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El jurista y el simulador del derecho


Enviado por   •  29 de Enero de 2020  •  Ensayo  •  1.573 Palabras (7 Páginas)  •  128 Visitas

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INTRODUCCIÓN.

El Derecho, es necesario para regular la sociedad, sin embargo, la falta de este condenaría el orden que existe; este orden está integrado por normas bilaterales, coercitivas e imperativas, las cuales se interpretan en leyes por lo que tienen un tiempo y un lugar determinado, deben estar en constante cambio para propiciar una buena estructura en la sociedad.

Desde tiempos antiguos se ha recurrido a él para que exista una transformación y desarrollo en donde se canaliza la sociedad. El Derecho no está ligado a un tiempo y espacio específicos por lo que su contenido debe estar en constante cambio; a partir del Derecho surge el Estado, lo que significa que este es quien lo organiza y subordina.

Es por eso que el Derecho es esencial en nuestras vidas ya que nos ha llevado a múltiples transformaciones.

En esta obra Orihuela expone una serie de comportamientos propios del simulador y advierte los peligros que puede sufrir la sociedad, así como los problemas de facto que ocasiona en el desarrollo del Derecho. Por lo tanto, es una obra que busca proteger la actividad del abogado y la correcta aplicación del Derecho sobre el supuesto profesionista.

Para Orihuela, el verdadero abogado es un individuo libre, veraz, autentico, con valor civil, honesto, con profundo sentido de justicia y conocedor del Derecho.

A partir de este contraste aquel profesionista que solape a un simulador en el ejercicio de una actividad profesional cae en el detrimento de la actividad misma y a su vez provoca un rezago en el desarrollo del conocimiento.  


EL JURISTA Y EL SIMULADOR DEL DERECHO.

En semblanza, un jurista está presentado como el encargado de imperar la justicia y la seguridad basándose en el Derecho y regula su conducta en diferentes ejercicios vinculados todos a una misión, perfeccionar su normatividad positiva y vigilar su respeto como abogado.

Antepone el deber jurídico en un desempeño que incluya la libertad personal y profesional al margen del sector público, privado o social, que tenga la facultad para atender a un representado de cualquier estrato social con la única intención de aplicar su propio sentido ético y de justicia.

Orihuela sostiene que un licenciado en Derecho que se encuentre “contratado” en agrupaciones que presten servicios profesionales parcializados, no son ni cercanamente verdaderos abogados, ya que considera que, al tener un patrón, obedecer instrucciones o estar en posición de subordinación por recibir un sueldo, impide la libertad profesional de ejercer el Derecho, que se caracteriza por:

  • Autenticidad para adoptar un comportamiento de acuerdo a lo que se piensa y siente.
  • Veracidad, no como poseedor de la verdad absoluta sino rectitud de pensamiento.
  • Valor civil, que muestra la conciencia de seguridad y firmeza en lo que se cree y el propósito de combatir por un ideal.
  • Combatividad, no como actitud agresiva, sino como impulso del temperamento humano que lucha por el Derecho y la justicia.
  • Honestidad que simplemente equivale a no ser corrupto.
  • Profundo sentido de justicia y no solamente para su cliente, sino como un defensor de la justicia social.

Considera que se describe al jurista, basándose en la libertad profesional como sagrada y muy difícil de ejercer, ya que mayoritariamente en la actualidad el abogado se afilia a una agrupación, representa al cliente para que gane su demanda o se defienda ante una obligación, tristemente, la realidad actual nos demuestra que en algunos casos su ética y sentido de justicia no sea la base de su desempeño.

        

La cultura jurídica la concibe como un amplio y vasto espacio de la cultura en general que incluye al Derecho en todas sus ramas y manifestaciones, en su ejercicio, aplicación y perfeccionamiento. Por lo tanto, entraña una ciencia, un arte, un saber y un actuar.

Como ciencia, no solamente estriba en conocer, sino saber los principios jurídicos conforme a los cuales se debe analizar y resolver, conocer del Derecho sus antecedentes fácticos e históricos y sus relaciones con la filosofía, sociología, economía y política.

Enfocándose como arte, se concibe como la actividad humana tendiente a la realización en el mundo de la concreción y los valores del espíritu donde importa el hacer y el actuar, teniendo como objetivos primordiales, la bondad y la justicia.

“El Derecho es un arte dinámico ya que el artífice jurídico siempre se está renovando y recreando”.

El Derecho como moral tiene como principios éticos “vivir honestamente” exento de corrupción, “no dañar a otro” basándose en el principio de “dar a cada quien lo suyo” identificando la idea formal de justicia con la igualdad y equidad. El Derecho como fenómeno social surge por la necesidad insoslayable de la convivencia humana.

Propone una tipología del jurista, es decir, de jurisconsulto como rasgo de sabiduría del Derecho que se adquiere con el permanente y fluido estudio y con la constante experiencia en el cultivo de esta disciplina. Como jurista se debe ser crítico de la legislación para el mejoramiento del Derecho positivo y su análisis para hacer jurisprudencia. El abogado, debe ser jurisprudente, es decir un conocedor del Derecho para que pueda patrocinar, dirigir o asesorar a los contendientes en un litigio ante un órgano jurisdiccional del Estado, debe inculcarse de cualidades psíquicas, éticas y cívicas durante su vocación profesional que se circunscriben a tener talento jurídico, que es la predisposición natural de la inteligencia hacia el Derecho que implican las capacidades de aprehensión, análisis, síntesis, perspicacia y sensibilidad para comprender las cosas.

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