El Autotransporte De Carga En México

El 6 de julio de 1989 el Gobierno Federal y las agrupaciones de transportistas firmaron el convenio de Modernización y Reestructuración del auto transporte de carga; en él se establecieron compromisos para elevar la calidad del servicio a través de acciones como la liberalización de rutas, la renovación de la flota vehicular, la reducción de barreras administrativas para la simplificación de trámites y obtención de permisos o concesiones, la autorización para mover cualquier tipo de mercancía y la libertad de negociación en los niveles tarifarios.

Anteriormente a estas acciones, las empresas transportistas, que tenían el control de las rutas y las tarifas, y por lo tanto, también el de su margen bruto de utilidad, prestaban servicios de baja calidad derivados de un débil entorno competitivo, donde los consumidores o empresarios, que requerían mover sus productos, no tenían otras opciones.

La desregulación permitió que la oferta se ajustara a las demandas de los usuarios, y con ello se redujeran las tarifas un rango de entre 20 a 30% (Izquierdo González, 1995), lo que provocó reducciones en los márgenes de utilidad de 30% para las empresas grandes, y de hasta 50% para las empresas pequeñas (las pequeñas empresas establecidas físicamente como personas físicas son denominadas “hombre-camión”).

Además, se generó un fuerte nivel de competencia, en la que las empresas embarcadoras, consumidoras del servicio de carga general tomaron el control de las tarifas obligando a los transportistas a reducir sus costos de operación y ofrecer el servicio, incluso con retribuciones por abajo del punto de equilibrio, además de ofrecer algunas actividades adicionales que agregan valor a la mercancía -como el rastreo satelital o algunos servicios logísticos- para elevar el nivel de servicio.

Sin embargo, el valor de los combustibles y sus derivados continua en aumento, y la opción que han utilizado las empresas de transporte para reducir gastos es, por un lado, evitar programas estrictos de mantenimiento preventivo, lo que a largo plazo afecta la inversión por el deterioro de los activos y, por el otro, reducir las remuneraciones y prestaciones sociales de sus empleados.

El número elevado de empresas, combinado con los efectos de la desregulación y el libre mercado del autotransporte de carga, es determinante de las condiciones actuales del mercado del autotransporte de carga, debido a que existe competencia desleal por la predominación de las empresas de tipo “hombre-camión”, con 81,077 lo que representa 83.50% y, aunque sólo representa 29.95% de la flota vehicular (ver tabla), es suficiente para que la referencia de tarifas mínimas del autotransporte, que establece la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR, 2002) para mantener la estabilidad financiera en las empresas y la sana competencia en el sector, no sean respetadas debido a que los “hombres-camión”

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