Ensayo Jueces Y Verdugos
Enviado por arenita25 • 25 de Abril de 2013 • 2.670 Palabras (11 Páginas) • 844 Visitas
Capítulo I: Guerrilleros en apuros
En la década de los setentas mientras en otros países se levantaban golpes militares, en México se sentía un ambiente de “calma”, ya que los militares dijeron que no se levantarían contra los poderes.
El juez Miguel González gozaba de buena reputación porque apenas había resuelto el caso muy peligroso, recibiendo amenazas y demás injurias, pero a el lo tenían sin cuidado. El asunto que a el le habían encomendado era de mas importancia y mas difícil de llevar, le hicieron llegar 8 gruesos expedientes de un grupo “guerrillero” que realizaban expropiaciones así como se les acusaba de asociación delictuosa, daño en propiedad ajena y diversos delitos. El juez sabia que el juicio iba a ser mas político que penal y no estaba muy entusiasmado en llevarlo. Sin que nadie lo llamara se presento el que se dijo ser el defensor de los activistas, un tal José Rojo Coronado, de quien nadie sabia de donde había salido.
Los del grupo subversivo pedían la destitución de los políticos, crear una prisión especial para ellos y que devolvieran al menos el 50% de lo que habían robado, en ese momento el fiscal solicito que los hiciesen callar y el juez solo solicito que se concretaran en lo del juicio y que no hicieran alarde en los medios de comunicación. Su defensor les pregunto si tenían la intención de secuestrar a algún personaje de la vida política a lo que ellos rieron y ellos callaron al sentirse incómodos por las preguntas tan comprometedoras, así termino la diligencia de ese día.
Ese día el juez se retiro de su casa, llevándose con el los expedientes para estudiarlos en su casa y tardo 7 horas en leerlos y releerlos y se quedo dormido.
Capítulo II : ¿Dónde está la Justicia?
Al día siguiente el juez se levanto de buen animo y desde muy temprano estaba frente a su escritorio, los expedientes de los activistas le preocupaban, le entregaron el auto de formal prisión, el juez la reviso y se sintió satisfecho. Dentro de las 72 horas comparecieron los 8 presuntos, ausentándose el defensor. El juez les dijo que tenían 15 días para presentar pruebas. Con los fotógrafos presentes y sin un juez defensor los activistas firmaron el acta. El juez felicito a sus ayudantes por el auto que estaba muy bien redactado, pero en realidad se encontraba muy preocupado por este juicio ya que estos juicios significan mucho para el prestigio de un juez aunque a el lo que le preocupaba era cumplir con su deber. El tenia muy presente que recibiría todo tipo de presiones, le preocupaba la forma de cómo la policía había tratado a los presunto y que el juicio significaba políticamente. En la tarde se reunió con uno de sus colegas mas experimentados para pedirle algo de asesoria,
su colega solo le dijo que tratara de tomar las decisiones los mas acertadas posibles, dándole seguridad al juez. La charla se prolongo hasta las 19 horas, despidiéndose y prometiéndose entrevistarse cuando se presentara la ocasión.
Capitulo 3: Un turno muy pesado
En el séptimo día se presento el abogado Fernández del Real, quien se decía que era de formación izquierdista, solicitándole la presencia de los policías que detuvieron y le colgaron todas las fantasiosas acusaciones, así se retiro del juzgado y en ese momento entro una mujer acusando a un “coyote” que le había solicitado $5,000.00m.n, a lo que el juez molesto por todos los oportunistas que rondaban como buitres en el juzgado había, resolvió el caso, no sin antes decirle al coyote que si lo volvía a ver lo mandaba detener. Ya en su casa el juez le platico a su mujer lo sucedido, todavía molesto por los coyotes y que se aprovecharan de la pobreza de la gente.
Al día siguiente despertó con una noticia que a su parecer no era la mejor, 2 jueces en Italia habían muerto en atentados, el preocupado pensaba que como todo un hombre tendría que aguantar la presión y si era necesario sucumbiría.
Ya en su juzgado su secretario le informo que al día siguiente les tocaba “turno”, y la procuraduría le consignaría unos 30 o 40 detenidos, cuyas situaciones las tendría que resolver a la brevedad,
y así fue, trabajaron hasta tarde el sábado y el domingo.
Recordó hace un par de años le había tocado un turno muy pesado en el que habían llegado 150 detenidos incluidos 100 estudiantes, les decreto auto de formal prisión al sentirse fatigado, y después se entero de que había entre ellos varios menores de edad, teniendo que liberarlos. Después de eso recordó lo de los jueces italianos y se retiro a su casa.
Capitulo 4: Robos y expropiaciones
El juez siempre fue deportista pero por vocación a su trabajo perdió el habito, además de la entrega tan profunda a su trabajo, pero ahora se lamentaba ya que en México, el que esta mejor recomendado es al que ascienden, teniendo en cuenta en México la cultura del dedazo y que a varios de sus colegas les había pasado que al momento de casi ser promovidos a magistrados, se les truncaban sus ilusiones.
En el juzgado se dieron a conocer las fechas para el desahogo de pruebas y el defensor presento pruebas de la buena conducta de sus defendidos, al jueves siguiente el juez interrogo a los inculpados y sintió empatia por ellos, tanto por sus ideas como por su sinceridad, pero el sabia que tenia que aplicar la ley. En la diligencia se presentaron las pruebas y el abogado Fernández después de la actividad, le solicito un momento a solas con el juez solicitándole, les tuvieran consideración, a lo que el juez un tanto
malhumorado, le contesto que todo se iba a realizar en tiempo y forma según lo estipula la ley, en ese momento el licenciado Fernández se retiro un tanto apenado por el incidente.
Capitulo5: Plagio criminal
Las presiones políticas se empezaron a sentir y el juez sabia que debía de llevar este tipo de casos con mucho tacto, por eso los asuntos no tan importantes eran despachados casi automáticamente, ya que su asunto era mas político que penal. En la tarde se reunió con una de sus colegas llamada Adelina Gómez de Vargas contándole la historia del secuestro de una niña y como la familia sufrió al ver defraudada la confianza que le había depositado a una lavandera que recién había contratado. Tres años después y con la madre moribunda la policía regreso a la casa con una niña flaca y casi irreconocible, señalando a la lavandera, después de una tunda de besos la niña advirtió que la lavandera quería escapar. A la culpable le dieron 12 años de prisión. Después salio en los periódicos el caso alertando a los padres que tuvieran cuidado con sus hijos.
Llego el momento de los careos y las dos partes se mantuvieron
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