El cobertizo
Enviado por KATHYP3ER3Z • 12 de Noviembre de 2017 • Apuntes • 1.351 Palabras (6 Páginas) • 179 Visitas
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Universidad autónoma de Nuevo León
Preparatoria 19
Etapa 1
Actividad Integradora
Leyenda
Docente: Irene Quiroga Nerio
Grupo: 13
Integrantes:
Annette Michel Gómez Venegas 1868884
Katherine Adriana Pérez Rodríguez 1869434
José Ángel Pérez Cerda 1859774
Adriana Rodríguez Sandoval 1875007
Gerardo Daniel Orozco Uribe 1854755
Fatima Denisse Ortiz Cruz 1859569
El cobertizo
Cuenta la historia sobre una familia en pobreza a la cual la vida no los había tratado muy bien, esta les había dado duros golpes hasta llevarlos a vivir en el remolque de un tráiler, ubicado a las faldas del cerro del fraile, allá por el “Rancho la Gloria”. Esta pequeña familia había adaptado sus condiciones de vida, a lo que la naturaleza les podía bridar; usaban troncos de árboles para hacer sillas, entre otras cosas.
“La Gloria” era una hacienda de terreno basto y prados amplios, había una cerca, la cual era resguardada por varios perros. En ella vivían un viejo hacendado y sus nietas. Ahí se encontraba un cobertizo a unos cuantos metros del remolque de la ya mencionada familia.
Se cuenta de una hermosa tarde, en la que la madre abnegada realizaba sus tareas; lavaba sus pequeños y viejos trapos que ellos consideraban ropa y la cual cuidaban como si fuese nueva. Los hermanos Gerardo y Annette, los cuales eran muy juguetones e imperativos se acercaron a la malla, con el permiso de su madre Katherine para así jugar con sus muy lindas compañeras, las pequeñas y muy inocentes nietas del tan afamado Don José, el hacendado de “La Gloria”, Fatima y Adriana, las cuales eran un poco más tímidas, pero se llevaban muy bien con Gerardo y Annette.
Ya estando juntos; este cuarteto de amigos expresaban su alegría a carcajadas y unas miradas brillantes, como las que se comunicaban; no hacía falta decir ni una palabra para que supieran lo que pensaban y querían hacer. Tenían un cobertizo dentro del terreno de la hacienda, el cual para ellos era un mundo sin fin de aventuras.
En esa tarde tan peculiar los niños parecían no cansarse de jugar, era tanta su satisfacción al estar juntos que muy apenas Gerardo, el hijo de Katherine, quiso parar para ir al baño; ubicado en el punto medio entre su remolque y aquel viejo invernadero:
-¡Chicas! Estoy muy divertido, pero necesito ir al baño, sigan jugando, en un rato regreso- exclamó Gerardo.
A lo que Fatima le contestó:
-Está bien pero no te vayas a tardar mucho, porque la estamos pasando súper bien-
-Ve con cuidado, que no tarda en anochecer- le aconsejo Adriana.
Todo estaba de maravilla hasta que el tiempo pasó y esa tarde tan esplendorosa se tornó una fría y espeluznante noche. Ya hacía poco más de media hora que el pequeño dejó a su hermana y a sus amigas en el invernadero y ellas lo notaron; sintieron un ambiente frio y silencioso, que al poco tiempo se rompería con un aterrorizantes aullidos de los perro cazadores de rancho, que anunciaban aquella tétrica velada.
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