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El Tartaro


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2013  •  850 Palabras (4 Páginas)  •  223 Visitas

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MUERTOS, SUS MUNDOS

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Las almas comienzan su peregrinación al mundo inferior por el Tártaro. La entrada se hallaba en una arboleda de álamos negros, muy cercana al mar. Cada muerto llevaba bajo la lengua una moneda con que pagara el pasaje de la barca de Caronte. Él haría navegar por la corriente del Estigio y su laguna a los espíritus. El río de la navegación iba hacia el occidente. Tenía por tributarios o ramales, que no es muy claro, al Aqueronte, al Cocito, el Flegetonte, al Averno, y al Leteo. Los que no llevaban la moneda para pagar el viaje se quedaban a la ribera en un banco de negra figura. Algunos podían escapar y regresar al mundo. Una de las salidas era el Tenaroen Laconia o el Averno en Tesprotia. Era difícil la salida, porque Hermes, que había conducido a las almas, las vigilaba sin cesar. Era a además muy peligroso, porque a la otra ribera del Tártaro estaba el Can Cerbero, con sus tres cabezas, o según algún testimonio, cinco. Este hambriento y furioso perro devoraba a los que venían sin haber muerto, o a los muertos que deseaban escapar.

Las regiones del Tártaro eran varias. Primera era el campo de Asfodelos. Era una llanura silenciosa cubierta de esas flores, y en ella andaban vagando los muertos, sin rumbo y sin finalidad, callados y mustios. Los de baja condición tomaban la forma de murciélagos. Y se dice que el único que andaba en perpetua caza de un imaginario ciervo era Orión. La única esperanza que quedaba a estos espíritus es la libación de sangre humana que hicieran en honor suyo en la tierra. Ésta los reanimaba y los hacía sentirse casi vivos. En esa llanura de los Asfodelos estaba el Erebo y el palacio de Hades y Persefone. Al lado izquierdo de este palacio estaba la fuente de Lete, formada por una corriente del Leteo. Estaba rodeada de álamos blancos y a ella iban los muertos comunes para olvidar todo. Los de alto rango preferían beber en la fuente de Mnemosine, que les daba alguna dulce memoria del mundo perdido.

En esta región estaban los tribunales de juicio de los muertos. Radamantis, juzga a los de Asia, Eaco a los de Europa y en término final decide el juez sumo, que es Minos. Allí se les da su final destino. Si eran gente sin virtud ni vicio, se quedarán en el campo de Asfodelos para siempre. Los malos iban al Tártaro para diversos castigos que hallaremos en varios personajes. Los justos y buenos van a los Campos Elíseos.

Estos campos están contiguos al Tártaro, pero no forman parte de los dominios de Hades. Se pasa de una región a otra por la fuente de Mnemosine, o sea la memoria. Era una tierra feliz. Sin frío, sin calor, con perpetuo día. Todo era canto, bailes, música, diversiones. Los que habitaban allí eran seleccionados para regresar a la vida terrena. Y ellos escogían el rumbo del mundo donde querían volver a nacer.

Al lado de los Campos Elíseos estaban las Islas Afortunadas, aunque de estas

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