Ensayo “La esperanza”

Ensayo “La esperanza”

Me recuerdo, miro hacia atrás, leo y releo mi historia y me pregunto ¿Cuándo perdí la esperanza, si la esperanza es lo único que no se abandona?

Desde que tenía seis años estuve esperando que llegaran esas cosas buenas a mi vida (afecto, amor, familia, sabiduría, fuerza, etc.) esperar tuve y aun lo hago, más un día escuche que no debo esperar nada de nadie, que esperar es lo peor que podemos hacer, que hay que aplicar el verbo actuar, pero ¿Quién le da el significado a la espera? ¿Quién decide que es bueno y que es malo con el tiempo? La espera es como lanzar un par de dados, nunca se sabe el resultado.

Entonces como se le llama al acto que se efectúa cuando estamos en el vientre de nuestra madre, como se le llama al intervalo de nueve meses que corre antes de poder ver nuestros rostros por primera vez; como se le llama al crecer soñando con vivir  una adultez inmediata, como entender que para llegar a ser como nuestros hermanos mayores o nuestros padres tenemos que dejar pasar el tiempo, crecer, aprender y después realizar esas tantas cosas que no podemos hacer de niños, esa vehemente ilusión de sentirnos libres, realizados; adultos, eso no es otra cosa que la espera.

Además de eso con cada una de las letras de la palabra espera, nace otra de infinito significado, la “Esperanza”.

¿Y qué es la esperanza? La esperanza se define como la confianza de lograr una cosa o que se realice algo que se desea; como un estado de ánimo en el cual se cree que aquello que uno desea o pretende es “posible”, ya sea a partir de un sustento lógico o en base a la fe, quien tiene esperanza considera que puede conseguir algo o alcanzar un determinado logro, a veces banal y otras sobrenatural. [1]

Según santo Tomas de Aquino, ha sido definida como virtud infusa que capacita al hombre para tener confianza y plena certeza de conseguir la vida eterna y los medios tanto sobrenaturales como naturales, necesarios para alcanzarla, siempre con el ideal divino y omnipotente de dios. [2]

La esperanza junto con sus comparsas (La fe y la caridad) forman partes de las virtudes teologales que describen la imagen cristiana del hombre.

Entonces  mirando ese mar de gente día con día, cada una de ellas con su propia historia, observando el pasar del tiempo y la vida misma, pasando de primavera a invierno, naciendo y muriendo todos los días, soportando las tempestades del sufrir, caminando con el dolor, tomando en exceso desesperación, soñando amargura, formando una odisea verosímil  y viceversa, viviendo y ardiendo con voluntad de fuego, navegando en el mar de las caricias, vagando por la infinita belleza de lo extraordinario, riendo, disfrutando y siendo pleno para con la vida; personas que sufren y son felices unas más que las otras y otras menos que más, entonces ¿Qué les incita a seguir con vida? Sus ideales, aspiraciones, sueños inverosímiles; abstractos; complejos, todos queriendo un vivir mejor, llenos de un combustible, alimento infinito, oxigeno que nos de vida, una sociedad impregnada de eso y que es nada menos que la esperanza.

Y entonces la esperanza sufre una catarsis, esta se vuelve sueño y paulatinamente en hecho, o no, porque la esperanza es tal siempre y una vez que lo ansiado llega esta no caduca ni muere sino que el vínculo que tenemos se ancha, la verdad se vuelve confianza y entonces seguimos corriendo tras ella día con día, cual depredador persiguiendo a su presa, y sin embargo mientras no se realiza poco a poco se vuelve efímera y comienza a ser mentira, se vuelve también sueño dentro del sueño pero conforme pasa el día y la noche se metamorfosea sin alcanzar su objetivo y en vez de placer causa desesperación; sobreviene un riesgo mayor, la esperanza cae un peldaño y por encima la bóveda de lo inalcanzable, donde esa esperanza obtiene el grado de imposible.

Sin embargo el fervor del corazón es más fuerte que la razón y entonces la esperanza se hace tan indispensable para vivir como la sangre; es el viento que aviva la llama; el susurro al corazón que incita a levantar la vista al cielo y seguir soñando, mirando esas estrellas convertidas en esperanza, encontrando ese estimulo, ese plus que aporta fortaleza y tranquilidad.

Oh, claro, el mundo de las esperanzas y el mundo de los humanos son tangentes, en donde los matices no son la excepción, así como el rojo representa la pasión, el color de la sangre y significativo para el amor, el blanco la pureza; tranquilidad y limpieza, la esperanza se torna de verde, porque es primavera; es inicio; es vida y es tiempo. Y  hago mención de estos colores por ser representativos para nuestro país, los que pintan mi bandera, el país de la esperanza, un México podrido; retorcido, sin identidad, corrupto, donde todo sucede, el país del querer y quedar en el intento,  pero impregnado de fe hasta los huesos, gente positiva que tira dados, que confía en dios, un país joven y lleno de esperanza donde la mayoría son creadas y prostituidas por televisión y la radio, gente con poderes en sus manos curando todo mal, alquimistas del montón vendiendo gloria, sacerdotes extorsionadores de un pueblo creyente y demás esperanzas donde gente lánguida busca su insurrección.  

Un mundo lleno de prejuicios y santos beneficios, donde la esperanza sufre diversas metamorfosis, con un grado de duración, siendo supra-instintiva y con límite de intensidad, guiada por la espiritualidad, la ética, y por naturaleza y entonces el otro lado de la moneda, las falsas esperanzas que venden esperanzas, efímeras, que se venden cual rameras, que te llevan a la desesperación (otra palabra que se deriva de la palabra espera) la esperanza corrupta manejada por charlatanes convertida en una mentira soberana nacida con el único objetivo de enriquecer a sus captores.

Todo esto a su vez logra que la confianza se quebrante y dejemos de creer, entonces la esperanza muere, caduca, es derrotada. No obstante ¿Por qué dicen que la esperanza muere al último? Es falso o bien está mal dicho “La esperanza nunca muere, porque cuando abandonamos la esperanza (ella nunca lo hace) no hay combustible para vivir y los que morimos somos nosotros” [4]

No obstante, vuelvo a la definición de esperanza, que sabemos debe su nacimiento y título a la espera, la cual con calma tira tiempo con la facultad de saberse y en la balanza la esperanza pierde peso ¿Por qué? ¿La esperanza tiene alguna debilidad? Su mayor debilidad es la “espera” afirma Santiago Zamora, mas no puedo entender porque el esperar se vuelve criptonita, y lo desmiento ya que la palabra esperar tiene como definición tener esperanza; dejar de hacer cierta cosa hasta que ocurra otra; un tener destinado; creer; confiar en el ser de esperar.

...