El Tigre Que Se Reía

El tigre que se reía de todos.

NARRADOR: Érase una vez unos animales de la selva que se encontraban descansando debajo de los árboles. Había un pobre elefante tímido quien a pesar de su gran tamaño permanecía detrás de los matorrales.

ELEFANTE: no voy a salir de aquí, prefiero estar escondido además son tan torpe, no mejor que no me vean ¡soy tan poca cosa! .

NARRADAOR: Asimismo, junto a la laguna reposaba un flamenco color rosa intenso, era tan hermoso que el resto de los animales de la selva no dejaban de admirarlo.

FLAMENCO: Sí sé que soy hermosa y que todos me admiran, pero me gustaría que vieran algo más en mí que mi belleza, ¡soy tan poca cosa!

También, en las alturas revoloteaba un tucán de pico largo quien por ser tan pequeño no se acercaba a nadie por miedo a que lo burlaran.

TUCÁN: Yo prefiero volar y volar, para no toparme con animales que se burlen de mi pequeño tamaño; ¡ay soy tan poca cosa!

NARRADOR: Todos los animales del bosque estaban muy deprimidos, excepto uno. El tigre, que era listo, rápido y fuerte, siempre se estaba riendo de todos los animales, en especial del lento y torpe elefante.

TIGRE: Ay qué fuerte soy, qué listo, qué rápido! ... sin duda SOY EL MEJOR. Mírate elefante aunque seas grande eres muuuuuy torpe, ni siquiera comes con gran facilidad como lo hago yo. Mírate flamenco, tu belleza es lo único que tienes pero eso no es suficiente ni siquiera tienes fuerza para andar en el agua como yo. Y tú pequeño Tucán, aunque yo no pueda volar, seguro sí te puedo atrapar con mis garras de un jalón.

NARRADOR: Un día hubo un derrumbe y la puerta de la cueva se bloqueó. Los animales se asustaron y esperaron a que el poderoso tigre resolviera el asunto pero éste temblaba de miedo. Al final, el tucán dejó a un lado su pequeñez y fue en busca del elefante, quien dejó a un lado su torpeza y removió todas las piedras de la cueva, y el flamenco demostró su fuerza transportando cada una a la laguna. Finalmente todos los animales de la selva felicitaron al elefante, al tucán y al flamenco y decidieron ser sus amigos. El tigre, avergonzado, aprendió la lección y desde entonces sólo se fija en las cosas buenas de todos los animales.

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