El Porque De La Filosofia
Enviado por ujat9 • 25 de Septiembre de 2012 • 3.775 Palabras (16 Páginas) • 449 Visitas
LAS PREGUNTAS DE LA VIDA
A los diez años Fernando Savater se dio cuenta de que la muerte es irremediablemente personal;
Entonces pensó: (pensar es igual a: comprender la diferencia entre aprender o repetir pensamientos ajenos y tener un pensamiento verdaderamente propio). La evidencia de la muerte no sólo le deja a uno pensativo sino que le vuelve a uno pensador. La conciencia de la muerte le hace a uno madurar. La certidumbre personal de la muerte nos humaniza., es decir, nos convierte en verdaderos humanos, en “mortales”. Para los griegos la palabra “mortal” designa la misma cosa que “humano”, ya que las plantas y los animales no eran conscientes de la muerte por tanto no eran verdaderamente mortales. No es mortal quien muere sino quien sabe que va a morir. Los auténticos vivientes somos por tanto nosotros porque sabemos que dejaremos de vivir y que precisamente en eso consiste la vida. La filosofía intenta explicar la vida y decir cómo vivir mejor. La muerte es personal ya que nadie puede morir por ti y porque no puedes saber lo que siente alguien en el momento de su muerte. Al nacer aparece en el mundo lo que nunca había existido, y al morir desaparece lo que nunca volverá a existir. Aunque a veces no sea probable, la muerte es siempre posible.
Quizá la palabra “yo” no sea el nombre de una cosa pensante, o no pensante, sino una especie de localizador verbal. Quizá filosofar consista en intentar los embrollos ocasionados por el lenguaje que manejamos. Probablemente, Descartes estaba pensando en su alma. Desde luego el alma es una noción que va cargada de referencias religiosas, muy respetables e interesantes, aunque ni mucho menos tan indudables como exigía Descartes cuando buscaba la certeza definitiva por medio de su procedimiento dubitativo. Según Descartes el alma es una realidad separada y totalmente distinta del cuerpo, al que controla desde una cabina de mando situada en la glándula pineal. Nuestros psiquiatras y neurólogos sonríen ante este punto de vista pero tampoco sus explicaciones sobre la relación entre nuestras funciones mentales y los órganos físicos siempre claras ni del todo convincentes. Yo soy yo porque me mantengo a través del tiempo y porque me distingo de los otros. En una palabra, no sólo tengo conciencia - como cualquier otro animal - sino que también tengo autoconciencia, conciencia de mi conciencia, la capacidad de objetivar aquello de lo que soy consciente y situarlo en una serie con cuya continuidad me veo especialmente comprometido.
Mi mundo planetario es esta Tierra en la que nacemos y morimos, en el planeta azul de mares y selvas en el que convivimos con otros tantos se res vivientes como inanimados. El sistema solar, ya tan visitado por exploradores o instrumentos humanos y la Vía Láctea a la que nuestro sol está adscrito. Después el mundo sigue desbordándose hacia lo gigantesco, lo remoto y lo desconocido, se carga de nuevas estrellas, galaxias, nebulosas, agujeros negros, materia y antimateria... hasta que deja ya de ser mundo y se convierte en universo.
Si somos capaces de reflejar en cierta medida con objetividad como es el mundo es porque formamos parte de él. ¿Cuál es el origen del universo? En nuestra tradición cristiana, la respuesta más popular a este embrollo es recurrir a Dios creador. El universo y su origen son dificilísimos de comprender. La eternidad y la infinitud de Dios provocan el mismo desconcierto que la eternidad e infinitud del universo. Algunos teólogos mantienen que Dios es “causa sui”, es decir, una causa que se causa a si misma, lo cual contraviene los dos rasgos definitorios de los que entendemos por “causa”. Solemos considerar que por definición las causas tienen que ser distintas a sus efectos y anteriores a ellos. Ahora bien, precisamente lo que entendemos por universo es el conjunto de todo lo que existe en la realidad. Podemos razonadamente asumir que el universo ha existido siempre y por tanto no ha comenzado nunca. El argumento intuitivo más común a favor de Dios es el orden del cosmos, el cual suponemos solo puede provenir de una Inteligencia ordenadora. Pero lo cierto es que tenemos experiencia de que los relojes los hace una inteligencia similar a la nuestra, mientras que carecemos de experiencia alguna de nadie que haga árboles, mares ni mucho menos mundos.
CONCLUSIÓN
El libro, consta de las respuestas ofrecidas por Fernando Savater, nombrando en múltiples ocasiones a filósofos de prestigio, a preguntas sobre la vida, la muerte, la verdad, el tiempo… es un montón de reflexiones que pretenden atraer al lector a la filosofía.
Este libro de Fernando Savater se nos presenta como un manual de introducción a la Filosofía dividido en varios capítulos que pretenden tratar cada uno de los temas, pero teniendo en cuenta, por encima de todo, la relación de estas con la vida del ser humano.
La muerte es uno de los grandes temas de la filosofía porque es uno de los grandes temas del hombre. Supone preguntarse por la propia esencia de lo que somos al asomarnos a lo que no somos, a lo que no seremos. Al preguntarnos por la muerte estamos en realidad afirmándonos en la vida.
Algunos filósofos han considerado a la muerte como el tema fundamental de la filosofía, incluso el único. La imagen de Sócrates ha sido entendida como la ejemplificación de que la filosofía debe ser una preparación para la muerte, para la serenidad y para la tranquilidad de espíritu. La esencia del hombre es la mortalidad, y eso plantea toda la definición posible sobre nosotros como seres en existencia y en esencia.
Si la muerte es el final, y el hombre celebra estar vivo porque se agarra a la creencia de la inmortalidad del alma, por eso el hombre se hace tantas preguntas sobre su existencia y todo lo que acontece en ella, aunque a veces las respuestas que se dan provoquen risa. Las cuestiones que se plantean son la filosofía y su función, la muerte, el sentido de la vida y las va conectando unas con otras. A la final a la conclusión que llega, aunque esta la deja más o menos abierta es que hay que ocuparse de la vida y de disfrutarla y no agobiarse con la idea de la muerte.
Existen muchas conclusiones que podemos extraer: en primer lugar que la posición humana ha de sobresalir en todas las sociedades, puesto que todos estamos bajo las mismas condiciones. En segundo lugar, que el tiempo es eterno e imparable, además de que el tiempo es el recurso más valioso que existe en el universo, incluso por encima del dinero y del petróleo, por lo que no hemos de esperar para sentirnos vivos, (vivir felizmente y con alegría), La última conclusión concreta que se puede extraer es el egocentrismo de la especie humana, ya que somos una “gota de agua” en la inmensidad del universo, algo minúsculo
...