El noúmeno

conocimiento de las cosas en sí ya que cuando algo es percibido queda ya condicionado por espacio y tiempo.

La analítica trascendental, el entendimiento, realiza otra síntesis entre un fenómeno y una aportación del sujeto independiente a la experiencia. Kant acepta los juicios, pero señala que si hay juicios debe haber una capacidad humana para realizarlos. Esta capacidad reside en lo que Kant denomina como categorías. Las categorías son a priori de los fenómenos e independientes de toda experiencia. No obstante, las categorías son independientes de los fenómenos y la mente humana pueda aplicarlas a las cosas en sí (noúmeno).

El noúmeno no es objeto de la ciencia, porque esta sólo es posible mediante los fenómenos. Pero esta solo es la concepción negativa del noúmeno, algo que no es objeto de la intuición sensible.

Si nos basamos en los sentimientos debemos aceptar otra concepción de noúmeno, noúmeno positivo, que es objeto de la intuición no sensible. Este noúmeno no produce conocimiento científico y cierto, pero es aplicable a otras áreas de la vida, ya que no todo es ciencia.

Queda demostrado que la Metafísica no es una ciencia, pues toda ciencia debe apoyarse en saberes fiables y seguros. La Metafísica se basa en noúmena y no en fenómenos. Kant propone el uso de la Metafísica en la Ética, donde se trabaja con conceptos incognoscibles. Por tanto, Alma, Mundo y Dios pasan a ser postulados de la razón práctica para ocuparse de nuestro comportamiento moral.

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