En una noche de luna llena

En una noche de luna llena

Aún recuerdo cuando me casé, era un día de luna llena cuando todo comenzó. Nunca pensé que la persona que más amaba se haya convertido en mi peor pesadilla.

Cuando los vi besándose, en la plaza de Santiago en una tarde de lunes; fue tanta mi decepción, pena e impotencia que no supe que hacer. Preferí ir a un café cercano y comenzar a llorar como una estúpida. Después de tanto llanto me di cuenta de que yo tenía una vida por delante aún, tenía 4 hijos que cuidar, criar y educar.

De todas formas no me iba a quedar de brazos cruzados, iba a averiguar todo acerca de esa mujer, de su relación con mi esposo. Actuaría como de costumbre aunque por dentro me moría de ganas por pegarle una cachetada y que se fuera de mi casa.

Al día siguiente mi hija menor de 4 años me dice: -“¿Mami te pasa algo?”- una voz tan tierna que cualquiera hubiese caído a sus pies. -“Ay linda, no me pasa nada, solo estoy un poco cansada, ya que es tarde, apúrate para irnos al colegio”-

Fui a dejar a mis hijos al colegio como todos los días pero, en vez de ir a trabajar fui a la casa, y revisé todas sus cosas. Encontré lo que estaba buscando, aunque me sorprendió, en su computador había una conversación muy cursi con su jefa. Me dio tanta rabia que lancé el computador al suelo, como podría estar engañándome con su jefa esa.

Como no me iba a quedar con esta rabia, así que fui y lo encaré en su oficina. Llegué abrí de un golpe la puerta y para mi colmo estaban los dos juntos abrazándose y dándose besos, llegue y le dije –Así es como eres fiel con tu esposa, mira qué bonito- en ese instante los dos se quedaron congelados él se acerco a decirme –No es lo que tú crees amor déjame explicártelo- a lo que yo le contesté – ¿Qué me quieres explicar? Acaso me vas a contar detalles de cómo me pusiste el gorro yo no estoy para tonteras. –Pero enserio mi amor no es lo que tú crees, hablemos como adultos que somos- tuve tanta rabia que le pegué su buen cachetada y le dije –Perdón pero tus comportamientos son como los de un adolescente que le gustan dos niñas y no sabe con quién quedarse, mejor me voy, tengo cosas más importantes que tú en este minuto.

Llegue a la casa tire todas sus cosas por la ventana, no sabía si era lo correcto pero fue lo que sentí. Llegó llorando a la casa, rogándome que no lo echara pero la decisión ya estaba hecha el se tenía que buscar otro lado; además me dijo que lo habían echado del trabajo. Me dio un poco de pena pero, el había hecho cosas peores. -Y así es hijos porque su papá no está, sé que es duro pero es mejor que sepan la verdad a que los engañe-. En ese momento se nos cayó una lágrima a mis hijos y a mí, y nos dimos un gran abrazo.

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