Ensayo Desarrollo Educativo
Enviado por filann • 31 de Enero de 2013 • 2.248 Palabras (9 Páginas) • 2.209 Visitas
INTRODUCCIÓN
Un espacio educativo se trata del sitio donde se ubica una escuela, incluidas sus condiciones físicas, materiales y la disposición arquitectónica exterior o interior de las instalaciones y, en fin, a su dimensión espacial geográfica.
Sociológicamente hablando, el concepto de educación no se reduce al de escuela y a los acontecimientos que al interior de la misma suceden.
En primer lugar, la posibilidad de que las acciones que realiza la escuela sean educativas tiene que ver con su capacidad de gestión pedagógica para relacionarse cooperativamente e impactar los estilos culturales y la promoción de mejores niveles de vida en la comunidad, la familia, los clubes y otros espacios de socialización circundantes en donde los integrantes de la comunidad escolar interactúan e internalizan normas, valores, roles, actitudes y favorecen el desarrollo de habilidades y destrezas. La escuela no podrá ser considerada espacio educativo si las acciones que en ella se realizan no son humanizantes e inhiben en los alumnos toda posibilidad de interacción con los objetos de conocimiento y la necesaria interacción social; si no se da en un ambiente de construcción colectiva de aprendizajes significativos, y cumple, en cambio, una función amaestradora, de adiestramiento.
Valdría la pena preguntarse ¿qué tan educativas son algunas acciones como la disposición de los asientos en filas, la conservación férrea de la disciplina en el aula y la calificación, todavía, de aspectos formales que apoyan el tradicional verbalismo del docente?
La comunidad de la escuela constituye un valioso recurso educativo que puede ser empleado en el desarrollo de los programas escolares, como vía para fomentar en los estudiantes el cuidado y protección del entorno comunitario, así como fortalecer sentimientos de pertenencia hacia el lugar de origen. Es por ello que la escuela debe enfrentar el reto de estructurar el currículo teniendo en cuenta las potencialidades que ofrece el contexto local
DESARROLLO
Actualmente, el espacio educativo o entorno escolar, como indistintamente le llamaremos, no sólo se considera al medio físico o material sino también a las interacciones que se producen en dicho medio. Del espacio forman parte, entonces, la organización y disposición espacial, las relaciones establecidas entre los elementos de su estructura –como son las dimensiones y proporciones, la forma, ubicación, calidad de los materiales, etc., pero también las pautas de conducta que en él se desarrollan–, el tipo de relaciones que mantienen las personas con los objetos, las interacciones que se producen entre las personas, los roles que se establecen, las normas que regulan la vida escolar, los criterios que prevalecen y las actividades que se realizan o se proponen, la composición de los distintos grupos que conforman la trama institucional, así como los sucesos creativos de la misma, entre muchos otros aspectos.
¿Qué se entiende por espacio educativo? Caigamos en cuenta cómo la aparente obviedad de la respuesta tiene que ver también con la internalización misma de los espacios escolares a través del considerable tiempo de nuestra vida transcurrido en ellos. En las escenas recordadas y evocadas de nuestra vida escolar se entremezclan sentimientos, percepciones y pensamientos con la propia situación física, con el lugar, las personas, los colores, la luz, el ambiente, etc., formando un todo, un "clima" reconocible y evocable por nosotros a lo largo de nuestra vida y del cual no puede separarse ninguno de sus elementos en su relación con el entorno comunitario y social. En este sentido, la perspectiva ambiental en educación, la ecológica en psicología, la sistemática en teoría del curriculum, así como ciertos conocimientos propios de la antropología, la historia, la arquitectura, la sociología y la etología (concepto de territorio); contribuyen a la configuración de un marco conceptual para entender el espacio educativo como fenómeno complejo, contrastable y susceptible de convertirse en objeto de investigación educativa.
Esta conceptualización de la noción de entorno/espacio educativo al asumir las perspectivas antes mencionadas –ambiental, sistémica, ecológica, antropológica, sociológica etc.–, enriquece y hace complejas las representaciones que sobre el tema pueden poseerse, abre posibilidades significativas de estudio e investigación educativa, aporta nuevos campos de análisis para el tratamiento de problemas escolares clásicos y, sobre todo, ofrece un marco conceptual con el que podemos entender mejor la compleja realidad tanto del fenómeno como del proceso educativo y, desde ahí, poder intervenir más adecuadamente en cualquier contexto escolar.
Un espacio nos pertenece y lo llegamos a conocer como educativo cuando podemos decidir sobre él, en relación con la totalidad de nuestra persona, involucrando percepciones, conocimientos, saberes y sentimientos en un proceso humanizador, que integra lo que Howard Gardner llama las "inteligencias múltiples", cuyo desarrollo en la vida escolar se constituye en elemento democratizador –desde una perspectiva de educación holista en la que no me detendré demasiado–, sólo señalaré que: "... todos somos capaces de conocer el mundo a través del lenguaje, del análisis lógico-matemático, de la representación espacial, del pensamiento musical, del uso del cuerpo para resolver problemas o hacer cosas, de una comprensión de los demás individuos y de una comprensión de nosotros mismos, [...] donde los individuos se diferencian sólo en lo específico de estas inteligencias; es decir, en su perfil intelectual". (Gardner, 1997)
El espacio educativo, entendido en el sentido expuesto, puede ser "mirado", entonces, en sus características de espacio material y en sus cualidades de espacio simbólico. Como espacio material, el edificio y sus instalaciones conforman un conjunto de condiciones que afectan la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. Por una parte, generan sensaciones de comodidad o de incomodidad, seguridad o peligro, potencialidad o carencia, y con ellas comprometen la facilidad o dificultad de los sujetos para encontrarse preparados frente a las demandas del mundo del trabajo. Por otro lado, en el modo como facilitan o bloquean el movimiento, la exploración y el intercambio, inciden también en la riqueza y diversificación de comportamientos. Por último, la calidad y la diversificación de las instalaciones y del equipamiento didáctico, afectan directamente el tipo y complejidad de las experiencias curriculares en las que participan docentes y alumnos.
En el ámbito simbólico, el edificio y sus instalaciones como soporte de las interacciones que al interior de las mismas se producen, deben considerarse
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