Ensayo sobre De premisas y prejuicios
Enviado por carlosignacio1 • 27 de Junio de 2017 • Ensayo • 2.509 Palabras (11 Páginas) • 171 Visitas
DE PARADIGMAS, PREMISAS Y PREJUICIOS
Una vez más los hombres, desafiados por la dramaticidad de la hora actual, se proponen a sí mismos como problema. Descubren qué poco saben de sí, de su “puesto en el cosmos”, y se preocupan por saber más. Por lo demás, en el reconocimiento de su poco saber de sí radica una de las razones de esa búsqueda. Instalándose en el trágico descubrimiento de su poco saber de sí, hacen de sí mismos un problema. Indagan. Responden y sus respuestas los conducen a nuevas preguntas.
El problema de su humanización, a pesar de haber sido siempre, desde un punto de vista axiológico, su problema central, asume hoy el carácter de preocupación ineludible
Paulo Freire
Las mayores aportaciones del pensamiento científico son las teorías que han representado contribuciones decisivas para desmontar en antropocentrismo, en sus diferentes variantes, en nuestra concepción del mundo.
Leonardo Viniegra Velázquez
El hombre no debe compasión a los animales, sino justicia.
Arthur Schopenhauer
La conceptualización e interpretación que hace cualquier sujeto sobre “el mundo” y sobre cualquiera de los submundos de ese “mundo” tributarios, la forma en la que los interna a la memoria, memoria también a este “su mundo” subordinada, memoria integrante de una “realidad” que explica y por extensión al mismo ser humano lo define, lo delimita, diseña sus muros y paramentos, traza sus abscisas y ordenadas, determina su cenit y nadir, graba su espacio y tiempo. Esta conceptualización a través de la memoria es el polvo y el barro primigenio de su ser y esencia.
El ser humano (hombre y mujer/mujer y hombre), elabora las premisas y construye el abecedario que le es “útil”, y muy particular para juzgar y formar los argumentos e “intentar” explicar su entorno y su arquitectura, pretextar sus gustos y disgustos, justificar sus quehaberes y quehaceres.
Este barro primigenio (cultura), esta génesis y caldo de cultivo cristalizan, tallan y esculpen sus inconmensurables premisas, entre las que se encuentran juicios y prejuicios, - permítaseme hacer una selección la cual considero apta para la idea central de este escrito-: la omnivoridad del ser humano, la teoría de la creación, el antropocentrismo y sus variantes (geocentrismo, etnocentrismo, sexismo, especismo y otros “ismos”); la leonina división del trabajo, la esclavizante jornada laboral, la escolarización de la educación y los prejuicios de la sexualidad institucionalizada, entre otras. Estas son la expresión de una cosmología cultural, producto de itinerarios esquematizados por una élite totipotencial que protege, procura y diseña al hombre-ciudadano como un personaje ignorante, distraído,
programado y acrítico. Todo esto gracias a un adoctrinamiento y a un trabajo de alienación permanente, que además lo hacen confortable y tristemente feliz en un ambiente de quietismo y anquilosamiento mental y volitivo. Este individuo vive en un mundo que quiere de él a un sujeto voluntarioso, y al mismo tiempo sin voluntad propia, poseedor sí de una voluntad escamoteada, falseada. Un individuo masificado por falsos estándares e ideales de felicidad, realización y orgullo.
En esta realidad parece que la única tarea, es la de ser un mero consumidor de todo lo que enriquece y satisface a aquellos que ganan con dicho statu quo, y dentro de este modelo de consumo se incluyen desde la alimentación y formas de pensar, así como el de la conceptualización de la enfermedad y la salud, la de la vida y sus relaciones con otros seres vivientes, y de la muerte, también.
Así también la idea, -sin la intervención de criterios de selección-, de que el ser humano es la especie más importante de la naturaleza, y que apoyada por la dogmática, añeja, cruel y rancia religión han ayudado a mantener esa creencia en un pueblo ávido de protagonismo y trascendencia. El resultado ha sido la construcción de una cosmogonía y una cosmovisión estrictamente humana que ha dejado de lado, en el desprecio y el olvido a sus coterráneos e hijos del mismo reino (animal). El ser humano ha sido engañado viviendo en la creencia de que es el ser más importante en la naturaleza. Sin los insectos, el mundo perdería estabilidad y equilibrio. ¿Que pasaría si el hombre dejara de pisar sobre los suelos de la tierra?. Hace falta enseñar en las escuelas y en los hogares la cosmología integral, total, compleja, dialéctica y dialógica, sin exclusión de ningún reino o especie ni ignorar el resto de su taxonomía.
No hay especie mas inútil y más infausta en la naturaleza que la especie humana. esta no es útil ni a sus pares, y no es útil al otro porque esta no se trasciende a sí misma. A diferencia del árbol y del insecto y a todos los demás seres vivos, incluidas las moscas, la especie humana, no tiene los recursos para vitalmente sostenerse y sostener a sus hermanos porque es una especie física, ética y moralmente coja. El tipo de simbiosis en el que se relaciona el ser humano con el resto de la naturaleza es, en mi opinión, la del teleparasitismo. Es decir, algo más allá del parasitismo. En este ultimo, una especie se beneficia perjudicando a otra. El ser humano no se ha beneficiado ni a sí mismo, y sí ha perjudicado a las demás especies incluida a la suya propia. La especie humana es un tipo de autoflagelo que moralmente retrocede conforme crece. Es el arquetipo de la traición y de lo absurdo.
El ser humano culturalmente es un depredador. Su existencia no beneficia, en absoluto, a la naturaleza. Este ser, con el mandato celestial de enseñorearse y someter a su voluntad a todas las demás especies del “reino”, ha hecho de este mundo una víctima de sus excesos y desechos. Gran parte de la explicación, es que el hombre a pasado de ser un “ser natural-cultural” a uno irracionalmente cultural. Está confundido y muchas de las veces ignorante de una naturaleza a la que le cuesta cada vez mas reconocer. Uno de tantos ejemplos es el aferrarse a llevar una vida de “carnívoro” y de “eterno lactante” cuando su anatomía y fisiología opinen lo contrario y se lo espeten y objetiven día a día a través de un sinnúmero de malestares físicos. El hombre está lejos de ser carnívoro y muy cerca de creerlo. Más que un carnívoro es un vegetariano distraído y por debilidad mental, un ignorante carroñero, y tal vez siga en lactancia hasta la ancianidad debido a su pueril condición.
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