El juego de pelota mesoamericano
Enviado por fabiangonzales • 20 de Diciembre de 2012 • Tesis • 1.472 Palabras (6 Páginas) • 851 Visitas
El juego de pelota mesoamericano o tlatchtli en náhuatl fue un deporte con connotaciones rituales, jugado desde 1400 a. C. por los pueblos precolombinos de Mesoamérica.
El juego tenía importantes aspectos rituales y los principales partidos formales del juego de pelota eran eventos rituales, que podían incluir el sacrificio humano. El deporte se jugaba también casualmente, para la recreación de los niños e incluso de las mujeres.
No todas las canchas eran iguales ni tampoco la iconografía relativa a este juego, pero presentan una serie de características que permite hablar de una unidad en toda Mesoamérica.
Las reglas del juego de pelota no se conocen, pero a juzgar por su descendiente, ulama, eran probablemente similares a raquetbol, donde el objetivo es mantener la bola en juego. Los aros de piedra son una adición tardía al juego. Esta adición cambió el juego por completo, ya que se podía conseguir una victoria inmediata metiendo la pelota en el aro o se podían conseguir puntos simplemente si la pelota tocaba el aro.
El tlachtli se jugaba con una bola maciza de caucho, a la que se debía golpear, fundamentalmente, con muslos y caderas.
Otras versiones permitían el uso de los antebrazos, raquetas, bates, o la manopla (piedra de mano). La pelota estaba hecha de goma maciza y pesaba hasta 4 kg, aunque el tamaño de la pelota difería mucho en el tiempo o según la versión del juego.
Los perdedores eran decapitados. Algunos historiadores sitúan sus orígenes en el 3500 a.C. y recientes investigaciones arqueológicas fechan entre el 1400 y el 1250 a.C. la construcción de escenarios para su práctica. De este modo, se detecta la existencia del juego ya en el preclásico medio; en el periodo clásico disminuyó el número de canchas, aunque al final de esta etapa se inició de nuevo su construcción, de tal manera que todas las ciudades importantes contaban al menos con una. En 1981 se conocían 651 canchas en Mesoamérica; en la actualidad superan las 1.500.
El juego en sí, conocido como tlachtli en lengua náhuatl, como pok-ta-pok en maya o taladzi en zapoteca Se disputaba sobre una superficie en forma de I mayúscula, limitada por muros verticales. En el centro, los jugadores situaban un anillo de piedra, por el que se intentaba introducir la pelota. Los jugadores portaban sobre el taparrabos un cinturón de cuero, protecciones para muslos, caderas y rodillas, y un guante. Algunos grabados indican también la práctica del tlachtli con atavíos lujosos. La pelota se conseguía a partir del látex de diferentes especies vegetales, tenía un diámetro de unos 12 cm y se fabricaba de forma masiva. Se supone que el número de jugadores variaba en las diferentes culturas. Existen grabados y pinturas que representan equipos de dos, cuatro, cinco y seis jugadores, que la noche anterior a los partidos hacían una especie de penitencia, y que para el encuentro se situaban alineados unos frente a otros. Se puntuaba haciendo tocar la pelota contra las partes no autorizadas para el juego del cuerpo del adversario o haciéndola rebotar por encima de la muralla lateral. Quien lograba introducirla por el anillo central lograba la victoria de forma automática. Los campos de juego se construían junto a los templos, siendo el ejemplo más espectacular y mejor conservado el situado en la ciudad maya de Chichén Itzá. Los conquistadores españoles y la Inquisición prohibieron el juego por considerarlo una adoración a divinidades indígenas.
Con respecto al simbolismo del juego y su iconografía, mucho se ha discutido: podría tratarse de un símbolo del fuego, de la fertilidad o estar relacionado con otros factores ceremoniales, astrales o bélicos. El juego simboliza la lucha de los contrarios (la cancha es una herida en la tierra, una entrada al inframundo, y a la vez, una posibilidad de renacimiento) y también, el sostenimiento del cosmos a través de sacrificios.
Toda una serie de símbolos y relieves ilustran los muros de las canchas: mariposas (como símbolo de la transformación), sapos, tortugas y cocodrilos (animales capaces de vivir en el agua y en la tierra), jaguares (como excelente nadador que se alimenta además de tortugas) o plantas alucinógenas (lo cual induce a pensar que fueron usadas para acceder a otro estadio de realidad).
Otro candidato es el Istmo de Tehuantepec, a lo largo de la costa del Golfo de México en la tierra de los olmecas.
Los mexicas se referían a sus contemporáneos del Posclásico que habitaban la región en
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