El Caballero Carmelo
Enviado por Magnus9mm • 21 de Abril de 2014 • 370 Palabras (2 Páginas) • 333 Visitas
RESUMEN "EL CABALLERO CARMELO"
- Abraham Valdelomar -
Argumento de "El Caballero Carmelo", libro de Abraham Valdelomar.
Empieza con el retorno a la casa de Roberto, el hermano mayor. El viajero volvería al lar paterno luego de largas aventuras en otros pueblos, cargado de regalos, desempacó las maletas y entregó las ofrendas a los suyos.
Un hermoso gallo de casta destacaba entre los presentes.
Luego de tres años de vivir amorosamente con la familia, una tarde llego a la terrible noticia para el noble Carmelo, el padre de Roberto, había aceptado un desafió con el Ajiseco, otro afamado gallo de la zona.
El Carmelo en aquellos tres años, había envejecido y perdido el reflejo de sus días juveniles, nada podría detener el mortal combate.
Los niños de la casa, encariñados con el airoso gallo, contemplaban mudos y entristecidos los preparativos para el siniestro día.
Llego un preparador y le pusieron navajas y entrenaron al Carmelo, la hora de la agonía se acercaba.
Las apuestas se sucedían vertiginosamente, el favoritismo recaía en el vertiginoso Ajiseco quien se suponía infinitamente superior al viejo campeón.
Los primeros embates fueron parejos, pero lentamente el Ajiseco iba ganando terreno, la sangre corría impetuosamente por la pierna del Carmelo, las apuestas crecían a favor del Ajiseco, todo hacía prever que el Carmelo estaba perdido.
Siguieron las alternativas de la feroz pelea y cuando todos creían que el Ajiseco daría muerte al antiguo gladiador pues el Carmelo había rodado al piso casi sin aliento.
Renació el espíritu del guerrero, el noble gallo de pelea acordándose de sus viejos tiempos atacó furiosamente jugando el todo por el todo, el Ajiseco rodó por tierra y ante el asombro de los espectadores enterró el pico.
Todos felicitaron al dueño del campeón, el triunfador Carmelo caía desfalleciente luego de su heroica Victoria, los niños de la casa, corrieron a socorrer a su mascota echándole aguardiente bajo las alas.
El noble Carmelo estuvo agonizando durante dos días, ya no podía comer ni beber.
Una tarde se acercó a la ventana contemplo el crepúsculo, agitó las alas y se entregó a los brazos de la muerte.
La casa estuvo llena de tristeza, la melancolía lo inundó todo.
Había partido para siempre el amigo de la niñez y el honor y orgullo de los gallos de casta del Valle del Caucato.
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