización y crear un mundo nuevo. Los hechos tienen, sí, más fuerza que las palabras; pero sin las palabras previas los hechos no se producirían.

ELODIO DE LA CORDIALIDAD

Al comienzo habla de los abogados y los jueces. De cómo se tiene ya la mala y errónea idea de que el juez hace favoritismos y el abogado miente. El juez piensa del abogado: “¿En qué proporción me estará engañando? Y el abogado piensa del juez: ¿A qué influencia estará sometido para frustrarme la justicia?”

CONCEPTOS ARCAICOS

Para los jueces cumplir la regla al pie de la letra es, en muchas ocasiones, criminal; y si los jueces no han de hacerse cómplices de corrupciones o abandonos, deben usar su criterio para obtener resultados satisfactorios en un juicio, ya que en muchas ocasiones los reglamentos son oscuros y faltos de verdad y humanismo. Así que el juez debe resolver los casos como lo juzgue mejor y no tal y como lo dicen Códigos y autos.

EL ARTE Y LA ABOGACIA

No es abogado quien no tiene una delicada percepción artística.

El abogado debe tener sin excusa alguna:

• Una revista jurídica de su país y otra extranjera.

• Una mitad - según las aficiones - de todos cuantos libros jurídicos se publiquen en su país.

• Unos cuantos libros de novela, versos, historia, crónica, crítica, sociología y política.

LA CLASE

Los abogados, por lo mismo que la misión es contener clase, cuando cesamos en ella buscamos la paz y el olvido. No hay campañas de grupo contra grupo, ni ataques en la prensa, ni siquiera pandillas profesionales como en otras profesiones. Al terminar la vista o poner punto a la conferencia, nos despedimos cortésmente y no nos volvemos a ocupar el uno del otro. Apenas y de vez en cuando nos dedicamos un comentario mordaz o irónico. Nuestro estado de alma es la indiferencia; nuestra conducta, un desborde de elegancia. Hay una costumbre que acredita la delicadeza de nuestra educación. Después de sentenciado un pleito y por muy grande que haya sido la controversia, jamás el victorioso recuerda su triunfo al derrotado. Por el contrario, el vencido es quien suele recordar el tema felicitando a su adversario - incluso públicamente - y ponderando sus cualidades de talento, elocuencia y sugestión, a las que acudió y no a la justicia de su causa, atribuye el éxito logrado. Las clases no implican desnivel personal sino diferenciación en el cumplimiento de los deberes sociales.

CÓMO SE HACE UN DESPACHO

La condición para triunfar en una profesión es saber ejercerla. Un tonto puede prevalecer en lo que depende de lo que caiga, mas no en lo que radica en el crédito público.

La Asociación. O sea, trabajar en colaboración, estableciéndose bajo una razón social dos o más compañeros y creando entre todos un consultorio.

El anuncio. Esta palabra hay que usarla en su aceptación noble, para venir a parar en que éste es el único medio lícito para darse a conocer. Aunque algunos lo admiten,

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