El Anarquismo
Enviado por zoreliz • 22 de Octubre de 2012 • 5.350 Palabras (22 Páginas) • 442 Visitas
El Anarquismo
Introducción al anarquismo
Los anarquistas creen que el mayor logro de la humanidad es la libertad del individuo para poder expresarse y actuar sin que se lo impida ninguna forma de poder, sea terrena o sobrenatural, por lo que es básico abatir todo tipo de gobierno, luchar contra toda religión o secta organizada, en cuanto que éstas representan el desprecio por la autonomía de los hombres y la esclavitud económica. Combatir al Estado como entidad que reprime la auténtica libertad económica y personal de todos los ciudadanos se convierte en una necesidad inmediata y la desaparición del Estado se considera un objetivo revolucionario a corto plazo. La doctrina anarquista impone para su acción una sola limitación: la prohibición de causar perjuicio a otros seres humanos, y de esta limitación nace otro presupuesto ideológico básico: si cualquier humano intenta hacer daño a otros, todos los individuos bienintencionados tienen derecho a organizarse contra él.
Definición del anarquismo: Doctrina política que se opone a cualquier clase de jerarquía, tanto si se ha consolidado por la tradición o el consenso como si se ha impuesto de forma coactiva.
Clases de Anarquismo
Anarquismo Filosófico
Pierre Joseph Proudhon, escritor francés del siglo XIX, ha sido considerado desde una perspectiva histórica el padre del sistema denominado anarquismo filosófico. Según Proudhon y sus partidarios, el anarquismo excluiría la autoridad como criterio rector de la sociedad, estableciendo el individualismo en su grado máximo. Los anarquistas filosóficos, sin embargo, repudian los métodos violentos y esperaban que la sociedad evolucionara hacia una organización anárquica.
Otra escuela del Anarquismo
Esta, basada en la acción organizada e incluso en actos de terrorismo para conseguir sus propósitos, se escindió del movimiento socialista y apareció hacia finales del siglo XIX.
La tendencia anarquista que propugnaba la acción directa fue la más conocida. Por otro lado, las ideas colectivistas de Bakunin fraguaron el desarrollo del anarcosindicalismo, en especial en Italia. Las actividades de dirigentes como Enrico Malatesta o Giuseppe Fanelli, permitieron la formación de sindicatos, en especial en las ciudades más industrializadas, y la difusión de sus ideas en América o en España.
En el primero de los casos, la llegada de inmigrantes de origen italiano estimuló la formación de organizaciones anarcosindicalistas reprimidas con gran dureza en Estados Unidos, donde fueron ejecutados anarquistas de origen italiano (como Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti) de forma arbitraria, ante las protestas internacionales.
En Latinoamérica emigrantes anarquistas de origen italiano y español contribuyeron a la formación de centrales sindicales como la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) fundada en 1901. En México la labor de Ricardo Flores Majón y de sus hermanos Jesús y Enrique contribuyó a la expansión de las ideas anarcosindicalistas que coincidieron en algunos puntos con el movimiento revolucionario campesino de Emiliano Zapata.
El anarquismo en el s. XX
Es probable que el anarquismo no hubiera pasado de ser una simple especulación teórica de no haber existido una serie de activistas que lo impulsaran creando organizaciones vinculadas al movimiento obrero con la pretensión de destruir la sociedad capitalista y el Estado, y cuya fuerza se manifestó desde la segunda mitad del siglo XIX.
Durante el periodo de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o I Internacional las posturas anarquistas estuvieron representadas por los seguidores del revolucionario ruso Mijaíl Bakunin. Sin embargo, sus posturas chocaron con las expuestas por los socialistas seguidores de Karl Marx y, tras sucesivas derrotas en varios congresos, en el V Congreso de la AIT celebrado en La Haya en 1872 los anarquistas fueron expulsados de la Internacional. Desde entonces el socialismo y el anarquismo han divergido de un modo frontal, aunque ambas ideologías partan de su radical negación del capitalismo. Los anarquistas filosóficos continúan en desacuerdo con los socialistas por la importancia que le conceden a la libertad del individuo por encima de cualquier limitación, sobre todo, por parte del Estado.
Esta situación y la muerte de Bakunin en 1876 provocaron una dispersión de los grupos anarquistas y una radicalización de sus posturas, que pasaron a defender la “propaganda por la acción”, también llamada “propaganda por el hecho”. Ello provocó una oleada de atentados terroristas de carácter individual que pretendían movilizar una sociedad aletargada. Magnicidios como los de Humberto I, rey de Italia, William McKinley, presidente de Estados Unidos, Jorge I, rey de Grecia y del presidente de Francia Marie François Sadi Carnot, así como otros atentados indiscriminados como en el teatro del Liceo de Barcelona (1893) o en la calle Cambios Nuevos de la misma ciudad, cuando una bomba lanzada en plena procesión del Corpus ocasionó seis muertos en 1896 —todos cometidos por anarquistas— fueron expresión de esta orientación estratégica y generaron entre la opinión pública la identificación entre anarquismo y terrorismo.
España fue uno de los países donde esos magnicidios fueron más relevantes. Tres presidentes de Gobierno fueron asesinados: Antonio Cánovas del Castillo en 1897 por el italiano Michele Angiolillo; José Canalejas, en 1912, por Manuel Pardiñas y Eduardo Dato que en 1921 fue asesinado por tres anarcosindicalistas. El propio rey Alfonso XIII sufrió varios atentados; el más importante se produjo el día de su boda con Victoria Eugenia de Battenberg, en mayo de 1906, cuando una bomba lanzada por Mateo Morral, en plena calle Mayor de Madrid no alcanzó su objetivo, pero provocó varios muertos entre el público asistente (un monolito recuerda en la actualidad dicho atentado). En 1923 Buenaventura Durruti y Francisco Ascaso dieron muerte al cardenal Soldevila, arzobispo de Zaragoza, y al parecer un año después trataron de matar en París a Alfonso XIII.
Desde una perspectiva histórica España fue el otro punto donde el anarquismo —en sus distintas vertientes— arraigó con más fuerza e intensidad. La llegada en 1868 del italiano Fanelli permitió la creación en Madrid de un núcleo provincial de la AIT. En 1870 quedó constituida inicialmente la Federación Regional Española (FRE) de la AIT, y la prensa obrera empezó a difundirse a través de La Federación de Barcelona o La Solidaridad de Madrid, aunque aún eran organizaciones clandestinas. El triunfo de los anarcosindicalistas frente a los partidarios de “la propaganda por la acción” se manifestó en la creación, en 1881, de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) que acabó disolviéndose
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