El Cabalero De Armadura Oxidada

OBRA: EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA

AUTOR: Robert Fisher (1994)

En la asignatura de psicología del desarrollo, se ha mostrado científicamente que en el desarrollo humano todo influye, desde dentro hasta cuando nace en la información que recibe del mundo.

Pero, también parece que nada es virgen, sobretodo cuando el hombre entra en contacto con algo o con alguien. Es decir, somos influenciables, lo vemos en situaciones ordinarias de la vida: es así que la ropa nueva o limpia que usamos, al poco rato ya se nota que ha sufrido una variante, la limpieza de la casa diaria se da porque, precisamente, cada día hay polvo; el carro, el cuerpo, la materia necesitan chequeo, revisión, limpieza diaria si no cada día que pasa se mancha más, se percude, se acochambra. Esta limpieza exterior, en la vida del hombre, de la sociedad, se da en forma continua, y esto permite tener una imagen externa agradable ante el mundo.

Pero sucede que el ser humano no es meramente materia, cuerpo, necesidades fisiológicas, es también espíritu, mente, pensamiento, emoción, sentimiento, relación. En la actualidad considero que el libro de el “caballero de la armadura oxidada”, muestra la realidad de una sociedad que vive a medias, que vive, pero no se pregunta si va bien como vive, que hace cosas pero no se cuestiona si lo que hace es lo mejor o si está bien, que ama pero no profundiza en el amor, no se cuestiona si al amar lo hace buscando el fondo de la experiencia o solo se queda en la superficie de la misma…

El capitalismo imperante, que solo busca el poder económico que hoy rige al mundo, ha dejado al descubierto esta verdad, un hombre que en su afán de riqueza, meramente, material ya no le interesa saber si lo está haciendo bien, si el camino es el correcto. Ya no interesa la la familia, la ética, los valores…, estos estorban pues vamos hacerlos a un lado; es vivir según la consigna de “pienso, luego existo” deja en la periferia el “siento, luego existo”. Es también, notorio en el deterioro del medio ambiente, en el cambio climático; explotamos la tierra, que bien diría san Francisco es, la Madre tierra, no la respetamos, no la conocemos y por lógica no la amamos no nos sentimos parte de ella; no la experimentamos como nuestra casa porque voy solo pensando en lo que quiero, más no en si lo que quiero es lo esencial para vivir, sin cuestionarme a la par si lo que quiero, lo que busco es al fin el bien común.

Aquí ni el dicho de JESUS: “ama tu prójimo como a ti mismo”, se cumple en sus dos vertientes. No puedo amar a mi prójimo, porque requeriría conocerlo, amarlo de verdad, aportando lo esencial para su vida… y Pues tristemente, esta experiencia no se puede dar porque ni el mismo hombre se ama a sí mismo, aparenta hacerlo, porque ha perdido el rumbo, su verdadera razón de vivir, el para qué de su presencia en el mundo.

Tendrá que entrar en un proceso de cambio, de reflexión profunda, de honestidad consigo mismo para poder derretir, quitar cada parte de la armadura que separa en la relación de una persona con otra; armadura que representa por un lado miedo a amar, y por otro protección ante la amargura y el dolor que provoca

...