El Pragmatismo vuelve su espalda de una vez para siempre
Enviado por Jose Cabello Fajardo • 25 de Enero de 2017 • Documentos de Investigación • 431 Palabras (2 Páginas) • 94 Visitas
El pragmatismo vuelve su espalda de una vez para siempre, a una gran cantidad de hábitos muy estimados por los filósofos profesionales. Se aleja de abstracciones e insuficiencias, de soluciones verbales, de malas razones a priori, de principios inmutables de sistemas cerrados y pretendidos “absolutos” y “orígenes. Se vuelve hacia lo concreto y adecuado, hacia los hechos, hacia la acción y el poder. Esto significa el predominio del temperamento empirista y el abandono de las actitudes racionalista. Significa el aire libre y las posibilidades de la naturaleza contra los dogmas, lo artificial y la pretensión de una finalidad en la verdad.
Esta introducción es disertada por el autor William James, induciéndonos en una de las filosofías de nuestro tiempo: el pragmatismo.
- Mentalidad Suave, la cual se caracteriza por el racionalismo siendo guiada por principios: intelectualista, idealista, optimista, religioso, indeterminista, monista, dogmático; en cambio;
- Mentalidad Dura. Basada en el empirismo se guía por los hechos, destacándose el sensacionalismo, materialismo, pesimismo, irreligioso, fatalista, pluralista, escéptico.
Esta corriente, fue iniciado por un artículo redactado por Charles Peirce en 1878, “Como clarificar nuestras ideas”, según Peirce, “toda la función del pensamiento es producir hábitos de acción”.
El pragmatismo tiene sus fundamentos en una verdad útil, práctica, capaz de causar u ocasionar resultados efectivos. De allí su completa veracidad. De tal manera que, toda concepción abstracta tiene sentido solo y en cuanto influye en la experiencia concreta, conllevando que toda teoría tiene práctica expresándose mediante la inteligencia. Asimismo, a la hora de solucionar problemas es necesario que esta identificación permita la aplicación correcta y adecuada, por ello que Dewey establece a la idea como “una indicación de algo para ser hecho”.
El hombre es el homo faber creado más para actuar que para teorizar, es allí que influye la moral, pues es el ser humano puesto en acción.
Según Dewey, “Es mejor para la filosofía el error participando activamente en las luchas y problemas actuales de su propia época y tiempo, que el mantener una unánime impecabilidad monástica sin relieve y sin inflijo en las ideas generadoras de su presente contemporáneo”. En el mismo sentido de ideas, describe o concepciona el término pasado; “El pasado, como pasado, está muerto, salvo para el goce y refrigerio estético; mientras que el presente está con nosotros. El conocimiento del pasado es significativo solamente en cuanto profundiza y extiende nuestra inteligencia del presente”. Además de contemplar estos término se atreve a discriminar una definición de libertad, observándola no como la plena capacidad de actuar de una u otra forma, sino como posibilidad de cambiar, de transformar el carácter.
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