El ser maestro. En los tiempos del Covid

El ser maestro.

En los tiempos del Covid.

Foto Dr. Carlos Trimmer Hernández

Héroe de la salud por la OPS

Coordinador de la Maestría en Salud Pública UACJ

Los maestros son seres que conducen a la luz del conocimiento, en nuestro país han estado históricamente del lado del pueblo, encabezando protestas y luchas progresistas. Han sido juzgados y satanizados, pero de manera sumaria sin tomar en cuenta la historia de este gremio y sus condiciones materiales de vida.

En México durante el siglo XIX se desarrolló el magisterio a base del método Lancasteriano, consistente en que un maestro llegaba a una población eminentemente rural y seleccionara a las personas mas idóneas para luego prepararlas en la labor docente, de manera destacada en los contenidos: orden, lectura, escritura, gramática, dibujo, costura y canto. Una vez terminada esta instrucción, los nuevos maestros se dirigían a otras poblaciones a formar otros pedagogos, replicando el mismo método. Mi bisabuelo Cipriano Piña fue uno de estos maestros.

En el siglo XX después de la revolución, siendo la población eminentemente campesina, se desarrolla la escuela rural mexicana, como un servicio adecuado a las características del país en ese momento, integraba además de la enseñanza tradicional consistente en preparar a leer, escribir y contar, cuatro áreas fundamentales que permitirían superar las condiciones de los habitantes el trabajo (acorde con las características del lugar), la salud, la familia y la recreación.

Lo anterior explica el por qué los maestros se han hecho suyas las causas populares, son, como ningún otro gremio profesional, parte del pueblo, y una parte pensante que construye cultura y condiciones humanas con su acción cotidiana.

Las relaciones humanas son de los mas complejo y delicado, quienes están en contacto con público tiene una idea clara de esto, los maestros tratan con grupos generalmente numerosos, los hay de hasta 50 alumnos, todos con necesidades y realidades diferentes, cualquier docente enfrenta esta complejidad cada hora de cada día laboral, y ante esto no hay capacidad académica ni formación teórica suficiente, se requiere de humanismo, de sabiduría, de algo que se encuentra en la semilla de la vocación.

Los salarios que reciben, salvo excepciones, son modestos y se hace necesario buscar una doble plaza o tener un trabajo complementario. A pesar de estas restricciones económicas la gran mayoría son personas alegres, solidarias, cultas, con capacidad para disfrutar la vida y en un gran porcentaje se las ingenian para viajar cada periodo de vacaciones de verano, quizá de manera modesta pero son conocedores de nuestro país y su realidad como ninguna otra colectividad.

La socialización una función primaria de la familia, en ella se aprenden los valores que sostienen a la sociedad y se adquieren las

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