Ensayo del libro "El alma de la toga

EL ALMA DE LA TOGA

ÁNGEL OSORIO

“El pleito vive un día y el abogado vive toda su vida”.

El abogado o lo es con apasionamiento, o no puede serlo, porque soportar de por vida una profesión que no estima es miserable; y quien lleva clavada tal espina no tiene resistencia más que para el mecánico, para lo que puede hacerse con el alma dormida o ausente. El trabajo no sólo es un modo de ganarse la vida, sino la válvula para la expansión de los anhelos espirituales, sino la válvula para la expansión de los anhelos espirituales, el trabajo es liberación, exaltación, engrandecimiento; de otro modo es insoportable esclavitud.

La labor del abogado es la justicia que se traduce en la expresión material de la libertad, por consiguiente, es para el hombre, algo tan esencial como el aire responsable, es por ello que al ponerse la toga, para el abogado se acaba todo lo que no sea el servicio de la defensa porque sin justicia no se puede vivir.

El autor del libre maneja que el Abogado es un escritor que tiene tres facetas; es historiador, porque la primera tarea del abogado es narrar los hechos; es novelista, porque el drama, la comedia y la representación que el pleito entraña, se forma con personajes y hechos; es dialectico, porque ya no se trata de explicar una historia ni destacar a sus autores, sino de afrontar una tesis, de interpretar una ley, de defender una solución.

El abogado está para que lo blanco deslumbre como blanco y lo negro se entenebrezca como negro. Somos voceros de la verdad, no del engaño. Se nos confía que pongamos las cosas en orden, que procuremos dar a cada cual lo suyo, que se abra paso a la razón, que triunfe el bien. El abogado se debe a la verdad antes que a nada. En cuanto al juez, él sólo sabe lo que nosotros le contamos, no conoce más documentos sino los que nosotros le aportamos, fía en nuestra rectitud moral y supone que no le diremos que un casado es soltero o que un muerto ésta vivo.

Todo abogado debe expresarse con claridad y veracidad, hay que decir lo que se quiere con el menor número de palabras, de manera que no se pueda quitar una sola sin menoscabar el sentido, la eficacia o la elegancia. Hay que ser breves, que la brevedad es el manjar de los jueces. La ley nos declara indispensables, sin embargo se ha llegado a la conclusión de que no lo somos, de que nuestra intervención debe ser puramente potestativa.

La toga, no es por sí sola ninguna calidad, y cuando no hay calidades verdaderas debajo de ella, se reduce a un disfraz, pero se reconoce que la toga, tiene para el que lo lleva, dos significados: freno e ilusión; y para el que lo contempla, otros dos: diferencia y respeto. Es freno porque cohíbe la libertad en lo que pudiera tener de licencia; es ilusión porque nos recuerda la carrera estudiada, la confianza que en nosotros se ha puesto, porque la

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