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El Confesionario Que Movió El Diablo


Enviado por   •  15 de Abril de 2013  •  574 Palabras (3 Páginas)  •  391 Visitas

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El confesionario que movió el diablo

Transcurría la primera mitad del siglo XVIII por los años de 1738, cuando la noble y callada ciudad colonial de Durango, capital de la provincia de nueva Vizcaya se entremetió con la noticia de que en el interior del sacro recinto de la Santa Iglesia Catedral, se había presentado un hecho insólito, terrorífico e infernal que crispo los nervios de autoridades civiles y eclesiásticas, así como de la tranquila población de la comarca, al saber que Juan Pérez de Toledo y Mendoza y en su arrepentimiento y afán de nulificar el trato que tenia con el diablo, había quedado muerto dentro de la misma catedral. Al decir de mi abuela, el mencionado Juan Pérez de Toledo, era un hombre dominado por el vicio y la ambición, rico de nacimiento que dilapido inmensa fortuna entregado al vino, el juego y las mujeres y toda clase de vicios que puede cargar sobre si un ser humano.

Es ley natural del universo que todo tiene principio y tiene fin, circunstancias que llevo a la miseria Juan Pérez, quien al mirarse abrumado por la pobreza y el vicio, opto por el auxilio y ayuda al diablo.

En un lugar distante de la ciudad, allá por el oriente, donde hacían cruz los caminos y cuando la campana mayor de la catedral sonaba las doce de la noche, aquel hombre solo y en la oscuridad llamo tres veces a Satanás, supremo señor de las tinieblas quien envuelto en un torbellino de viento y polvo, llego contraje de la época, totalmente negro, rostro cadavérico donde brillaban un par de ojos rojos que despedían fuego. Después de breve cambios de palabras Juan fue envestido de poderes sobrenaturales para obtener dinero, vino y mujeres en abundancia, con el solo hecho de pedirlos con el pensamiento. El hombre continuo con su desordenado vivir, entre tanto, el tiempo seguía su curso en sucesión inevitable de días y de noches, haciendo envejecer al personaje del relato. Hasta llevarlo a la vejez absoluta, cuando ya no podía ni con su persona, menos aun con sus vicios y vida disipada.

En ese supremo instante de arrepentimiento y vergüenza personal, el personaje de esta leyenda sintió la necesidad de romper el compromiso contraído con el diablo y pretendió burlar el pacto, penetro a la catedral, se acerco a un sacerdote pidiendo confesión y cuando todo estaba dispuesto para llevar el sacramento, arrodillado frente al confesor, repentinamente el pesado confesionario con todo y el clérigo que estaba sentado en el mueble, fue levantado bruscamente colocando la puerta al lado de la pared y dejando a quien pretendía confesarse en la parte de atrás, el cual cayo muerto de manera fulminante con el asombro de que el confesor que aprisionado dentro del confesionario empezó a gritar pidiendo a Dios perdón y misericordia. Poco tiempo después, el sacristán y demás autoridades del templo rescataron al sacerdote y levantaron al muerto, el cual daba aspecto de haber sido quemado como fulminado

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