El Dedodd
Enviado por romaroho • 5 de Noviembre de 2014 • 1.492 Palabras (6 Páginas) • 194 Visitas
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1.- El cambio de época y su impacto en la subjetividad de las personas, como referente contextual desde donde emergen nuevos actores sociales y políticos.
En las Jornadas teológicas regionales realizadas en Chile en julio de 2011, tres categorías -entre otras- estuvieron presentes transversalmente, de manera explícita o implícita, en gran parte de los temas tratados: subjetividad , cambio de época , y emergentes . Esto me otorga la oportunidad de esbozar algunas ideas acerca de los sistemas políticos emergentes, desde la teología, considerando los ricos insumos que aporta la estrecha relación existente entre dichas categorías y la reflexión que de ellas se ha hecho prácticamente desde el inicio del nuevo milenio.
Es oportuno indicar que este esbozo lo realizo desde mi realidad chilena, y por tanto influenciado por el contexto eclesial, político y social que ha vivido mi país en los últimos años; de ahí que en esta primera parte recurra, junto a Aparecida, a dos documentos elaborados aquí: Uno de la Conferencia Episcopal de Chile y otro del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: Informes de Desarrollo humano en Chile. Con todo, la reflexión que ahí se ofrece es perfectamente extrapolable a la realidad latinoamericana en su conjunto.
Dicho esto, me permito plantear lo siguiente:
Si bien la importancia de la subjetividad como tema académico en sí no es algo nuevo , sí lo es la situación contextual, de cambio epocal, en la que este tema hoy se encuentra.
Ciertamente, los cambios de época dicen relación -por una parte- con cuestiones de tipo político, social, económico, religioso, cuya transversalidad genera efectos a nivel mundial. No obstante ello, lo fundamental -por otra parte- dice relación con la manera como los seres humanos interactúan con dichas cuestiones y con la manera de percibir la relevancia de ellas al interior de su realidad personal subjetiva. Sin duda, el paso de una época a otra constituye el momento más crítico para los sujetos que conforman las sociedades, por cuanto los nuevos acontecimientos estarían planteando el desafío de abrirse a nuevos paradigmas a partir del condicionamiento que ejercen los paradigmas de la época que está cambiando.
En efecto, el espacio -el entre- que está en medio de un cambio de época, trae consigo un conflicto provocado por el choque de distintas visiones de mundo. De hecho, una visión de mundo constituye una especie de ventana conceptual, mediante la cual se percibe e interpreta el mundo, tanto para comprenderlo como para transformarlo. Esta ventana -a su vez- funciona como un lente cultural, donde los elementos que sirven para su constitución implican valores, creencias, principios, premisas, conceptos, enfoques, etc. que van configurando en los sujetos la manera de percibir la realidad, y consecuentemente configuran también sus decisiones y acciones respecto a todos los aspectos que tienen que ver con su experiencia humana en el mundo. Ahora bien, en un cambio de época, todos los sujetos son empujados para cambiar de lentes, dado que los lentes de la época en declinación dan cuenta de un paisaje fuera de foco, imposible de interpretar .
Desde hace poco más de una década, y de manera paulatina, se ha ido tomando conciencia -en los niveles académicos- que este es un fenómeno que está ocurriendo a escala mundial y que se está constituyendo en un desafío insoslayable para el pensamiento en sus diferentes manifestaciones disciplinares .
Por su parte, la reflexión eclesial latinoamericana no ha estado al margen de esta toma de conciencia desde hace más de una década. En Chile, de hecho, la Conferencia Episcopal la manifiesta con explícita claridad en las Orientaciones Pastorales 2001-2005, con algunos alcances que tendrán coincidencia con el planteamiento de Aparecida en 2007. Ciertamente, en el contexto del nuevo milenio y con el deseo de “aportar a un diálogo con la cultura, en sus diversas expresiones” , los obispos chilenos se refieren explícitamente al cambio de época -calificado por ellos, entre otras cosas como “vertiginoso y radical”, “multi-religioso y pluricultural” -, de cara al significado y a los desafíos que plantea al anuncio de Jesucristo vivo. Sería de tal envergadura este cambio, que es probable que en el futuro próximo entremos a un tiempo histórico en que “lo normal será vivir en situaciones cambiantes” , lo cual implicaría -en mi opinión- la permanencia de lo provisorio. Esto, a diferencia del sosiego característico de épocas pasadas, marcará a esta nueva época con la agitación de la vida urbana, con una comunicación mucho más vertiginosa, con un influjo de una diversidad de referentes religiosos
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