El Crimen Perfecto
Enviado por tiber2 • 28 de Febrero de 2015 • 614 Palabras (3 Páginas) • 430 Visitas
El crimen perfecto
Jean Baudrillard, en su obra El crimen perfecto, hace referencia a la invasión que sufre el hombre en la posmodernidad de parte de la tecnología, a tal punto de que el mismo tiende a desaparecer.
El hombre se ha posicionado de un mundo irreal, donde no cuentan ni el dolor, ni los sufrimientos, ni ningún tipo de sentimiento. Es el hombre el amo de la virtualidad, a tal punto que de desaparecer este, ni siquiera quedarían huellas de su existencia.
El sujeto es elemento y soporte de la sintaxis funcional del capitalismo tardío. Las necesidades del sujeto existen porque son necesarias al sistema, y el individuo no es más que un eje funcional de la sociedad de producción.
El mundo del sujeto moderno es el del espectáculo y el del consumo, elementos estos que manifiestan la pasividad de dicho sujeto, y a la vez dejan entrever su dependencia con respecto a las necesidades que produce el desarrollo del capitalismo.
El sujeto es un espectador limitado, ya que se conecta a la sociedad de forma imaginaria; dejando su libertad librada a la suerte, ya que puede ejercerla solo frente a la destrucción de los objetos de consumo con los que se relaciona.
Para el autor, vivimos en un mundo que ha sido reemplazado por un mundo copiado, donde lo único que se busca son estímulos simulados
La virtualidad que han creado los medios, construye una sensación de hiperrealidad respecto a la conciencia. Lo hiperreal surge de la interaccionque se produce entre lo real, lolo social y lo simbólico; es decir, que la realidad termina siendo desplazada por la simulación, sin distinción entre una cosa y la otra.
La vida del hombre quedaría atrapada en el simulacro, que es en donde vive.
Baudrillard, relata en El crimen perfecto, el asesinato de la realidad y la desaparición de la ilusión vital y radical del mundo. El crimen seria la perfección misma. Existe para el autor, una puesta en escena, en la que el mundo es cada vez más irreal, donde el presente se ha entregado a la simulación, a la virtualidad como un proceso en el que no solo somos espectadores del exterminio de la realidad, sino que también entramos en la era del exterminio del otro.
La construcción de nuestra identidad, se produce desde la alteridad, desde la mirada del otro que me objetiva, que me transforma en espectáculo. Es ante el otro que estoy en escena,
Experimentando las difíciles exigencias de la teatralidad de la vida social. Es de esta forma que todo lo real se reduce a una mera apariencia.
De la mano de la modernidad, entramos en la era de la producción de lo Otro (entendiendo a lo otro por el mundo, el cuerpo, la relación sexual o social), ya no se trata de devorar o de seducir, de hacer frente o de rivalizar con él, de amarlo u odiarlo, se trata ante todo de producirlo.
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