El Show De Truman

El show de Truman

Me gustó mucho la película porque te hace reír pero en realidad sentí terror cuando vi que todo era actuado y usaban a Truman como un producto, toda su vida fue planeada nació para un show y todo el mundo veía sus acciones y se divertía con su vida, pero él no tuvo la opción de elegir, crearon un mundo para él donde todo fuera “real” y muy vacío, es lo único que conoce.

Como Truman está encerrado en el lugar que considera su mundo, él ya ha aceptado como reales todas las cosas que le rodean, porque es lo único que ha visto. No es hasta que empieza a ver cosas raras, que empieza a liberarse y a plantearse la posibilidad que haya otra cosa más allá de su mundo. Seguramente todos nosotros nos hemos hecho esas preguntas alguna vez: ¿Es real lo que nos rodea? ¿Cómo podemos estar seguros? Digamos que la película nos explica todo lo importante que le sucede a Truman en su mundo, pero cuando sale del lugar, me hubiera gustado ver qué pasa con Truman cuando se da cuenta de la realidad.

Al principio te hacen ver que lo están siguiendo, que captan todos sus movimientos, hasta en el baño con una cámara detrás del espejo, eso hace que te des cuenta de que alguien lo sigue, a la mejor no nos damos cuenta de que lo gravan pero si de que alguien lo vigila, hasta que se ve que lo actúan, y el hecho de que parece que todo lo que ocurre en la ciudad gira en torno a Truman le hacen empezar a sospechar que algo no va bien. En realidad, Truman sigue enamorado de su amor de juventud, una chica que en su momento le reveló que todo lo que vivía era un engaño y los productores del programa decidieron echarla alegando que su personaje se iba a las islas Fidji... Precisamente el lugar donde Truman quiere ir, pero que no le dejan.

¿Qué pasaría si las televisoras grabará toda la vida de alguien, sin que este lo supiera y además estuviera siempre guiado por las mentes de unos productores?

Pues la respuesta es esta película. En el fondo de la película es una gran crítica a las productoras de televisión hasta qué punto están dispuestos a llegar por conseguir audiencia. Solo hay que fijarse en Truman: el pobre está más o menos contento en su micro-mundo pero cuando quiere salir de ahí, e ir a conocer el mundo, explorar, ver cosas nuevas, no le dejan porque simplemente se les acabaría el show, en realidad es como si fuera un prisionero, aunque por suerte para él las cosas acaban bien.

El poder de la televisión y de internet parece no tener límites en la cuestión de la intromisión en las vidas personales. Son medios extraordinarios para entrar en la intimidad desde las dos formas posibles: con consentimiento del titular o sin él.

La película usa a lo largo de la mayoría de las escenas: angulares y con una lente que parece un ojo humano, que nos meten de lleno en lo que está ocurriendo en la pantalla, de tal amanera que somos partícipes

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